La gran batalla de Bruselas
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Bienvenidos, señoras y señores, a la pelea del siglo, la batalla de nuestras vidas, aquí, en la arena de la UE de Bruselas, con todas las entradas agotadas.
En esta esquina, con una expresión de confianza que solo el dinero puede comprar, los grandes empresarios que buscan maximizar sus beneficios.
Y en la otra esquina, con una postura decidida, aunque exasperada, una coalición heterogénea de personas que quieren vivir en un planeta sostenible.
De acuerdo, lo siento, es un poco dramático y, además, está lleno de terribles clichés. Pero, en realidad, no está muy lejos de lo que está sucediendo estos días en la capital europea.
Grupos industriales de Europa y Estados Unidos están intentando debilitar la emblemática ley de responsabilidad corporativa de la Unión Europea y sus medidas para combatir el cambio climático.
La ley de la UE de 2024 se denomina Directiva sobre la diligencia debida en materia de sostenibilidad de las empresas. Exige a las grandes empresas que operan en la UE que identifiquen y aborden los daños a los derechos humanos y al medio ambiente en sus operaciones y cadenas de suministro.
Las disposiciones climáticas de la Directiva exigen a las empresas afectadas por la ley que adopten y pongan en práctica un "plan de transición para la mitigación del cambio climático" en consonancia con el Acuerdo de París. Es decir, debe ser coherente con el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales.
A modo de recordatorio: la quema de combustibles fósiles es la principal causa del calentamiento global. Representa alrededor de dos tercios de las emisiones anuales de gases de efecto invernadero a nivel mundial. La producción de combustibles fósiles también está relacionada con graves daños a los derechos humanos y al medio ambiente, como el aire tóxico, el agua insalubre y los ecosistemas contaminados.
Las empresas de combustibles fósiles europeas y estadounidenses han puesto especialmente en el punto de mira estas disposiciones climáticas de la ley.
El cabildeo de empresas y grupos europeos y estadounidenses, incluida la Cámara de Comercio de Estados Unidos ante la UE, ha influido considerablemente en la "propuesta ómnibus" de la Comisión Europea para debilitar sustancialmente los puntos clave de la ley que dificultarían a las víctimas de abusos de derechos demandar a las empresas.
El 27 de junio, el director ejecutivo de ExxonMobil, Darren Woods, pidió al presidente estadounidense Donald Trump que abordara la ley como parte de las negociaciones comerciales con la UE. ExxonMobil se ha reunido con altos funcionarios de la Comisión Europea al menos cinco veces desde principios de 2025 para discutir la ley o temas relacionados.
Así que aquí estamos: la lucha del siglo. La próxima ronda del combate tendrá lugar en el Parlamento Europeo, donde ahora se decide el destino de la ley de responsabilidad corporativa de la UE.
¿Sucumbirán los parlamentarios a la presión de las poderosas industrias?
¿O lucharán por una ley que obligue a las empresas a tomar medidas enérgicas contra el cambio climático y que las haga responsables de los abusos contra los derechos humanos y el medio ambiente en todo el mundo?
