En noviembre se inaugura la Copa Mundial de Fútbol masculino de la FIFA 2022 en Qatar, un país que reprime los derechos de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales y castiga las relaciones entre personas del mismo sexo con hasta siete años de prisión.
El organismo rector del fútbol, la FIFA, lo sabía en 2010, cuando concedió a Qatar el torneo de fútbol, uno de los acontecimientos deportivos más vistos del mundo. Los propios estatutos de la FIFA, vigentes en aquel momento, prohíben la discriminación LGBT del tipo que Qatar consagra en sus leyes nacionales, y la debida diligencia de la FIFA para hacer cumplir sus propias políticas en todo el mundo ha sido ineficaz.
En 2016, la FIFA adoptó los Principios Rectores de las Naciones Unidas sobre las Empresas y los Derechos Humanos, que la obligan a abstenerse de infringir los derechos humanos de terceros y hacer frente a las consecuencias negativas sobre los derechos humanos”. Exige a la FIFA que tome medidas adecuadas para la “prevención, mitigación y reparación” de los impactos sobre los derechos humanos.
Para cumplir con esta responsabilidad en la Copa del Mundo de Qatar, la FIFA debería haber introducido políticas concretas y un proceso de diligencia debida en materia de derechos humanos con informes periódicos. Pero a menos de cinco meses del torneo de fútbol, y a pesar de la reciente celebración del mes del orgullo por parte de la FIFA, está claro que no está cumpliendo sus promesas.
En marzo, una coalición internacional de grupos señaló la falta de progreso de la FIFA y de Qatar en la aplicación de las recomendaciones de la sociedad civil sobre los derechos LGBT hechas al Comité Supremo del país, incluyendo la reforma legal y las garantías de libertad de expresión.
Sin embargo, a pesar del pésimo historial de Qatar en materia de derechos humanos, incluso en torno a los derechos de los trabajadores migrantes, las severas restricciones a la libertad de expresión y de reunión pacífica, las políticas estatales que discriminan y facilitan la violencia contra las mujeres, y un entorno represivo contra los residentes y visitantes LGBT, Qatar sigue siendo el anfitrión del torneo y no ha cambiado su forma de actuar.
En 2020, Qatar aseguró a los posibles visitantes que el reino dará la bienvenida a los visitantes LGBT y que los aficionados serán libres de ondear la bandera del arco iris en los partidos. Pero esto suscitó una pregunta: ¿qué pasa con los derechos de los residentes LGBT de Qatar?
Las sugerencias de que Qatar debería hacer una excepción con los extranjeros son un recordatorio implícito de que las autoridades qataríes no creen que sus residentes LGBT merezcan derechos fundamentales. Se corre el riesgo de borrar la realidad represiva que viven los residentes LGBT de Qatar.
El 20 de mayo, en una conferencia de prensa en Berlín, el emir de Qatar, el jeque Tamim bin Hamad al-Thani, respondió a una pregunta sobre los derechos de los visitantes LGBT repitiendo que “Nosotros [Qatar] damos la bienvenida a todo el mundo, pero también esperamos y queremos que la gente respete nuestra cultura”.
La constante referencia de Qatar a la “cultura” para negar los derechos de las personas LGBT desvía la responsabilidad de los sistemas estatales abusivos. La “cultura” no debe utilizarse como cobertura del discurso, las prácticas y la legislación que han excluido efectivamente de la esfera pública los contenidos relacionados con la orientación sexual y la identidad de género.
Las autoridades qataríes censuran los medios de comunicación convencionales relacionados con la orientación sexual y la identidad de género. Y las personas que han sufrido la represión del gobierno nos han contado que éste vigila y detiene a las personas LGBT en función de su actividad en Internet.
En abril, el general de división Abdulaziz Abdullah Al Ansari, alto funcionario del Ministerio del Interior que supervisa la seguridad del torneo de fútbol, dijo que las banderas del arco iris podrían ser confiscadas a los posibles visitantes “para su protección”. Al Ansari añadió: “Reservar una habitación juntos, dormir juntos, eso no nos preocupa”.
Ciertamente, debería ser una preocupación. Una encuesta reciente realizada por un grupo de medios de comunicación escandinavos mostró que 3 de los 69 hoteles de la lista oficial de alojamientos recomendados por la FIFA negarían la entrada a las parejas del mismo sexo. Descubrió que solo 33 no se oponían a reservar a parejas del mismo sexo, mientras que otros 20 decían que “alojarían a parejas del mismo sexo siempre que no mostraran públicamente su homosexualidad”. La FIFA respondió advirtiendo que rescindirá cualquier contrato con hoteles que discriminen a las parejas del mismo sexo.
El endurecimiento de la posición de Qatar puede estar relacionado con la mejora de su posición geopolítica a la luz de la invasión rusa de Ucrania, especialmente en Europa, donde el gas natural licuado de Qatar es visto como una alternativa a la energía rusa.
Periodistas, organizaciones de derechos humanos y asociaciones de fútbol han criticado ampliamente que se permita a Qatar organizar la Copa del Mundo. La FIFA tiene la responsabilidad de hacer que las autoridades anfitrionas rindan cuentas con un estándar internacional de respeto por los derechos, incluidos los derechos LGBT.
La reforma legal a largo plazo debe dar prioridad a las realidades de los residentes LGBT de Qatar, incluyendo la introducción de una legislación que proteja contra la discriminación por motivos de orientación sexual e identidad de género, en línea y fuera de Internet. El gobierno qatarí debe derogar todas las leyes que penalicen las relaciones sexuales consentidas fuera del matrimonio, antes de que comience la Copa del Mundo este otoño.
