En un juicio masivo celebrado el año pasado en los Emiratos Árabes Unidos (EAU), 53 defensores de los derechos humanos y disidentes políticos fueron condenados a largas penas de prisión. Fue extremadamente injusto. Fue abusivo. Fue cruel.
Y ahora, las autoridades quieren decir que es definitivo. Ayer, un tribunal emiratí rechazó todos los recursos de los condenados. No se permiten más apelaciones.
Lo único que habían hecho estas personas era ejercer pacíficamente sus derechos humanos. Todo el episodio pone de manifiesto la burla absoluta del sistema judicial del país cuando se trata de disidencia política.
He aquí cómo se desarrolló...
En diciembre de 2023, las autoridades emiratíes presentaron cargos contra al menos 84 acusados en represalia por formar un grupo de defensa independiente en 2010. Los cargos eran absurdos: acusaciones ridículas e infundadas de terrorismo contra activistas y disidentes pacíficos. Estaba claro que las autoridades sólo perseguían a sus críticos.
Algunos de los acusados ya estaban en prisión cumpliendo condenas por delitos iguales o similares. Además de los acusados de un juicio masivo anterior e injusto en 2013, en el nuevo caso se juzgó a destacados activistas como Ahmed Mansoor, que forma parte del consejo asesor de Human Rights Watch para Oriente Medio y el Norte de África, y a un académico, Nasser bin Ghaith.
El juicio masivo e injusto del año pasado se vio empañado por graves violaciones de los derechos de los acusados.
Las audiencias se celebraron en secreto. Los acusados tuvieron una asistencia jurídica muy limitada. No se les daba acceso a todo el material relevante del caso. Los jueces dirigían las declaraciones de los testigos. Algunas personas eran castigadas dos veces por el mismo delito. Había denuncias creíbles de graves abusos y malos tratos bajo custodia. Y así sucesivamente...
Entonces, en julio de 2024, el tribunal dictó sentencia para 53 de los acusados. Cuarenta y tres de ellos fueron condenados a cadena perpetua. Cinco recibieron 15 años. Otros cinco recibieron 10 años.
Ayer, sus apelaciones fueron rechazadas, y todas las vías legales regulares parecen ahora cerradas.
Una vez más, sólo para subrayar que todos ellos son disidentes políticos y defensores de los derechos humanos. No hicieron más que ejercer sus derechos a la libertad de expresión y de asociación.
Como afirma Joey Shea, experto de HRW, todo este episodio "confirma que la feroz represión de los críticos pacíficos sigue estando a la orden del día en EAU".