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Corea del Norte: El cierre de la frontera con China agrava la crisis

Las políticas de aislamiento agravan el impacto de las sanciones de la ONU y la pandemia de Covid-19

Soldados norcoreanos patrullan a orillas de un río junto a vallas fortificadas en el condado fronterizo de Uiju, provincia de Pyongan del Norte, 22 de diciembre de 2022. © 2022 Kyodo News/Getty Images
  • Desde el inicio de la pandemia de Covid-19 a principios de 2020, el gobierno de Corea del Norte ha cerrado en gran medida su frontera con China y ha impuesto cuarentenas y restricciones excesivas e innecesarias a la libertad de circulación y de comercio, que han empeorado la ya grave situación humanitaria y de derechos humanos del país.
  • Las nuevas restricciones agravaron las sanciones vigentes del Consejo de Seguridad de la ONU, que restringían la mayoría de las exportaciones y algunas importaciones, perjudicando involuntariamente los medios de subsistencia y la seguridad alimentaria del pueblo norcoreano.
  • Los Estados miembros de la ONU deben abordar urgentemente el aislamiento y la crisis humanitaria de Corea del Norte, instando a las autoridades a poner fin a las medidas represivas y a permitir la ayuda humanitaria con una supervisión y un control adecuados.

(Nueva York) - El Gobierno de Corea del Norte de Kim Jong Un ha cerrado herméticamente su frontera norte con China, empeorando una situación humanitaria y de derechos humanos ya grave en el país, ha señalado Human Rights Watch en un informe publicado hoy.

El informe de 148 páginas, "'Una sensación de terror más potente que una bala’: El Cierre de Corea del Norte 2018-2023", documenta las medidas desmesuradas, excesivas e innecesarias adoptadas por la República Popular Democrática de Corea (RPDC o Corea del Norte) durante la pandemia de Covid-19, incluidas cuarentenas y nuevas restricciones a la actividad económica y la libertad de circulación. Las nuevas medidas del gobierno han afectado gravemente a la seguridad alimentaria y la disponibilidad de productos que los norcoreanos necesitan para sobrevivir y que antes entraban en el país a través de rutas comerciales formales o informales desde China. Las sanciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas de 2016 y 2017 limitaron la mayoría de las exportaciones y algunas importaciones, perjudicando la economía del país, así como la capacidad de la población para ganarse la vida y acceder a alimentos y bienes esenciales.

"El cierre de la frontera por parte de Corea del Norte desde 2020 y los efectos imprevistos de las sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU desde 2017 han aumentado las dificultades del pueblo norcoreano, que lleva mucho tiempo sufriendo", señaló Lina Yoon, investigadora principal sobre Corea de Human Rights Watch. "El líder norcoreano Kim Jong Un debe poner fin a las políticas que esencialmente han convertido a Corea del Norte en una prisión gigante, reabrir sus fronteras para el comercio, relajar las restricciones internas de viaje y permitir la ayuda internacional supervisada de emergencia."

Los gobiernos comprometidos deben abordar urgentemente el impacto del creciente aislamiento de Corea del Norte en los derechos básicos de los norcoreanos. Incluso antes de que se establecieran nuevas restricciones, Corea del Norte figuraba entre los países más aislados y represivos del mundo.

Entre 2015 y 2023, Human Rights Watch entrevistó a casi 150 norcoreanos fuera del país, incluidos 32 fugitivos norcoreanos que han conocido o experimentado las condiciones de vida en los últimos años. Human Rights Watch también ha utilizado imágenes de satélite, análisis de vídeos y fotografías de código abierto, entrevistas con periodistas y activistas con contactos dentro del país y en China, datos sobre comercio internacional, informes de medios de comunicación y estudios académicos.

Las actividades transfronterizas disminuyeron a finales de 2017 después de que las sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU en 2016 y 2017 llevaran a China a imponer nuevos y estrictos controles comerciales y de viajes en su lado de la frontera. Los viajes y el comercio transfronterizos disminuyeron aún más durante la pandemia de Covid-19.

Tras el inicio de la pandemia en 2020, el gobierno norcoreano selló las fronteras del país construyendo y ampliando vallas y puestos de vigilancia e imponiendo una estricta aplicación de las normas, incluida la orden permanente a guardas fronterizos de "disparar en el acto" a cualquier persona o animal que se acercara a la frontera sin permiso. La represión fronteriza agravó los efectos negativos de anteriores sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU.

Las autoridades norcoreanas también reprimieron el soborno y diversas formas de actividad económica informal no autorizada, que desde la década de 1990 habían permitido a la población eludir los excesivos controles gubernamentales. Muchas familias necesitan dedicarse a estas actividades, vitales para obtener dinero o alimentos para sobrevivir. El gobierno también endureció aún más las restricciones a la comunicación con el mundo exterior y al acceso a la información, al tiempo que intensificaba otros controles ideológicos para evitar disturbios.

