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Kenneth Roth deja su cargo en Human Rights Watch

Estuvo casi tres décadas al frente de la organización global de derechos humanos

El director ejecutivo de Human Rights Watch, Kenneth Roth, habla durante una entrevista con Reuters en Ginebra, Suiza, el 9 de abril de 2018. © 2018 Reuters/Pierre Albouy

(New York) – El director ejecutivo de Human Rights Watch, Kenneth Roth, ha anunciado que prevé dejar su cargo a fines de agosto de 2022, informó esa organización. Roth dirige Human Rights Watch desde 1993, y en este lapso logró que pasara de ser un grupo reducido de “comités de observación” regionales a transformarse en una importante organización internacional de derechos humanos con influencia mundial.

“Tuve el inmenso privilegio de dedicar casi 30 años a construir una organización que se ha convertido en una fuerza impulsora de la defensa de los derechos de las personas en todo el mundo”,  manifestó Roth. “Dejo Human Rights Watch con la seguridad de que un equipo sumamente talentoso y dedicado llevará adelante esa defensa con gran energía, creatividad y eficacia”.

Bajo el liderazgo de Roth, Human Rights Watch pasó de tener un personal de 60 miembros y un presupuesto de USD 7 millones, a contar con 552 personas que dan cobertura a más de 100 países y un presupuesto de USD 100 millones. En 1997, Human Rights Watch recibió en forma compartida un Premio Nobel de la Paz en reconocimiento a sus esfuerzos para que se prohíban las minas antipersonales, y desempeñó un papel fundamental en las coaliciones para establecer la Corte Penal Internacional y para prohibir el uso de municiones en racimo y de niños soldados. El trabajo y las acciones de incidencia de sus miembros también contribuyeron a que se condenara al expresidente liberiano Charles Taylor, al expresidente peruano Alberto Fujimori y a los líderes de guerra serbobosnios Radovan Karadzic y Ratko Mladic. En la actualidad, Human Rights Watch está intensamente abocada a documentar y contrarrestar los graves abusos en Ucrania, Myanmar, Afganistán, Etiopía, Siria y Yemen, entre los 100 países donde trabaja habitualmente.

Roth comenzó su carrera en derechos humanos como voluntario, tarea a la que dedicó noches y fines de semana mientras ejercía como abogado y fiscal federal. Se incorporó a Human Rights Watch en 1987 como subdirector. En ese momento, la organización estaba formada por Helsinki Watch, creada en 1978 para apoyar los movimientos disidentes en Europa del Este; Americas Watch, fundada en 1981; y Asia Watch, formada en 1985. Poco después de la incorporación de Roth, la organización creó Middle East Watch y Africa Watch. A poco de iniciada su función, Roth llevó a la organización a adoptar una única identidad como Human Rights Watch.

También poco después de su llegada, levantamientos populares derribaron dictaduras en toda Europa del Este y se produjo el colapso de la Unión Soviética, lo que generó nuevas oportunidades para el movimiento de derechos humanos. Sin embargo, a medida que las nuevas democracias de los ciudadanos de Europa adoptaban nuevas libertades, se manifestaron rivalidades que habían estado reprimidas por décadas de dictadura. Cuando Roth fue designado director ejecutivo en 1993, Yugoslavia se había disuelto y Bosnia se encontraba inmersa en una guerra marcada por una feroz campaña de limpieza étnica. Pronto llegaría el genocidio en Ruanda.

Roth reconoció la necesidad de documentar las atrocidades en tiempo real con el fin de generar presión inmediata para terminar con estos hechos. Eso propició la creación de un grupo de investigadores con formación especial que pudieran incrementar la capacidad de los investigadores nacionales de la organización.

Roth también capitalizó nuevas oportunidades de llevar a los responsables ante la justicia. Mientras los investigadores de Human Rights Watch documentaban meticulosamente los abusos, la organización presionaba al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que entonces atravesaba un período de mayor cooperación, para crear tribunales internacionales encargados de juzgar crímenes de guerra de la ex Yugoslavia y de Ruanda. Las investigaciones de Human Rights Watch se utilizaron para preparar algunos de los procesos, e integrantes del personal declararon ante ambos tribunales de la ONU. Human Rights Watch también tuvo un papel destacado en el establecimiento de la Corte Penal Internacional, eludiendo las presiones del Gobierno de EE. UU., que procuraba asegurar inmunidad a sus propias fuerzas.

“El compromiso incansable de Ken con la justicia, su valentía y su compasión hacia las víctimas de violaciones de derechos humanos y crímenes atroces no fueron solo una responsabilidad profesional para él, sino una convicción personal absoluta”, señaló Fatou Bensouda, exfiscal de la Corte Penal Internacional. “Sin duda ha sido una gran inspiración para mí y para mis colegas”.

En la actualidad, en un contexto de abusos atroces en Ucrania, existe la infraestructura para que los responsables rindan cuentas.

Roth también ha creado equipos especializados para abordar las necesidades de ciertas personas marginadas, incluidas mujeres, niños y niñas, personas lesbianas, gais, bisexuales y transgénero (LGBT), refugiados, personas con discapacidad y adultos mayores. También supervisó el desarrollo de programas especiales sobre pobreza y desigualdad, cambio climático, tecnología y responsabilidad social empresarial. Asimismo, puso en marcha un programa para abordar la situación de los derechos humanos en Estados Unidos.

