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Un policía chino custodia una calle cerca de un campamento de “reeducación” en Yining, Xinjiang, 4 de septiembre de 2018. © 2018 Thomas Peter/Reuters

(Nueva York) – El gobierno chino está cometiendo crímenes de lesa humanidad contra uigures y otros musulmanes túrquicos en la región noroccidental de Xinjiang, señaló Human Rights Watch en un informe presentado hoy. Las autoridades chinas son responsables de políticas generalizadas y sistemáticas de detención masiva, tortura y persecución cultural, entre otros delitos. Se requieren acciones coordinadas en el plano internacional para sancionar a los responsables, promover la rendición de cuentas y exigir que el gobierno chino revierta el curso.

El informe de 53 páginas, “‘Break Their Lineage, Break Their Roots’: China’s Crimes against Humanity Targeting Uyghurs and Other Turkic Muslims” [Cortar la ascendencia y cortar las raíces: Crímenes de lesa humanidad de China contra uigures y otros musulmanes túrquicos], que se preparó con la asistencia de la Clínica de Derechos Humanos y Solución de Conflictos de la Facultad de Derecho de Stanford, se basa en información reciente extraída de documentos del gobierno chino, organizaciones de derechos humanos, medios de comunicación y académicos para analizar las acciones del gobierno chino en Xinjiang dentro del marco jurídico internacional. El informe identifica una variedad de abusos contra musulmanes túrquicos que constituyen delitos cometidos como parte de un ataque generalizado y sistemático contra una población: detenciones arbitrarias masivas, torturas, desapariciones forzadas, vigilancia masiva, eliminación cultural y religiosa, separación de familias, retornos forzados a China, trabajo forzado y violencia sexual y violaciones de los derechos reproductivos.

“Las autoridades chinas han perseguido en forma sistemática a musulmanes túrquicos, al actuar contra su vida, su religión y su cultura”, expresó Sophie Richardson, directora para China de Human Rights Watch. “Pekín dijo que está brindando ‘formación vocacional’ y ‘desradicalización’, pero esa retórica no puede ocultar una funesta situación de crímenes de lesa humanidad”.

Los crímenes de lesa humanidad están considerados entre las más graves violaciones de derechos humanos conforme al derecho internacional. Aunque la opresión de la comunidad de musulmanes túrquicos por parte del gobierno chino no es un fenómeno nuevo, en los últimos años ha alcanzado niveles sin precedentes. Además de la detención masiva y las restricciones generalizadas a la práctica del islam, hay cada vez más pruebas de trabajo forzado, vigilancia de amplio alcance y separación ilegítima de niños y niñas de sus familias.

“Cada vez se hace más claro que las políticas y prácticas del gobierno chino contra la población de musulmanes túrquicos en Xinjiang alcanzan el estándar de delitos de lesa humanidad según el derecho penal internacional”, expresó Beth Van Schaack, académica afiliada del Centro de Derechos Humanos y Justicia Internacional de Stanford. “Que el gobierno no adopte medidas para detener estos delitos, ni mucho menos para castigar a los responsables, muestra que se necesita una acción internacional enérgica y coordinada”.

Human Rights Watch y la Clínica de Derechos Humanos de Stanford exhortaron al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas a que adopte una resolución que constituya una comisión de investigación facultada para investigar señalamientos de crímenes de lesa humanidad, identificar a los funcionarios responsables de abusos y crear una hoja de ruta para que rindan cuentas. La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos también deberá asegurar el seguimiento y la comunicación con respecto a la situación de los derechos humanos en Xinjiang, y mantener informado en forma periódica al Consejo de Derechos Humanos.

Los gobiernos preocupados por la situación deberían imponer medidas coordinadas de prohibición de visas, prohibiciones de viajes y sanciones individuales específicas contra las autoridades responsables de actos delictivos. Asimismo, deberían impulsar causas penales a nivel interno invocando el concepto de “jurisdicción universal”, que permite el procesamiento penal de graves delitos cometidos en el extranjero. Y también deberían establecer restricciones comerciales y otras medidas orientadas a que se ponga fin al uso de mano de obra forzada en China.

“Cada vez resulta más claro que se necesita una respuesta global coordinada para que terminen los crímenes de lesa humanidad de China contra los musulmanes túrquicos”, apuntó Richardson. “Que China sea un estado poderoso hace que sea más importante que responda por los abusos incesantes que comete”.

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