¿Para el año 2158? ¿En serio?
En vísperas del Día Internacional de la Mujer, que se celebra el sábado, la buena noticia es que se han producido avances en los derechos de la mujer y la igualdad de género en muchos lugares del mundo durante el último siglo o dos.
La mala noticia es que es tan lento que estamos hablando en términos de siglos.
Un informe del Foro Económico Mundial del año pasado planteaba la cuestión con crudeza. Analizaba el objetivo de la paridad de género, es decir, la contribución equitativa de mujeres y hombres a todas las dimensiones de la vida, pública y privada. Obviamente, aún no hemos llegado a ese punto. Aunque la brecha global de género se ha ido cerrando, va a pasar mucho, mucho tiempo antes de que haya plena paridad.
Al ritmo actual, no ocurrirá hasta el año 2158. Para eso faltan unas cinco generaciones.
¿En serio?
Por supuesto, la estimación del Foro Económico Mundial de 2158 no es más que el análisis de un experto, y depende de varios supuestos.
Su informe desglosa el problema en cuatro brechas de género distintas, y el progreso en algunas es mejor que en otras. La brecha en «Salud y supervivencia» y la brecha en "Logros educativos" se han ido cerrando más rápidamente que la brecha en "Participación y oportunidades económicas". La brecha en "Empoderamiento político" sigue siendo la de mayor magnitud de todas.
Asimismo, existen variaciones regionales en todo el mundo. Los autores del informe calculan que la paridad de género podría alcanzarse en sólo dos o tres generaciones en algunas partes del mundo, pero en siete o más en otras.
Pero independientemente de la región, al ritmo actual de progreso seguimos hablando de generaciones antes de que la humanidad alcance la paridad de género. Generaciones.
No vivirás para verlo. Ni tus hijos. Ni probablemente tus nietos.
Simplemente no es justo.
Las razones por las que el progreso es tan lento son muchas. Sin embargo, la resistencia suele venir de la gente que alude a la "tradición". Como si la "tradición" justificara de algún modo la desigualdad
El auge de líderes de mentalidad autoritaria -y hay mucho de eso hoy en día- refuerza la resistencia contra el concepto de igualdad. Los derechos de las mujeres y las niñas suelen ser uno de sus primeros objetivos.
Lo vimos con el último gobierno de Polonia, en Estados Unidos con Trump y con los talibanes en Afganistán, por citar solo algunos ejemplos en los que se utiliza la "tradición" para justificar la imposición de la desigualdad y la negación de libertades básicas.
Que el informe del Foro Económico Mundial muestre que el "empoderamiento político" es el que avanza con más lentitud en la reducción de la brecha de género lo dice todo. Se trata en gran medida de una cuestión de poder. Quién define la "tradición" habla de poder.
La lógica interesada de quienes impiden el progreso es esencialmente: "En nuestra sociedad, los hombres tenemos poder y ustedes las mujeres no. Esa es la tradición de nuestra sociedad".
Bueno, eso es conveniente para ustedes, ¿no?
En cualquier lugar donde haya desequilibrios de poder significativos, por supuesto, es más probable que se produzcan violaciones a los derechos humanos.
Pretender que esperemos hasta el año 2158 para conseguir una igualdad básica es ridículo. El lema del Día Internacional de la Mujer de este año es "Aceleremos la acción" por la igualdad de género.
No puede haber un mensaje más acertado.