En este Día Internacional de la Mujer, honramos a todas las mujeres que se apoyan unas a otras en estos tiempos extraordinarios.
Hoy, cientos de miles de mujeres han huido del conflicto en Ucrania, y muchas han quedado al cargo de personas que dependen de ellas, tras haber sido separadas de sus familiares varones adultos que debieron quedarse en el país porque fueron reclutados para luchar. Estas mujeres se suman ahora a los millones de refugiados de todo el mundo y son un recordatorio más, de que los conflictos armados y las crisis de refugiados son crisis de derechos de las mujeres.
En Afganistán, las mujeres están arriesgando sus vidas, luchando por recuperar los derechos que los talibanes les niegan. Estamos con ellas, amplificando sus voces y contando sus historias. En las regiones etíopes de Tigray y Amhara, así como en otras zonas de conflicto, las supervivientes de agresiones sexuales han luchado por acceder a los servicios necesarios para sanar y recuperar sus vidas. Estamos con todas estas mujeres.
En el Día Internacional de la Mujer, estamos con las mujeres de Polonia que protestaron contra la prohibición del aborto en su país. Estamos con las mujeres de todo el mundo que luchan por acabar con el matrimonio infantil, las agresiones sexuales y la violencia de género, al tiempo que trabajan por la igualdad salarial y las políticas de permisos familiares. Estamos con las mujeres a las que les arrebataron sus tierras, y con las que están educando a otras mujeres sobre los peligros del calor y el efecto del cambio climático en la salud del embarazo. Y estamos con las mujeres acosadas y perseguidas por su orientación sexual e identidad de género.
En Human Rights Watch, trabajamos con muchas mujeres poderosas, creativas y perseverantes.
Estamos con nuestras colegas en el estado norteamericano de Georgia, luchando contra las disparidades raciales para acceder a la atención sanitaria por cáncer de cuello de útero. Trabajamos con las mujeres en Ecuador en la promoción de una ley que garantice el acceso al aborto legal para las supervivientes de violaciones, y nos alegramos de los logros de nuestros aliados en Colombia y México, donde los tribunales avanzan el derecho al aborto para las mujeres y las niñas. Celebramos que nuestras compañeras en Tanzania hayan aprobado finalmente una política que permite a las madres adolescentes asistir a la escuela, y seguiremos trabajando hasta que todas las niñas, incluidas las embarazadas y las madres jóvenes, tengan acceso a la educación.
Estamos con las mujeres de Oriente Medio y el Norte de África que luchan por liberarse de las políticas de tutela masculina que restringen su libertad para viajar, casarse, estudiar, trabajar, etc., y que oponen resistencia a la impunidad por la violencia de género.
Estamos con las mujeres que luchan por poner fin a la violencia en el trabajo, incluso con las trabajadoras domésticas migrantes, para acabar con el trabajo forzoso y la trata de personas, y garantizar la igualdad de protección laboral.
También estamos con las mujeres y niñas de todo el mundo que son castigadas por llevar o no llevar la cabeza cubierta.
La lucha por los derechos de la mujer es amplia y variada. Sin embargo, todos estamos conectados, apoyándonos unos a otros, tema por tema, país por país, región por región. Junto con nuestras aliadas, celebramos las victorias y lamentamos las pérdidas. Y todos los días seguimos elaborando más estrategias para avanzar en el reconocimiento de los derechos de las mujeres.