Cuando necesitamos consejo médico, ¿a quién debemos acudir: a un médico o a un político?
Ninguno de nosotros respondería "a un político".
Todos sabemos que los médicos no son perfectos. Pero cuando se trata de cuestiones médicas, todos confiamos en ellos un millón de veces más que en los políticos. Y con toda la razón.
Además, si miles de médicos dan el mismo consejo clínico, podemos apostar a que es el mejor consejo médico disponible en la actualidad. Independientemente de lo que digan los políticos que buscan llamar la atención. Es simple sentido común.
Sin embargo, cuando se trata de algunas cuestiones médicas, algunos políticos sin escrúpulos intentan desbaratar nuestro pensamiento de sentido común sobre los consejos médicos. Y, extrañamente, algunas personas parecen creer a políticos sin ninguna formación médica antes que escuchar los consejos de miles de médicos.
La atención a los jóvenes transexuales en Estados Unidos es un ejemplo destacado.
La Asociación Médica Estadounidense, la Academia Estadounidense de Pediatría, la Asociación Estadounidense de Psicología y la Academia Estadounidense de Psiquiatría Infantil y Adolescente, todas apoyan el acceso de los jóvenes transgénero a una atención basada en pruebas, apropiada para su desarrollo y que afirme su género.
En Estados Unidos, los jóvenes transgénero suelen someterse a meses o años de evaluación exhaustiva por parte de profesionales médicos antes de iniciar cualquier intervención médica.
¿Cómo puede un político pretender saber más sobre estas cosas? ¿Cómo puede alguien creer más al político que a los médicos? ¿Cómo es posible que la cuestión de la atención médica de las personas se utilice como un balón de fútbol político en las "guerras culturales" sin tener en cuenta las necesidades de las personas más afectadas?
Sea cual sea la respuesta a estas preguntas, la actual histeria antitrans en Estados Unidos está arruinando la vida de las personas.
Las leyes que prohíben la atención de reafirmación de género para jóvenes transgénero están infligiendo graves daños a los jóvenes y sus familias.
Bajo la administración Trump, las familias están siendo empujadas al borde del abismo. Se ven obligadas a sortear barreras imposibles para recibir atención médica. Mientras tanto, el gobierno federal intensifica su asalto a los derechos de los transexuales.
Las leyes y la retórica venenosa contribuyen a crear un clima cada vez más hostil y antitrans. Los jóvenes se sienten obligados a ocultar su identidad y a retraerse socialmente. Aumentan la ansiedad, la depresión y los intentos de suicidio.
Para comenzar a deshacer parte de estos estragos, quizá sería útil que todos recordáramos nuestro pensamiento de sentido común sobre los consejos médicos.
Cuando se trata de atención médica, confiamos más en los médicos que en los políticos. Es así de sencillo.