El verano pasado, mi hijo, que entonces tenía dos meses, enfermó mientras visitaba a su familia en California. Perdía peso rápidamente, hasta quedar por debajo del peso que tenía al nacer, y su cuerpo entró en shock. Los médicos nos dijeron más tarde que estuvo a punto de morir.
Nunca olvidaré lo que sentí al ver cómo le sobresalían los huesos, al oírlo llorar y no poder consolarlo, y al verlo pasar días sin sonreír.
Esta es la realidad a la que se enfrentan hoy los padres de Gaza, pero en circunstancias muchísimo más terribles.
El Ministerio de Sanidad de Gaza informó que, entre el 19 y el 22 de julio, 33 personas murieron por desnutrición. Esto se produce después de que los principales expertos mundiales en inseguridad alimentaria, la Clasificación Integrada de Fases (CIF), dijeran en mayo que toda la población de Gaza se enfrenta a "altos niveles de inseguridad alimentaria aguda", con una hambruna inminente. La situación no ha hecho más que empeorar, y los índices de inanición de niños y niñas alcanzaron su punto máximo en junio, según informó la ONU.
La inanición de los palestinos, que probablemente ha causado miles de muertes, es de origen totalmente humano. Es producto de la política intencionada de Israel de utilizar la inanición de civiles como arma de guerra, un crimen de guerra que Human Rights Watch documentó por primera vez en diciembre de 2023. Meses de investigación sobre las restricciones de Israel a la ayuda y los servicios nos llevaron a la ineludible conclusión de que las autoridades israelíes están infligiendo deliberadamente condiciones de vida calculadas para provocar la destrucción física de los palestinos de Gaza en su totalidad o en parte, lo que equivale al crimen de lesa humanidad de exterminio y a actos de genocidio.
Tras 16 días en un hospital bien equipado, mi hijo se recuperó. Pero, debido al asalto sistemático de Israel a la infraestructura sanitaria de Gaza y a su cierre ilegal durante años, los niños y niñas de Gaza no tienen acceso a la misma atención sanitaria de calidad.
El 21 de julio, 28 países pidieron conjuntamente a Israel "que levante inmediatamente las restricciones al flujo de ayuda". Pero se necesita algo más que palabras -los Estados deben utilizar toda su influencia, incluido un embargo de armas a Israel, sanciones selectivas a funcionarios israelíes y la suspensión de acuerdos comerciales preferenciales con Israel- para detener la inanición masiva. Los diplomáticos podrían acompañar la ayuda a Gaza, como piden más de 1.000 organizaciones palestinas e internacionales, y estudiar otras formas de hacerla llegar.
Imagínate ver a tus hijos llorar desconsoladamente porque tienen el estómago vacío y no hay nada que puedas hacer. Éstas son las súplicas desesperadas que llegan desde Gaza. La historia juzgará a todos los gobiernos por cómo respondan.