La organización que dirige el estadounidense Ken Roth nació en 1978 y se ha convertido en una de las voces mundiales más importantes a la hora de denunciar la violación de los derechos humanos.
¿En qué se ha avanzado en estos 60 años? Los gobiernos siempre tendrán la tentación de violar los derechos humanos para quedarse en el poder, censurando un periódico, arrestando a un líder o convirtiendo a una minoría en un chivo expiatorio. Dicho esto, la trascendencia de la Declaración Universal y del movimiento que desencadenó es que aumenta el coste de ese tipo de abusos. No lo ha eliminado, ni creo que nunca lo haga, pero ha hecho que sea mucho más costoso para los gobiernos el recurrir a esas prácticas. Esa es la gran contribución de la Declaración Universal. Hace 60 años, no había un precio internacional a pagar por usar la represión. A los gobiernos se les permitía hacer lo que quisieran a su gente. Eso ya no ocurre. En casi todos los países hay grupos capaces de investigar, denunciar y avergonzar a los gobiernos que abusan. Y hay un sistema creado por la ONU para vigilar los abusos, condenarlos y, a través del Tribunal Penal Internacional, juzgar a los autores. Pero la mayoría de los derechos no se cumplen para gran parte de la población.
¿Cómo combatir el pesimismo? Pensando que la lucha por el respeto de los derechos huma nos es una batalla continua. No creo que haya un día en que podamos decir: vámonos a casa, hemos terminado el trabajo. Es un tira y afloja constante. Es verdad que no hemos declarado la victoria. Pero nunca lo haremos. Simplemente, no creo que obtener la victoria sea la forma de medir el éxito. Pensar que, aunque exista la Declaración siempre habrá violaciones, ignora la dinámica del proceso.
¿Cuáles son los retos para los próximos años? Un problema es la impunidad. El hecho de que exista el Tribunal Penal Internacional y que los jefes de Estado tengan la perspectiva de poder ser imputados es un paso muy positivo. Muestra que, cada vez más, los dictadores se lo tienen que pensar dos veces antes de cometer atrocidades masivas. Pero es un proceso rudimentario que está en fase preliminar. Creo que uno de los retos es institucionalizar el sistema de justicia para que, si estás violando a mujeres en el este de Congo, matando a civiles en Darfur, o haciendo limpieza étnica en Etiopía, haya grandes posibilidades de que te juzguen, de modo que sea un verdadero factor disuasorio.
¿Cómo cambiará la escena la aparición de poderes como India o China? El sistema de poder global está cambiando. Y una cosa que hemos notado en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU es que los gobiernos que son más activos son los que quieren socavar la aplicación de los derechos humanos. Países como Argelia, Egipto, Pakistán, China, Sudán… están ahí para debilitar la institución, no para promover los derechos humanos. Esto plantea un reto, especialmente para Europa.
¿Sólo para Europa? Bueno, desafortunadamente EEUU fue anulado como resultado de la política antiterrorista de Bush, que ha sido tan abusiva que el país ha perdido toda credibilidad para defender los derechos humanos. Por tanto, de momento, es un reto para la Unión Europea. El problema es que lleva mucho tiempo lograr el consenso de sus 27 miembros, que no tienen la capacidad de formar una coalición para proteger los derechos.
¿Cuáles son sus expectativas sobre Obama? El problema es que Bush eligió luchar contra el terrorismo –algo importante– ignorando los derechos humanos. Lo cual ha sido no sólo ilegal y erróneo sino contraproducente, porque acabó ayudando a los terroristas en lugar de herirles. El número de reclutas terroristas se disparó debido a las imágenes de Abu Ghraib y Guantánamo. Creo que la Administración de Obama cambiará eso. Porque creen en los derechos hahumanos, a diferencia de Bush, y porque se han dado cuenta de que violarlos no es un modo efectivo de lucha contra el terrorismo.
¿Qué resultados espera? Creo que Obama cerrará el centro secreto de detención de la CIA . Y hará que se apliquen las mismas reglas de interrogatorio en la CIA y en el Ejército. Las del Ejército son decentes, pero la CIA , que se niega a aplicarlas, es la fuente de la peor tortura.
¿Y Guantánamo? Esa es la gran cuestión. Hay gente en Washington que simplemente quiere que Obama mueva Guantánamo a territorio estadounidense y continuar deteniendo a personas sin juzgarlas. Eso sería un desastre. Perpetuaría la política de Bush. Hemos instado a Obama a que les deje en libertad o les juzgue en los tribunales ordinarios. No está claro qué hará. Su organización aboga por crear una comisión de la verdad en EEUU. Creemos que es importante, para revelar qué hizo exactamente la Administración Bush, quién fue responsable, para asegurar que esto no vuelve a pasar. Obama ha dicho que no quiere mirar atrás, sino adelante. Pero ésa es una visión miope, que hay una necesidad de reconocer lo que pasó y repudiarlo para que no se convierta en un precedente.
¿Parar los abusos no es suficiente? No. Tiene que haber un acto de repudio de lo ocurrido para volver a ganar el terreno moral. De otro modo, se seguirán usando esos ejemplos de abusos para reclutar a la próxima generación de terroristas.
¿Cuáles son los abusos de derechos humanos en el mundo menos difundidos? La situación más marginada es Somalia. No hay otro lugar que esté tan mal y sea tan ignorado. Otro ejemplo es la región etíope de Ogadén. Todo el mundo sabe lo que pasa en Darfur, pero el Gobierno etíope está usando las mismas tácticas devastadoras para luchar contra la insurgencia en Ogadén. Es una campaña muy sucia. Los que más pueden presionar son el Reino Unido y la ONU, principales proveedores de ayuda a Etiopía, pero no retan al primer ministro Meles Zenawi porque es un aliado en la guerra contra el terrorismo.
¿Cree que el presidente sudanés Omar Al Bashir será juzgado? Creo que Bashir será imputado. Creo que los cargos de crímenes de guerra y contra la humanidad serán aprobados por el Tribunal Penal Internacional. La respuesta a las amenazas de Bashir contra los cascos azules y los trabajadores humanitarios debe ser redoblar los esfuerzos para que le juzguen. Si no, sería enviar una señal a todos los tiranos del mundo de que no tienen nada que temer de la justicia y que pueden matar con impunidad. Socavaría por completo el TPI . El proceso contra el ex dictador chadiano Hissène Habré se retrasa.
¿Duda de la voluntad de juzgarle de Senegal? Estamos muy preocupados. El presidente Abdoulaye Wade se ha mostrado muy reticente a lo largo de todo el proceso y sólo ha dado pasos bajo presión. Nos preguntamos por qué se muestra tan leal a este hombre. Hay esta falsa solidaridad entre los líderes africanos. Ocurre igual con el presidente sudanés. Cabe preguntarse por qué los líderes africanos definen la solidaridad como la protección de los dictadores.
¿Cómo valora la situación en Colombia? El problema es que el presidente Álvaro Uribe presenta una fachada civilizada mientras rehúsa imponerse sobre los paramilitares y ha obstruido deliberadamente los intentos de investigar los vínculos entre los paramilitares y sus aliados políticos. Uribe está tan empeñado en luchar contra las FARC que está abandonando por completo los principios de derechos humanos.