“Cuando Ken Roth me reemplazó como director ejecutivo de Human Rights Watch hace casi 30 años, había trabajado con él lo suficiente para saber que la organización estaría en buenas manos”, opinó Aryeh Neier, primer director ejecutivo de Human Rights Watch, que más tarde se convertiría en presidente de Open Society Foundations. “Superó mis expectativas. La integridad personal y el liderazgo de Ken han sido fundamentales para que Human Rights Watch se convirtiera en una de las instituciones no gubernamentales más importantes del mundo”.

Roth cambió la forma en que Human Rights Watch orientaba su incidencia. La organización comenzó a concentrarse principalmente en la política exterior de Estados Unidos. Roth globalizó la incidencia que lleva adelante la organización, al establecer oficinas en Bruselas, Londres, París, Berlín, Estocolmo, Tokio, San Pablo, Johannesburgo y Sídney. También encabezó el trabajo de la organización en las Naciones Unidas, con defensores comprometidos en Nueva York y Ginebra.

Tras los atentados del 11 de septiembre, Human Rights Watch documentó y expuso el uso de prisiones secretas donde funcionarios estadounidenses interrogaban y torturaban a personas sospechadas de terrorismo. Durante la gestión de Roth, Human Rights Watch interpeló al gobierno de Estados Unidos para que investigara y juzgara a los responsables de emitir las órdenes. Finalmente, el Senado de EE. UU. publicó el Informe sobre Tortura que confirmó los hallazgos de Human Rights Watch y denunció el empleo de la tortura por la Agencia Central de Inteligencia.

“Ken Roth convirtió a Human Rights Watch en un gigante de la justicia”, señaló Anthony Romero, director ejecutivo de American Civil Liberties Union. “Ha inspirado a una generación de defensores de derechos humanos a luchar por un mundo mejor. Durante la llamada ‘guerra contra el terrorismo’, Ken viajó a Guantánamo y desplegó su agudeza y prestigio al poner al descubierto la farsa que representaba el proceso de comisiones militares. Ninguna otra organización o líder han tenido un mayor impacto en los derechos humanos a escala mundial”.

La estrategia de comunicación de Human Rights Watch experimentó una evolución radical bajo la dirección de Roth. La organización comenzó a elaborar informes. Con el tiempo, también empezó a producir informes más breves y rápidos y desarrolló una firme capacidad multimedia, y ahora los vídeos, las fotografías y los gráficos acompañan habitualmente las publicaciones de la organización y, en ocasiones, la publicación misma toma esos formatos. La organización también adoptó el uso de redes sociales. Ha reunido casi 14 millones de seguidores en las principales plataformas de redes sociales. El propio Roth cuenta con más de medio millón de seguidores en Twitter.

En sus casi 30 años al frente de Human Rights Watch, Roth viajó por todo el mundo para exhortar a funcionarios públicos de las más diversas posiciones a actuar con mayor respeto por los derechos humanos. Mantuvo reuniones con más de dos decenas de jefes de estado y de gobierno y con incontables ministros, y viajó a más de 50 países para realizar tareas de investigación o de incidencia. Siempre que las circunstancias lo permitieron, se reunió también con las comunidades afectadas por violaciones de derechos humanos. Durante sus primeros años de trabajo en la organización, él mismo realizó investigaciones de determinación de los hechos, en lugares como Haití, Cuba, Israel-Palestina, Kuwait tras la invasión iraquí y Serbia después del bombardeo estadounidense. En los últimos años, se ha dedicado especialmente a abordar las atrocidades de la guerra en Siria, como así también la represión del gobierno chino en Xinjiang.

Inevitablemente, Roth cosechó muchos enemigos. Pese a ser judío (y a que su padre huyó de la Alemania nazi cuando tenía 12 años), ha sido atacado por las críticas vertidas por la organización sobre los abusos cometidos por el gobierno israelí. El gobierno de Ruanda fue particularmente corrosivo en sus críticas a Roth después de que Human Rights Watch, que había dado a conocer un informe definitivo sobre el genocidio, también informara sobre atrocidades y hechos de represión que tuvieron lugar durante la presidencia de Paul Kagame.

El gobierno chino le impuso “sanciones” y lo expulsó de Hong Kong cuando viajó allí con la intención de presentar el Informe Mundial anual en enero de 2020, el cual puso en evidencia la amenaza de Pekín al sistema global de derechos humanos. Roth respondió a estas y muchas otras críticas señalando que la organización emplea la misma metodología de determinación de hechos y aplica los mismos principios de derechos humanos en todos los países donde trabaja.

Roth ha escrito abundantemente sobre los más variados temas de derechos humanos. Además de escribir la introducción al Informe Mundial desde 1990, ha publicado más de 300 artículos en The New York Times, The Washington Post, The Guardian, The New York Review of Books, Foreign Policy y Foreign Affairs, entre otros medios.

Roth prevé escribir un libro, basado en sus experiencias personales, en el que analizará las estrategias más eficaces para la defensa de los derechos humanos. “Me voy de Human Rights Watch, pero no abandono la causa de los derechos humanos”, manifestó Roth.

Human Rights Watch llevará a cabo una búsqueda abierta para cubrir el puesto que Roth deja vacante. Tirana Hassan, directora de Programas, se desempeñará como directora ejecutiva interina.

“La claridad de visión de Ken me trajo a Human Rights Watch”, señaló Amy Rao, copresidenta de la junta directiva de Human Rights Watch. “Brindarle apoyo a él y a esta organización ha sido uno de los más grandes honores que he tenido en mi vida. Estamos decididos a incorporar un nuevo líder que construya sobre las bases que sentó el legado de Ken e impulse a Human Rights Watch, en colaboración con otras organizaciones, en la defensa y protección de los derechos humanos en todo el mundo”.

 

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