(Nueva York, 23 de septiembre de 2019) - Los líderes mundiales reunidos en la Asamblea General de las Naciones Unidas deberían repudiar las políticas abusivas de populistas autocráticos y promover un mayor respeto de los derechos humanos en todo el mundo, señaló hoy Human Rights Watch.
El 24 de septiembre de 2019, abrirán el Debate General Anual en la sede de la ONU cuatro líderes que han lanzado ataques agresivos contra los derechos humanos en su país y, en algunos casos, en el exterior: el presidente brasileño Jair Bolsonaro, el presidente estadounidense Donald Trump, el presidente egipcio Abdel Fattah al-Sisi y el presidente turco Recep Tayyip Erdogan.
“El autoritarismo creciente es uno de los desafíos más serios que enfrentan a diario los defensores de derechos humanos”, expresó Kenneth Roth, director ejecutivo de Human Rights Watch. “Es fundamental que los líderes mundiales opongan resistencia a este frente de políticos antiderechos que abrirán la Asamblea General de la ONU este año”.
El presidente egipcio al-Sisi, a quien Trump habría elogiado calificándolo de su “dictador favorito”, ha cercenado la libertad de expresión y otros derechos fundamentales desde hace seis años. Su gestión se ha distinguido por el uso masivo de la fuerza letal contra manifestantes y el uso de la tortura en forma generalizada y sistemática en centros de detención.
En Turquía, tres años después de un violento intento de golpe en 2016, la presidencia de Erdogan ha normalizado el estado de emergencia. Hay más de 40.000 personas encarceladas por cargos de terrorismo, solo unos pocos de los más de 130.000 funcionarios públicos destituidos han sido reincorporados, se ha separado del cargo a alcaldes kurdos y el país registra el mayor nivel de periodistas encarcelados de todo el mundo.
La Administración Trump frecuentemente ha denigrado la causa de los derechos humanos y ha infundido confianza al supremacismo blanco y a otros extremistas en el país y líderes abusivos en el extranjero.
Y con respecto al cambio climático, que será una de las principales cuestiones a tratar en la Asamblea General de este año, el presidente brasileño Bolsonaro en la práctica ha dado luz verde a redes criminales que destruyen la selva tropical de la Amazonia e intimidan y atacan a quienes defienden los bosques. Trump, por su parte, ha operado activamente para frustrar esfuerzos contra el cambio climático.
En la fecha de hoy, un día antes de que se inicie el Debate General, el secretario general de la ONU Antonio Guterres convocó una cumbre sobre cambio climático para instar a los 193 miembros en la Asamblea General a que adopten políticas que protejan al planeta y a su población. El amplio interés concitado por la Cumbre sobre la Acción Climática de la ONU envía un mensaje contundente de reprimenda a líderes como Bolsonaro y Trump.
La sucesión de líderes abusivos que hablarán en la Asamblea General no termina con los primeros expositores. Líderes y ministros de países donde la situación de los derechos humanos es nefasta –como Venezuela, Arabia Saudita, China y Rusia- también subirán al podio durante el Debate General.
En una época en que cada vez más líderes intensifican su hostilidad hacia los derechos humanos, Guterres no debería dejar de usar la Asamblea General para condenar públicamente a ciertos gobiernos por violaciones de derechos humanos. Debería aprovechar la oportunidad de fortalecer las normas internacionales sobre derechos humanos y, en vez de hacer señalamientos generales, transmitir a gobiernos abusivos específicos un contundente mensaje público de que no se tolerarán los abusos. Los líderes que respetan los derechos humanos, por su parte, deberían manifestar claramente al Secretario General que esperan que actúe enérgicamente en defensa de los derechos humanos denunciando las violaciones perpetradas por determinados gobiernos, en vez de emitir declaraciones genéricas carentes del más mínimo impacto, señaló Human Rights Watch.
Condenar públicamente la opresión masiva por parte de china contra la comunidad uigur y otras poblaciones de musulmanes túrquicos de la región de Xinjiang y exhortar a que se cierren los campamentos de “educación política” donde hay más de un millón de personas detenidas debería ser una cuestión prioritaria para el Secretario General.
“Para que los discursos en la ONU, de estos líderes que se jactan de su desprecio por los derechos fundamentales, no marquen el tono de la Asamblea General en su totalidad, es indispensable que haya más líderes comprometidos con valores universales que apoyen, de manera pública e incondicional, la causa de los derechos humanos y las libertades básicas”, agregó Roth.