En varias ocasiones hemos analizado en este boletín las violaciones del derecho internacional humanitario -las "leyes de guerra"- cometidas por varios bandos de la crisis palestino-israelí. Hoy añadimos otro crimen de guerra: el gobierno de Israel está utilizando la inanición de civiles como arma de guerra.
Las fuerzas israelíes están bloqueando deliberadamente el suministro de agua, alimentos y combustible. También están impidiendo intencionadamente la ayuda humanitaria y, al parecer, destruyendo zonas agrícolas. En resumen, están privando a la población civil de Gaza de los medios para sobrevivir.
Es fundamental comprender que esto no es simplemente un subproducto del conflicto, un resultado desafortunado de una situación terrible. Es una política del gobierno israelí.
Desde el 7 de octubre, altos funcionarios israelíes -incluidos el ministro de Defensa, Yoav Gallant, el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, y el ministro de Energía, Israel Katz- han hecho declaraciones públicas expresando su objetivo de privar a la población civil de Gaza de alimentos, agua y combustible.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, declaró el 19 de octubre que Israel no permitiría la entrada de ayuda humanitaria "en forma de alimentos y medicinas" en Gaza a través de sus pasos fronterizos "mientras no se devuelvan nuestros rehenes".
Lo que está ocurriendo sobre el terreno, respaldado por estas declaraciones al más alto nivel de los dirigentes israelíes, está "reflejando una intención de matar de hambre a los civiles como método de guerra", como afirma mi colega y experto Omar Shakir.
Las leyes de la guerra lo prohíben claramente. El Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional dice que matar de hambre intencionadamente a civiles "privándoles de objetos indispensables para su supervivencia, incluso impidiendo deliberadamente el suministro de ayuda" es un crimen de guerra.
Ahora bien, por supuesto, la toma de rehenes también es un crimen de guerra -es atroz en todos los sentidos- y Hamás debería liberarlos inmediata e incondicionalmente. Sin peros. Sin embargo, en los conflictos, un crimen de guerra no justifica tus crímenes de guerra. De hecho, nada justifica los crímenes de guerra. Para nadie.
Es más, el bloqueo continuado de Gaza por parte de Israel, por no hablar de su bloqueo ilegal desde hace más de 16 años, equivale a un castigo colectivo de la población civil. Como hemos dicho antes, se trata de otro crimen de guerra.
Como potencia ocupante en Gaza en virtud del IV Convenio de Ginebra, Israel tiene la obligación de proporcionar a la población civil suministros esenciales. El gobierno debe llevar a Gaza cantidades adecuadas de alimentos, ayuda médica y combustible que se necesitan desesperadamente. También debe restablecer plenamente el suministro de agua y electricidad, así como los medios necesarios para hacerlo.
El gobierno de Israel debe dejar inmediatamente de militarizar el hambre, y los gobiernos afectados deben pedir a Israel que lo haga. Los países que proporcionan ayuda militar y armas a Israel -Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Alemania y otros- deben suspender su apoyo militar mientras las fuerzas israelíes sigan cometiendo crímenes de guerra.
Irán debe suspender también el apoyo militar a los grupos armados palestinos Hamás y Yihad Islámica mientras sigan cometiendo crímenes de guerra, como la retención de rehenes y el fuego indiscriminado contra zonas civiles.
La catástrofe humanitaria de Gaza exige una respuesta urgente y eficaz de la comunidad internacional. No podemos permanecer impasibles mientras un gobierno lleva deliberadamente a la población a la inanición.