Las nuevas restricciones permitieron al gobierno reforzar su poder y reimponer el control en ámbitos donde su dominio se había debilitado en los últimos 30 años: en particular, sobre la frontera, el comercio, los viajes no autorizados y el acceso a la información.

Las imágenes por satélite revelan con crudeza el aumento de las medidas de seguridad en el lado norcoreano de la frontera norte desde principios de 2020. Un análisis en profundidad de seis zonas fronterizas seleccionadas, con un total de 321 kilómetros, muestra que las autoridades norcoreanas vallaron casi todas las zonas analizadas en 2022 o 2023, añadiendo casi 500 kilómetros de nuevas vallas.

La mayoría de las zonas analizadas por Human Rights Watch tienen ahora dos, y en una pequeña parte tres, niveles de vallas. Las imágenes también muestran vallas primarias mejoradas en varias zonas, caminos para patrullas nuevos o mejorados, así como nuevas guarniciones, torres de vigilancia y puestos de guardia. En las zonas analizadas, Human Rights Watch encontró 20 veces más instalaciones de seguridad que en 2019. Se han colocado un total de 6.820 instalaciones próximas a vallas nuevas o mejoradas, un promedio de una cada 110 metros. La seguridad interna ampliada del gobierno en su frontera norte ha conseguido que casi todos los viajes nacionales e internacionales no autorizados sean imposibles, ya sea para realizar actividades comerciales informales o para escapar del país.

Incluso antes de la pandemia de Covid-19, Corea del Norte era uno de los países más pobres del mundo. El gobierno lleva mucho tiempo luchando por garantizar la seguridad alimentaria, una nutrición infantil adecuada y el acceso a medicamentos. Durante décadas, el gobierno ha dado prioridad al desarrollo de armas nucleares y programas de misiles frente a los servicios sociales básicos, desviando miles de millones de dólares de ingresos que podrían haberse gastado en servicios sociales y públicos e infraestructuras para estimular el crecimiento económico y promover los derechos económicos y sociales.

El Consejo de Seguridad de la ONU debería revisar urgentemente las actuales sanciones a Corea del Norte, y las medidas que los Estados adoptan para hacerlas cumplir, a fin de evaluar su impacto sobre los derechos humanos y la prestación de ayuda humanitaria, ha señalado Human Rights Watch. También deberían solicitar más información a los funcionarios de la ONU sobre las conexiones entre los programas de armamento de Corea del Norte y su situación en materia de derechos humanos.

"Los norcoreanos han vivido en la privación y el aislamiento durante décadas", ha dicho Yoon. "El Consejo de Seguridad de la ONU y los gobiernos comprometidos deberían presionar a Kim Jong Un para que ponga fin a los abusos sistemáticos de los derechos humanos en el país e inicie un diálogo para reabrir el país al mundo exterior."

Citas seleccionadas, relatos:

Los datos personales son anónimos para proteger la identidad de los entrevistados y sus familias en Corea del Norte.

Un ex agente de la policía secreta que abandonó Corea del Norte hace varios años declaró en marzo de 2023 que había hablado con familiares allí en 2017, y posteriormente dos veces al año hasta enero de 2020. Sin embargo, desde entonces hasta diciembre de 2022, solo había podido hablar con un familiar una vez, en enero de 2022, porque las restricciones internas de viajes impedían que el familiar viajara a la zona fronteriza para encontrar un intermediario con un teléfono chino. Dijo:

La vida se ha vuelto más y más difícil cada día a causa del Covid-19. ... La situación del transporte ya era mala, pero con la pandemia de Covid-19, a la gente no se le permite desplazarse, y se ha hecho más difícil hablar por teléfonos [no autorizados]. ... Allí hay una vigilancia constante de las llamadas ... Las cosas allí no cambian cada día como [fuera de Corea del Norte]. La vida era dura cuando me fui y sigue siendo difícil, si la vida era cada vez más difícil, ahora es mucho más terrible, debido a la pandemia de Covid-19".

Una excomerciante de hierbas medicinales de unos 30 años de la provincia de Ryanggang que vive en el extranjero dijo en enero de 2023 que podía hablar con sus familiares una vez a la semana o dos o tres veces al mes hasta 2019. Después de 2020, solo pudo comunicarse con ellos una vez cada dos meses hasta junio de 2022, y un poco más a menudo desde entonces hasta enero de 2023, pero todavía de forma irregular. La entrevistada dijo:

Le pregunté [a mi familiar] cómo le iba. ... Dijo que la vida no era vida. Lo repitió dos veces. Nos veíamos las caras y todos llorábamos ... era peligroso, y apagamos el vídeo. ... Mi [familiar] dijo que no había palabras para describir lo dura que era la vida. No había comercio [informal] con China, ni siquiera para conseguir un poco de arroz o un saco de trigo. Si [las autoridades] se enteraban de que un soldado permitía eso, esa persona simplemente desaparecía ... Los soldados tienen mucho miedo. ... Mi [pariente] dijo que la gente de [su zona] decía que no hay ni una hormiga que cruce la frontera.

