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Un hombre y su hija, quienes dijeron que policías croatas los habían devuelto a Bosnia-Herzegovina 11 veces, cargan a una bebé de 10 meses en su cochecito de paseo por la zona boscosa próxima a la frontera de Croacia, en enero de 2021. © 2021 Alessio Mamo / Guardian / eyevine
  • La policía croata realiza deportaciones exprés, y a menudo de manera violenta, a refugiados, solicitantes de asilo y migrantes hacia Bosnia-Herzegovina sin evaluar sus solicitudes de asilo ni sus necesidades de protección.
  • Las deportaciones exprés son, desde hace tiempo, el procedimiento operativo estándar de la policía de frontera croata y el gobierno ha embaucado a las instituciones de la UE con evasivas y promesas vacías.
  • Croacia debería poner fin de inmediato a las expulsiones colectivas. La Comisión Europea debería exigir información concreta y verificable sobre los pasos dados para investigar violaciones.

(Bruselas) –La policía croata devuelve habitualmente, a menudo de manera violenta, a refugiados, solicitantes de asilo y migrantes hacia Bosnia-Herzegovina sin evaluar sus solicitudes de asilo o necesidades de protección, señaló Human Rights Watch en un informe difundido hoy.

El informe de 94 páginas, “‘Like We Were Just Animals’: Pushbacks of People Seeking Protection from Croatia to Bosnia and Herzegovina” [“Como si fuéramos animales”: Devolución de personas que buscan protección de Croacia a Bosnia-Herzegovina], concluye que las autoridades croatas llevan a cabo deportaciones exprés, incluso de niños y niñas no acompañados y familias con hijos pequeños. La práctica es constante pese a las negativas de las autoridades, las supuestas medidas de monitoreo y los compromisos reiterados —que no se cumplen— de respetar el derecho a pedir asilo y otras normas sobre derechos humanos. Agentes de la policía de frontera a menudo roban o destruyen teléfonos, dinero, documentos de identidad y otros artículos personales, y suelen someter a niños, niñas y adultos a un trato humillante e indigno, a veces de formas explícitamente racistas.

“Las deportaciones exprés son, desde hace tiempo, un procedimiento operativo estándar de la policía de frontera de Croacia y el gobierno croata ha embaucado a las instituciones de la Unión Europea con maniobras elusivas y promesas vacías”, expresó Michael Garcia Bochenek, asesor legal sénior sobre derechos de niños y niñas de Human Rights Watch y autor del informe. “Estos abusos aberrantes —y la actitud engañosa de las autoridades— deben terminar”.

Human Rights Watch entrevistó a más de 100 personas, incluidos más de 20 niños y niñas no acompañados y una veintena de padres que viajaban con niños pequeños, quienes hablaron sobre devoluciones que, en muchos casos, se realizaron de manera brutal, en algunos casos en fechas tan recientes como abril de 2023. Algunas personas manifestaron que policías croatas las habían deportado decenas de veces, y habían desestimado en forma sistemática sus pedidos de asilo.

En casi todos los casos, las autoridades croatas negaron responsabilidad por las deportaciones exprés, y el Ministerio de Interior de Croacia no respondió a los pedidos de Human Rights Watch de que se concediera una reunión o se formularan comentarios sobre sus hallazgos.

Croacia, un Estado Miembro de la Unión Europea que se encuentra en la frontera externa de la unión, en enero de 2023 se sumó a la Zona Schengen, formada por países que por lo general permiten la posibilidad de viajar libremente sin controles fronterizos. En los meses previos a la decisión, al parecer la policía de frontera habría devuelto a menos personas y disminuido algunas de sus prácticas más violentas. Sin embargo, Human Rights Watch concluyó que para marzo ya habían reanudado las deportaciones a gran escala.

Entre enero de 2020 y diciembre de 2022, el Consejo Danés para Refugiados (Danish Refugee Council) registró casi 30.000 deportaciones exprés. Cerca del 13 % de las devoluciones que se registraron en 2022 correspondieron a niños y niñas, que estaban solos o con sus familias. Afganistán es el país de donde mayormente proceden estas personas.

Por lo general, en las deportaciones exprés, la policía croata no traspasa a las personas a las autoridades de Bosnia-Herzegovina en puestos de frontera regulares. En vez de ello, la policía croata transporta a personas hasta otros sitios a lo largo de la frontera y les ordena que crucen. Varias personas mencionaron tener que atravesar ríos o arroyos, trepar rocas o hacerse paso por bosques tupidos, a menudo durante la noche y sin saber cómo llegar a la localidad más próxima.

El sistema de asilo de Bosnia-Herzegovina es ineficaz, lo que implica que no es una opción para la mayoría de las personas que buscan obtener protección internacional. Apenas cinco personas recibieron reconocimiento como refugiadas en 2021, comparado con una en 2020 y tres en 2019, según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

En la segunda mitad de 2022, mientras la UE estaba en las últimas instancias de análisis de la solicitud de Croacia de sumarse al Área Schengen, la policía croata empleó progresivamente una táctica alternativa consistente en emitir órdenes de expulsión sumarias, que tampoco tuvieron en cuenta las necesidades de protección ni ofrecieron garantías de debido proceso. Para fines de marzo de 2023, la policía croata parecía haber abandonado esta práctica.

