- La invasión rusa a gran escala de Ucrania ha devastado escuelas y jardines de infancia en todo el país. Desde febrero de 2022, más de 3.790 centros educativos han resultado dañados o destruidos.
- Los niños y niñas ucranianos han pagado un alto precio en esta guerra porque los ataques a la educación son ataques a su futuro.
- Los donantes internacionales y las agencias humanitarias deberían apoyar al gobierno ucraniano para garantizar la reconstrucción equitativa de las escuelas en todas las regiones de Ucrania.
(Kiev, 9 de noviembre de 2023) – La invasión rusa a gran escala de Ucrania ha devastado escuelas y jardines de infancia en todo el país, afirmó Human Rights Watch en un informe y un video publicados hoy. Desde febrero de 2022, más de 3.790 centros educativos han resultado dañados o destruidos, según cifras del gobierno ucraniano, lo que ha interrumpido gravemente el acceso a la educación de millones de niños y niñas.
El informe de 71 páginas, “Tanks on the Playground” (“Tanques en el patio de recreo”), documenta los daños y la destrucción de escuelas y jardines de infancia en cuatro regiones de Ucrania durante los primeros meses de los combates. La mayor parte de los daños a las instalaciones educativas se debieron a ataques aéreos, bombardeos de artillería, ataques con cohetes y, en algunos casos, ataques con municiones en racimo, que causaron daños importantes a los tejados, el derrumbe de las paredes y la acumulación de grandes escombros en las aulas. Las fuerzas rusas frecuentemente saquearon las escuelas que ocupaban, lo que constituye un crimen de guerra.
“Los niños y niñas ucranianos han pagado un alto precio en esta guerra porque los ataques a la educación son un ataque a su futuro”, afirmó Hugh Williamson, director de la división de Europa y Asia Central de Human Rights Watch. “La comunidad internacional debería condenar los daños y la destrucción de escuelas en Ucrania y los saqueos por parte de las fuerzas rusas”.
Human Rights Watch visitó 50 centros educativos en las regiones de Kiev, Járkov, Chernivtsi y Mikolaiv y entrevistó a casi 90 funcionarios escolares, representantes de autoridades locales y testigos de operaciones militares.
La educación en Ucrania lleva bajo ataque desde que Rusia invadió Ucrania por primera vez en 2014. La invasión a gran escala de Rusia en 2022 provocó nuevos ataques y el uso militar de las escuelas, lo que, junto con los efectos generales de la guerra, ha perturbado gravemente la educación de las niñas y los niños ucranianos, que ya sufrieron el cierre de escuelas debido a la pandemia de Covid-19. Muchos estudiantes de escuelas que fueron dañadas o destruidas tuvieron que continuar el curso en otras escuelas, estudiando por turnos o de forma remota, lo que ha mermado la calidad de la educación, señaló Human Rights Watch. Los ataques por parte de las fuerzas rusas a la infraestructura eléctrica y los consiguientes cortes de electricidad e Internet han impedido con frecuencia el aprendizaje a distancia.
El gobierno ucraniano ha adoptado varias medidas clave para proteger la educación de ataques. En 2019, Ucrania respaldó la Declaración de Escuelas Seguras, un compromiso político internacional que tiene como objetivo proteger la educación de los peores efectos del conflicto armado. En agosto de 2021, Ucrania adoptó un plan de acción para cumplir los requisitos de la declaración. Hasta enero de 2022, mil oficiales militares ucranianos habían recibido capacitación en la Declaración de Escuelas Seguras y las “Directrices para proteger las escuelas y universidades del uso militar durante los conflictos armados” de la declaración.
En julio de 2022, las autoridades ucranianas también emitieron una orden militar de alto nivel destinada a “no utilizar... dependencias de instalaciones educativas para el alojamiento temporal de cuarteles y unidades militares”, según el Ministerio de Defensa de Ucrania.
El daño y la destrucción de escuelas documentadas por Human Rights Watch ocurrieron típicamente cuando las fuerzas rusas capturaban ciudades y pueblos y ocupaban escuelas durante las primeras semanas de los combates en 2022. En varios casos, las fuerzas rusas dispararon contra las escuelas que habían utilizado cuando se retiraban de zonas que habían ocupado, causando incluso mayores daños.