Una extrabajadora de una fábrica de unos 30 años de una zona remota cercana a la frontera norte, en la provincia de Ryanggang, que abandonó Corea del Norte a finales de la década de 2010, declaró en marzo de 2023:

Ya vivíamos con miedo constante... Las autoridades crearon una sensación de terror que nos hizo sentir miedo. Más que las vallas, la presión [que ejercían las autoridades] a nuestro alrededor [presionando a todo el mundo para que se vigilara constantemente] creaba una sensación de terror que nos impedía escapar, por la idea de que, si alguien intentaba salir, siempre nos atraparían… Tenía mucho miedo cada vez que veía las vallas.

Un excomerciante de la provincia de Hamgyong del Norte, que había estado en contacto con familiares en Corea del Norte, dijo en enero de 2023:

Mi [pariente] pesca calamares y cangrejos en invierno. Puede comer y vivir de eso, pero en Corea del Norte todo el calamar solía venderse informalmente a China. Pero todo eso está bloqueado [debido a las sanciones y a la pandemia de Covid-19], así que ... tuvieron que vender todo el calamar para el consumo interno ... Como el valor era más bajo, incluso si pescaba mucho calamar, se hizo difícil sobrevivir. ... Con el bloqueo fronterizo, desaparecieron muchos puestos de trabajo, por lo que a la gente le resultaba más difícil sobrevivir.

Una excomerciante de unos 50 años de la provincia de Ryanggang, que abandonó Corea del Norte a finales de la década de 2010, declaró en mayo de 2021:

Después de que se bloqueara el comercio informal [con las sanciones de la ONU desde 2018], ya no llegaba arroz [de China]. .... Allí decimos que un contrabandista alimenta a 11 personas [...] Si se detiene el contrabando, todo se detiene para las personas que ganaban dinero [relacionadas con el contrabando] ... Si el contrabando se detiene, las autoridades que obtuvieron nuestro dinero tampoco podrán hacerlo. Si se acaba el contrabando, se acaba toda la actividad del mercado.

Un antiguo comerciante de unos 40 años, que abandonó Corea del Norte a finales de la década de 2010, recordaba medidas enérgicas anteriores contra el comercio informal y dijo en mayo de 2021 que no quería imaginar cómo era la vida ahora en Corea del Norte. Dijo:

El contrabando se hizo muy duro bajo el gobierno de Kim Jong Un. El comercio informal se hizo intenso durante la época de Kim Jong Un. Desde 2013 y 2014, [el contrabando] se volvió difícil. Para conseguir productos de China [a través del comercio informal], necesitábamos el apoyo de los soldados que cubrían la frontera [pagándoles sobornos para que miraran hacia otro lado], pero [muchos] guardias fronterizos ya no podían [aceptar sobornos] [debido a la represión de la corrupción]... las autoridades empezaron a adoctrinar a los soldados... y aunque lo intentáramos, los soldados rechazaban los intentos... en aquella época, la gente que intentaba hacer contrabando era capturada y ejecutada. Entonces subieron los precios de los productos... cuando subieron los precios, los que solían comer arroz blanco, comieron arroz mezclado con maíz... los que solían comer arroz mezclado con maíz, comieron solo maíz. Los precios del maíz subieron. Luego la gente hacía fideos con polvo de maíz, luego subieron los precios de las patatas. Los precios de todos los productos subieron. La gente pasó hambre. Además de pasar hambre, mucha gente no tenía dinero para gastar, por lo que no podían comprar ropa ni artículos de primera necesidad. Eso se veía fácilmente en las calles. Más gente que dejaba de lavar la ropa, con la ropa andrajosa y el pelo sucio... Lo vi en 2013 y 2014. La situación debe ser inimaginablemente peor ahora.

Un antiguo comerciante informal de la provincia de Ryanggang, que abandonó Corea del Norte a finales de la década de 2010, declaró en junio de 2021:

No creo que sea exagerado decir que la gente de la ciudad de Hyesan moriría si se bloqueara el contrabando. Los productos chinos son esenciales para la supervivencia de los norcoreanos. Los productos nacionales no bastan para cubrir las necesidades del país. ... Casi todos los habitantes de la ciudad de Hyesan viven del contrabando o del comercio oficial. ... No puedo pensar en ello.

 

Traducción: Agustín Menéndez - Investigador asociado de CADAL
Revisión de la traducción: José Luis Álvarez, consultor

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