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Ucrania: La población civil bajo asedio en Chernihiv necesita acceso a productos de primera necesidad

Es necesario facilitar la ayuda humanitaria, las evacuaciones seguras y el acceso al agua y la electricidad

Edificios residenciales dañados en la ciudad de Chernihiv en el norte de Ucrania, donde los civiles han tenido acceso limitado a agua corriente, electricidad o calefacción desde que las fuerzas rusas intensificaron sus ataques a la ciudad. © 2022 Privado

La población civil de la ciudad de Chernihiv, en el norte de Ucrania, ha tenido un acceso limitado a agua corriente, electricidad o calefacción desde principios de marzo de 2022, cuando las fuerzas rusas intensificaron su asalto a la ciudad, señaló hoy Human Rights Watch.

Desde al menos el 24 de marzo, las fuerzas rusas han sitiado la ciudad, controlando casi todos los accesos a la misma y atacando el puente que proporcionaba la última ruta de acceso que quedaba para entrar y salir de la ciudad hacia el territorio controlado por Ucrania. Esto ha impedido la evacuación de los heridos, entre ellos niños, y el uso de la ruta para la entrega y distribución de bienes humanitarios, incluidos suministros médicos críticos, a la población civil.

“Los civiles de Chernihiv llevan días atrapados en una crisis de efecto dominó, sin acceso a los servicios básicos y sin medios de escape, todo ello mientras viven bajo la amenaza constante de los ataques rusos”, dijo Richard Weir, investigador sobre crisis y conflictos de Human Rights Watch. “Las fuerzas rusas, junto con las ucranianas, deben tomar las medidas necesarias para permitir a los civiles que lo deseen abandonar la ciudad de forma segura y garantizar la satisfacción de las necesidades básicas de los civiles que se queden”.

Las condiciones en Chernihiv se asemejan a las de la ciudad portuaria de Mariupol, en el sureste del país, donde la situación se deterioró drásticamente cuando los residentes se refugiaron en sótanos sin apenas acceso a agua corriente, electricidad, calefacción, atención médica o servicio de telefonía móvil mientras las fuerzas rusas sitiaban la ciudad.

El 29 de marzo, un viceministro de Defensa ruso dijo que Rusia “reduciría la actividad militar” cerca de Kiev, la capital, y de Chernihiv. Sin embargo, a fecha del 30 de marzo, no parece haberse producido ninguna reducción significativa de las actividades militares en las dos ciudades y sus alrededores. La actividad militar de cualquiera de las partes no debería impedir arbitrariamente la entrega urgente de asistencia humanitaria a los residentes ni la evacuación segura de los civiles que decidan marcharse.

Human Rights Watch habló con un funcionario de la ciudad, un médico de Chernihiv y un residente que recientemente huyó de la ciudad. Describieron una situación en deterioro, en la que el acceso al agua, la electricidad, la calefacción y las comunicaciones telefónicas y por internet han desaparecido casi por completo en la mayor parte de Chernihiv en los últimos días. La aguda escasez de agua supone un riesgo especialmente grave para los aproximadamente 130.000 residentes que permanecen en la ciudad, de los casi 300.000 habitantes que había antes de la guerra. La falta de electricidad también limita gravemente el acceso a la atención de salud. No es posible determinar el número total de las víctimas civiles ni la magnitud de los daños a la infraestructura de la ciudad debido a las continuas hostilidades y las limitadas comunicaciones.

Olexander Lomako, secretario del ayuntamiento de Chernihiv, calcula que más de 350 civiles han muerto durante los ataques a la ciudad. “Pero son cifras muy aproximadas”, dijo a Human Rights Watch el 30 de marzo. “Muchas personas permanecen bajo las casas destruidas. La gente a menudo se ve obligada a enterrar a sus vecinos y familiares en los patios de sus casas. Así que ni siquiera podemos contar el número exacto de víctimas. Además, todos los días llegan heridos a los hospitales..... Algunos no sobrevivirán a las heridas y muchos quedarán discapacitados de por vida. Algunos perdieron una pierna, un ojo o un brazo”.


Los ataques militares rusos en Chernihiv comenzaron el 24 de febrero, el primer día de la invasión rusa a gran escala de en Ucrania. Human Rights Watch documentó previamente un ataque aéreo ruso contra un barrio residencial de la ciudad el 3 de marzo, que dañó varios edificios incluyendo un hospital, matando e hiriendo a docenas de civiles, según testigos y médicos con los que habló Human Rights Watch, así como funcionarios locales. Desde entonces, los ataques a Chernihiv se intensificaron a medida que las fuerzas rusas se desplazaron para rodear la ciudad.

