Leer la versión en inglés del Daily Brief de Andrew Stroehlein.
Ha pasado un mes desde el terrible naufragio masivo frente a las costas de Grecia en el que perdieron la vida unas 650 personas. El mundo ha aprendido mucho sobre el desastre desde entonces.
En las últimas cuatro semanas se han llevado a cabo al menos tres investigaciones que condenan la torpe respuesta de los guardacostas griegos ante la embarcación abarrotada, ponen de relieve su incapacidad para reaccionar y sugieren un posible encubrimiento posterior de las pruebas.
Aún quedan muchas preguntas por responder, por supuesto, y en HRW publicaremos nuestra propia investigación a su debido tiempo.
Pero una cosa está clara: este horror era evitable. Al igual que otros miles de naufragios en las fronteras europeas - individuales, por docenas y por centenares -, el del mes pasado fue el resultado previsible de las decisiones políticas que han tomado la Unión Europea y los Estados miembros.
La UE y sus miembros decidieron recortar la búsqueda y el salvamento proactivos en el mar. Obstruyen las operaciones de búsqueda y rescate de grupos privados. E incluso criminalizan a los socorristas y persiguen a quienes se atreven a recordar que las personas migrantes y solicitantes de asilo son seres humanos con derechos como el resto de nosotros.
La política de los "líderes" de la UE y de los Estados miembros puede resumirse en dos palabras: dejarles morir.
Una parte terrible de esta bancarrota moral son las lágrimas de cocodrilo de los políticos europeos cada vez que se produce un gran desastre como el del mes pasado. (Los políticos simplemente ignoran los recuentos de muertes más bajos, por supuesto).
Hacen un espectáculo de despotricar contra los traficantes de seres humanos, es decir, personas a las que los propios políticos han enriquecido al no ofrecer canales seguros para el asilo y la migración legal. Y los políticos de la UE se lamentan insinceramente de lo horrible que ha sido lo ocurrido, fingiendo que no son plenamente conscientes de que sus políticas fueron parte integrante del ahogamiento masivo.
Porque no se equivoquen: son plenamente conscientes. No se trata de gente estúpida; todos saben perfectamente que si cortas, obstruyes y criminalizas las operaciones de búsqueda y rescate en el mar, más gente se va a ahogar.
Saben que podrían salvar esas vidas por las que montan un espectáculo de llanto. Simplemente eligen no hacerlo.
