(Nueva York) – Los adultos mayores suelen estar más expuestos al riesgo de sufrir abusos durante los conflictos armados, señaló Human Rights Watch en un informe publicado hoy. Todas las partes de los conflictos armados deben poner fin a los abusos contra los adultos mayores y facilitar la asistencia humanitaria a las personas mayores que la necesitan. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas debería asegurarse de que, como parte de su labor, la ONU aborde la necesidad de brindar mayor protección a la población civil de edad avanzada en los conflictos armados.
El informe de 49 páginas, “No One Is Spared: Abuses against Older People in Armed Conflict” [Nadie está a salvo: Abusos contra adultos mayores en los conflictos armados], describe los patrones de abusos documentados por Human Rights Watch entre 2013 y 2021 contra adultos mayores afectados por conflictos armados en Burkina Faso, la República Centroafricana, Etiopía, Israel y el Territorio Palestino Ocupado, Malí, Mozambique, Nagorno-Karabaj, Níger, Sudán del Sur, Siria y Ucrania. El informe también hace referencia a los hechos graves de violencia, sostenidos durante largos períodos, en dos regiones de habla inglesa de Camerún, atrocidades cometidas por las fuerzas de seguridad en Myanmar contra personas de edad avanzada de la etnia rohinyá en el estado de Rakáin y las experiencias de adultos mayores refugiados en el Líbano que habían sido desplazados por el conflicto en Siria.
“Durante los conflictos, las personas mayores enfrentan abusos graves, que incluyen ejecuciones sumarias, violaciones sexuales y secuestros”, señaló Bridget Sleap, investigadora sénior sobre derechos de los adultos mayores en Human Rights Watch. “Existe una necesidad urgente de que los gobiernos y la ONU reconozcan los riesgos específicos y las necesidades de asistencia de los adultos mayores, y que tomen medidas concretas para protegerlos”.
Fuerzas gubernamentales y grupos armados no estatales han atacado y cometido graves abusos contra civiles de edad avanzada en conflictos en todo el mundo, lo cual incluye ejecuciones ilegales, ejecuciones sumarias, detenciones y arrestos arbitrarios, torturas y otros malos tratos, violación sexual, rapto y secuestro, y han destruido sus viviendas y sus bienes. Se registraron incidentes en los cuales adultos mayores civiles murieron o resultaron heridos en agresiones con armas cortas, armas largas, explosivos con efectos de amplio alcance, así como armas químicas y otras cuyo uso se encuentra prohibido. Los adultos mayores suelen estar expuestos a más riesgos cuando no pueden huir de los ataques o eligen no escapar.
En Burkina Faso y Malí, grupos islamistas armados, fuerzas gubernamentales y milicias étnicas han asesinado a gran cantidad de adultos mayores, incluso a personas que tenían un papel destacado en la sociedad. El 27 de enero de 2022, el ejército de Malí ejecutó a dos hombres de más de 80 años y a otras 12 personas en la aldea de Touna, Malí; aparentemente, en represalia por la muerte de dos soldados cuyo vehículo pasó por encima de un artefacto explosivo improvisado.
En Sudán del Sur, una sobreviviente de violación sexual de cerca de 60 años manifestó que, durante las operaciones gubernamentales contra fuerzas rebeldes en febrero de 2019, un soldado la obligó a trasladar bienes robados, la golpeó con un arma y la violó en reiteradas oportunidades.
Entre diciembre de 2016 y abril de 2017, aviones de guerra del gobierno sirio llevaron adelante cuatro ataques aéreos presuntamente con agentes neurotóxicos, un tipo de sustancias químicas que incluye el gas sarín. Había adultos mayores entre quienes perdieron la vida en los ataques, a raíz de la exposición a productos químicos.
Durante las hostilidades, en muchos casos, los adultos mayores con movilidad reducida u otras discapacidades no contaron con el apoyo de otras personas para huir cuando se acercaban los combates, y tuvieron que permanecer en el lugar. En 2017, personas del grupo étnico rohinyá que fueron obligadas a abandonar Myanmar señalaron que miembros de las fuerzas de seguridad habían obligado a personas mayores que no tenían posibilidades de huir a volver a ingresar en viviendas que se estaban incendiando. “Vi cómo empujaban al tío de mi esposo hacia el fuego. Vi cómo lo empujaban dentro de la casa que se estaba quemando”, manifestó una mujer. “Él es una persona débil, debe tener 80 años... Creo que querían que todos se fueran, y a los que no podían irse, los metieron en el fuego”.
Otras personas de edad avanzada decidieron no abandonar sus hogares porque deseaban proteger sus bienes. Durante el conflicto de 2020 por Nagorno-Karabaj, el enclave de mayoría étnica armenia en Azerbaiyán, la mayor parte de los civiles más jóvenes abandonaron la región. Los que permanecieron, con pocas excepciones, fueron las personas de mayor edad. Una mujer de edad avanzada y su esposo, Arega y Eduard, ambos de más de 70 años, permanecieron en su aldea para proteger sus bienes. En el mes de octubre, soldados de Azerbaiyán encontraron a la pareja en su vivienda y los detuvieron con violencia. Inicialmente los mantuvieron en viviendas abandonadas sin comida ni agua y luego los llevaron a un centro de detención en la capital de Azerbaiyán, Baku. Arega necesitaba tomar medicamentos antihipertensivos, pero los oficiales no se lo permitieron. Eduard murió mientras se encontraba detenido. Cuando Arega pudo ver el cuerpo de su esposo poco después de que falleciera, dijo que tenía el rostro de color azul y negro.
Los adultos mayores desplazados también pueden sufrir abusos y encontrar obstáculos para obtener ayuda humanitaria. En Sudán del Sur, en 2017, un hombre ciego de 70 años dijo que los recursos de asistencia no eran accesibles en la isla a la cual él había sido desplazado. “Algunas organizaciones han registrado a personas de mayor edad, pero a mí nunca me registraron porque no vinieron a esta isla en particular”, afirmó. “En la isla tampoco hay un centro de salud. Para obtener asistencia médica, tengo que ir a otra isla o al continente”.
El derecho internacional humanitario, o derecho de guerra, reconoce la protección de la población civil de edad avanzada durante los conflictos armados. Exige que, en la medida de lo posible, los civiles de edad avanzada, entre otras personas, sean trasladados a lugares alejados de los objetivos militares, y que se brinden ajustes adecuados para los civiles detenidos, por cuestiones de edad entre otros factores. Los adultos mayores también están protegidos, en todo momento, por el derecho internacional de los derechos humanos aplicable.
“Los organismos de la ONU, las misiones de mantenimiento de la paz y los actores humanitarios deberían cerciorarse de que todas las actividades de protección y asistencia incluyan a los adultos mayores y tengan en cuenta sus necesidades particulares”, manifestó Sleap. “Los adultos mayores, con sus necesidades de protección específicas, deberían dejar de ser víctimas invisibles de los conflictos armados”.