En la noche del 23 de marzo, el puente principal sobre el río Desna, en la carretera que sale de Chernihiv hacia el sur, en dirección a Kiev, fue destruido. Esto detuvo el tráfico de vehículos hacia y desde las zonas bajo control ucraniano, ya que las fuerzas rusas controlan las otras carreteras principales de entrada y salida de la ciudad. El 26 de marzo, varios periodistas ucranianos e internacionales que estaban informando desde el puente destruido dijeron que la zona fue blanco de un intenso bombardeo mientras estaban allí, y que uno de ellos salió herido.

“Este puente nos permitía recibir ayuda humanitaria y evacuar a los civiles heridos y pacíficos: mujeres y niños”, dijo Lomako. “Ahora solo queda [un] puente peatonal. Y [cuando] alguien se atreve a cruzarlo, los rusos bombardean el puente”. Human Rights Watch no tiene información sobre esfuerzos específicos para repartir asistencia humanitaria imparcial a través de las rutas de acceso bajo control ruso y si las fuerzas rusas han negado el acceso.


Lomako dijo que el mayor problema para los residentes que permanecen en Chernihiv es la ausencia de suministro de agua. Han tenido que utilizar generadores para bombear agua de los pozos, dijo, pero no hay suficiente para suministrar agua a todos, y algunos han tenido que depender del agua de los ríos y lagos, o de la nieve derretida.

Vladyslav Atroshenko, alcalde de Chernihiv, dijo en una rueda de prensa ante los medios de comunicación el 26 de marzo que la ciudad había “estallado en pedazos” y que los funcionarios estaban tratando de evacuar por “cualquier medio” a 44 personas con heridas graves, militares y civiles, incluidos tres niños.

Un médico con el que Human Rights Watch habló el 26 de marzo dijo que su hospital en Chernihiv solo obtenía electricidad de sus generadores y que estos estaban empezando a quedarse sin combustible. En la situación actual, está previsto que los generadores se enciendan durante cuatro horas al día. “Aprovechamos ese tiempo para cocinar la leche de fórmula para los bebés”, dijo. La cirugía requiere una gran cantidad de combustible para el generador, dijo, y los generadores no proporcionan suficiente energía para que el personal del hospital pueda operar adecuadamente el equipo médico, como su máquina de rayos X avanzada, para evaluar las lesiones. La escasez de agua también ha creado problemas. “Como no tenemos electricidad ni agua, no podemos esterilizar nuestros instrumentos médicos, por lo que hemos tenido que utilizar kits desechables”, señaló.

Garantizar el acceso a la electricidad y al agua potable será crucial para ayudar a prevenir la propagación de enfermedades transmisibles por la ingestión de agua contaminada, señaló Human Rights Watch. La deshidratación grave puede provocar hipotermia, calambres en las piernas, delirio, pérdida de presión arterial, insuficiencia de órganos y muerte. Los niños, las mujeres embarazadas y las personas mayores son más propensos a los efectos de la deshidratación.

El derecho internacional humanitario, o las leyes de la guerra, prohíben los ataques dirigidos a y los ataques indiscriminados contra civiles y objetos civiles, así como los ataques que causan un daño anticipado a los civiles que es desproporcionado con respecto al beneficio militar esperado. Las leyes de la guerra no prohíben los asedios por tierra y los bloqueos por mar de las fuerzas enemigas, pero los asedios no pueden incluir tácticas que impidan el acceso de los civiles a elementos esenciales para su supervivencia, como el agua, los alimentos y las medicinas. Las partes en conflicto deben permitir y facilitar el traslado rápido de la ayuda humanitaria imparcial a todos los civiles necesitados y no interferir arbitrariamente en él.

Además, todas las partes de un conflicto armado deben proteger los objetos indispensables para la supervivencia de la población civil, incluidos los necesarios para la distribución de agua y el saneamiento. El hambre como método de guerra está prohibido.

En virtud de la legislación internacional sobre derechos humanos, los Estados deben respetar el derecho al agua, lo que incluye abstenerse de limitar el acceso a los servicios e infraestructuras de agua o destruirlos como medida punitiva durante los conflictos armados, así como respetar las obligaciones de proteger los objetos indispensables para la supervivencia de la población civil expuestas anteriormente. Las partes del conflicto deben garantizar urgentemente que la población civil de Chernihiv y de otras zonas afectadas por las hostilidades tenga acceso al agua y a la electricidad sin discriminación ni restricciones ilegales.

“Los civiles atrapados en Chernihiv están experimentando ecos de los horrores vividos por los de Mariupol en las últimas semanas”, dijo Weir. “Los civiles no deberían tener que sufrir así. Las partes del conflicto deben cumplir con sus responsabilidades internacionales y proteger a todas las personas que permanecen en Chernihiv”.

 

 

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