Durante la ocupación de las escuelas, las fuerzas rusas las saqueaban, llevándose computadoras de escritorio y portátiles, televisores, pizarras interactivas, otros equipos escolares y sistemas de calefacción. Lo que no robaron, a menudo destruyeron. Tras la retirada, las fuerzas rusas dejaron aulas incendiadas y saqueadas. También pintaron grafitis en las paredes, normalmente expresando su odio por los ucranianos.
Por ejemplo, los soldados rusos ocuparon la escuela Borodianska en la región de Kiev y la utilizaron para operaciones militares contra las fuerzas ucranianas. La escuela resultó gravemente dañada por el fuego de respuesta ucraniano. Los soldados rusos dejaron grafitis antiucranianos y una bandera con una esvástica nazi en las paredes de las aulas.
“Era imposible contener las lágrimas”, dijo el director de la escuela. “En la cafetería, [las fuerzas rusas] habían instalado un baño [en el fregadero]. En otra sala había sangre en las paredes. … Rompieron todas las computadoras… y lo ensuciaron todo… Simplemente robaron las computadoras portátiles”.
Usar las escuelas como alojamiento para las tropas, almacenar municiones o estacionar o desplegar vehículos militares en terrenos escolares hace que los ataques a las escuelas sean más probables. Las fuerzas militares están obligadas, bajo las leyes de la guerra, a hacer todo lo posible para proteger las escuelas y otros bienes civiles bajo su control de los efectos de cualquier ataque.
Informes anteriores de Human Rights Watch documentaron cómo las fuerzas rusas atacaron escuelas y jardines de infancia, incluidas escuelas para niñas y niños con discapacidades; torturaron, violaron y sometieron a otros malos tratos a prisioneros de guerra y civiles detenidos en las escuelas; y utilizaron las escuelas para detener a civiles.
Rusia no ha respaldado la Declaración de Escuelas Seguras. Las Naciones Unidas y otros deberían presionar al gobierno ruso para que cese de inmediato los ataques deliberados, indiscriminados y desproporcionados contra civiles y bienes civiles, incluidas escuelas, e instar a Rusia a evitar el uso de instalaciones educativas ucranianas con fines militares. Rusia debería aplicar las disposiciones de la declaración e incluir sus principios en la formación del personal militar.
En unos pocos casos documentados por Human Rights Watch, las fuerzas ucranianas ubicaron soldados en escuelas, establecieron puestos de control cerca de edificios escolares o desplegaron un pequeño número de miembros de las Fuerzas de Defensa Territorial para brindar seguridad a los civiles que se refugiaban en las escuelas, acciones que pueden aumentar el riesgo de ataques.
El Ministerio de Educación informó que más del 95 por ciento de estudiantes elegibles estaban matriculados en escuelas en enero, un logro significativo durante tiempos de guerra, señaló Human Rights Watch. A pesar de estos esfuerzos, la interrupción del aprendizaje debido a la guerra y la evidencia global de la pandemia de coronavirus de que el cambio de la educación presencial a la remota a menudo causa pérdidas de aprendizaje y desigualdad, subrayan el enorme esfuerzo necesario para ayudar a que las niñas y niños ucranianos recuperen su educación.
Una mujer que vive en Izium, en la región de Járkov, dijo a Human Rights Watch que tenía dificultades con el aprendizaje remoto para su hijo de 14 años. “No hay Internet, así que no puede seguir las lecciones en video”, explicó. “No se puede simplemente [entregar las tareas a los profesores] por teléfono, se necesita una computadora portátil. No puede configurar un aula virtual en su teléfono”.
Ser capaz de devolver a los niños a las aulas pone a Ucrania bajo mayor presión para, con el apoyo de socios internacionales, restaurar y reconstruir las instalaciones educativas dañadas de acuerdo con los estándares de seguridad y accesibilidad, dijo Human Rights Watch.
Los donantes internacionales y las agencias humanitarias deberían apoyar al gobierno ucraniano para garantizar la reconstrucción equitativa de las escuelas en todas las regiones de Ucrania y exigir el estricto cumplimiento de las normas de accesibilidad obligatorias según la ley ucraniana.
“La mayoría de los países del mundo, incluidos los miembros de la Unión Europea y la OTAN, se han comprometido a proteger la educación de los ataques, y deberían ayudar a Ucrania a lograr ese objetivo”, dijo Williamson. “Las niñas y los niños de Ucrania tienen el mismo derecho a la educación que los de todas partes, y a pesar de la guerra, este derecho crucial debería ser protegido”.