En marzo y abril, la policía croata también transfirió a cientos de personas a Bosnia-Herzegovina conforme a un “acuerdo de readmisión” y sugirió que estas readmisiones continuarían. La readmisión es un procedimiento formal que se lleva a cabo en puestos de frontera; sin embargo, las readmisiones hacia Bosnia-Herzegovina desde Croacia no consideran las necesidades de protección y no otorgan protecciones de debido proceso esenciales, incluido el derecho de apelar. Estas readmisiones son expulsiones sumarias masivas, explicó Human Rights Watch.

Austria, Italia y Eslovenia también han usado acuerdos de readmisión entre ellos y con Croacia casi de la misma forma, lo que implica que incluso si las personas llegan a Eslovenia u otro país de la UE, podría ocurrirles que sean retornadas, a su vez, a cada país que atravesaron en su recorrido por Europa. Las readmisiones desde Austria, Italia y Eslovenia actualmente están suspendidas, pero el gobierno italiano sugirió que reanudaría las readmisiones a Eslovenia tan pronto como fuera posible.

La Unión Europea ha contribuido fondos sustanciales a la gestión de las fronteras croatas sin obtener garantías genuinas de que las prácticas de Croacia se atengan a las normas internacionales de derechos humanos y cumplan con el derecho de la UE. Un mecanismo de monitoreo de fronteras financiado por la UE que se estableció en 2021 careció de independencia.

Las prácticas de deportaciones exprés de Croacia violan las prohibiciones internacionales de tortura y maltrato, expulsión colectiva y retorno a situaciones donde existe el riesgo de daños, lo que se conoce como devolución (refoulement). Las deportaciones exprés de niños y niñas violan las normas sobre derechos de los niños.

Croacia debería cesar de inmediato las deportaciones exprés y otras expulsiones colectivas hacia Bosnia-Herzegovina, señaló Human Rights Watch. Otros países de la UE, como Italia y Eslovenia, no deberían intentar retornar a personas a Croacia hasta que las autoridades croatas terminen con las expulsiones colectivas y aseguren el respeto del derecho a pedir asilo.

La Comisión Europea debería exigir a las autoridades croatas que pongan fin a las deportaciones exprés y otras violaciones de derechos humanos en la frontera y brinden información concreta y verificable sobre los pasos que se han dado para investigar violaciones de derechos humanos contra migrantes, solicitantes de asilo y refugiados.

“Las deportaciones exprés no deberían ser la normalidad”, explicó Bochenek. “Las instituciones de la UE deben proceder con determinación para que Croacia responda por estas violaciones habituales del derecho de la UE y las normas internacionales”.

Selección de testimonios:

“Llegó la policía. Nos hicieron quitarnos la ropa. Se llevaron nuestros teléfonos. Nos cachearon. Dijimos que queríamos pedir asilo en Croacia. Informamos que precisábamos atención médica. Nos dijeron ‘Váyanse’. Nos deportaron sin considerar nuestra situación. Esta fue la quinta vez que nos ocurrió”.
Stephanie M., una mujer de 35 años de Camerún, entrevistada en mayo de 2022.

Firooz D., un niño de 15 años de Afganistán, dijo a Human Rights Watch que policías croatas les propinaron puntapiés a él y a otro niño de 15 años, se quedaron con EUR 500 y todo lo que Firooz tenía en la mochila y luego lo devolvieron en caliente a Bosnia-Herzegovina en abril de 2023. “Dijeron que, si nos atrapaban de nuevo, esta vez nos golpearían de verdad”.

Rozad N., de 17 años, indicó sobre la primera vez que él y su familia entraron a Croacia: “Un policía me quitó el teléfono y lo puso en su bolsillo.... Eso me sorprendió. Le dije, ‘¿Qué estás haciendo? Ese es mi teléfono’. Me contestó: ‘Oh, era tuyo. Ahora me pertenece’. Yo no entendía que estaba ocurriendo. Empecé a gritar y me golpeó”. En intentos posteriores de ingresar en Croacia, vio varias veces a la policía tomar teléfonos: “Te hacen abrir el teléfono y miran los mapas para ver lo que has marcado. Controlan las fotos. Miran para ver si hay grupos de chat. Quieren ver si has tenido contacto con contrabandistas. Luego, si les gusta el teléfono, te hacen ingresar el código para poder restablecer todas las configuraciones de fábrica, y se lo quedan”.
Rozad N., un niño de 17 años de Irak, entrevistado en noviembre de 2021.

“¿Por qué nos tratan así? No está bien. No nos envíen de regreso. No nos frustren de esta forma. Ahora no tengo dinero. No tengo comida. ¿Cómo se supone que sobreviviré? Anoche un hombre quiso suicidarse”.
Emmanuel J., un hombre de 25 años de Ghana, en diálogo con Human Rights Watch en mayo de 2022, el día después de sufrir devolución forzosa desde Croacia.

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