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Una Revisión Pendiente: Análisis de las Armas Incendiarias en el Contexto Contemporáneo

Memorándum a los delegados de la Reunión de Estados Partes de la Convención sobre Armas Convencionales

Introducción

En noviembre de 2017, por primera vez en 37 años, un órgano de desarme de la ONU tuvo la oportunidad de abordar los problemas humanitarios causados por las armas incendiarias, uno de los tipos de armas más crueles de la guerra moderna. Las naciones debatieron el tema en profundidad en la década de 1970 durante el proceso que derivó en la Convención sobre Ciertas Armas Convencionales (CCAC) de 1980 y sus tres primeros protocolos, incluido el Protocolo III sobre armas incendiarias. Desde 2010, los Estados parte de la CCAC han expresado una nueva preocupación por las armas incendiarias, pero han carecido de un foro específico en el cual exponer sus posiciones. Tras haber dedicado finalmente una sesión específica para abordar el Protocolo III en su reunión anual de noviembre de 2017, los Estados parte de la CCAC estarán preparados para contribuir a un debate enérgico sobre los daños causados por las armas incendiarias y la idoneidad del protocolo.

Situar el debate actual en un contexto histórico pone de manifiesto la importancia de revisar el Protocolo III, con el objetivo de actualizar y reforzar sus disposiciones. La CCAC fue diseñada para ser un instrumento dinámico y otros componentes clave de la convención de 1980 ya han sido revisados y evaluados.[1] En 1996, los Estados Partes modificaron el Protocolo II sobre minas terrestres y artefactos explosivos, y para 2001 ampliaron el ámbito de aplicación del marco de la convención, a los conflictos armados no internacionales. La revisión del Protocolo III, que también tiene su origen en 1980, se encuentra muy retrasada.

Este documento muestra la necesidad y la viabilidad de dicha revisión examinando los cambios en el panorama militar y diplomático desde que se adoptó el Protocolo III hace casi cuatro décadas. Cuando la comunidad internacional se reunió por última vez para tratar el tema de las armas incendiarias, los horrores de los bombardeos de Dresde y Tokio en la Segunda Guerra Mundial y el uso extensivo de napalm en Vietnam estaban en la mente de los diplomáticos. La indignación de la opinión pública por la muerte, la desfiguración y la destrucción causadas por estas armas impulsó la adopción de una nueva ley, aunque la política de la Guerra Fría limitó los progresos que se podían realizar. El Protocolo III fue de hecho un compromiso que abordaba los problemas del pasado pero no los del futuro.

Mientras los Estados parte de la CCAC se congregan en su reunión anual de 2017, las armas incendiarias siguen poniendo en peligro a la población civil. El año pasado se utilizaron repetidamente armas incendiarias en Siria, así como municiones de fósforo blanco, que tienen efectos incendiarios comparables, tanto en Irak como en Siria. Sin embargo, la naturaleza de la guerra ha evolucionado y el uso de napalm lanzado desde el aire ya no es la única arma preocupante. Las armas incendiarias polivalentes y lanzadas desde tierra, comprendidas dentro de los vacíos legales del Protocolo III, se han convertido en elementos de los conflictos armados contemporáneos. Al mismo tiempo, ha aumentado el apoyo de los Estados Partes en la CCAC frente a la revisión y el fortalecimiento del Protocolo III.

Human Rights Watch y la Clínica Internacional de Derechos Humanos de la Facultad de Derecho de Harvard (IHRC por sus siglas en inglés) instan a los Estados a aprovechar la oportunidad que ofrece el nuevo punto del orden del día sobre el Protocolo III. Para ello, deberían:

  • Hacer contribuciones sustantivas a los debates de la Reunión de Estados Partes de la CCAC, incluso proporcionando más detalles sobre sus posiciones y políticas nacionales o añadiendo su voz al debate por primera vez;
  • Solicitar una revisión formal de la aplicación y adecuación del Protocolo III;
  • Condenar el uso de armas incendiarias, incluyeno el uso de las mismas en Siria;
  • Garantizar que la Reunión de Estados Partes destine más tiempo en 2018 a los debates sobre las armas incendiarias y el Protocolo III;
  • Promover el cumplimiento y la universalización del Protocolo III;
  • Trabajar a lo largo del tiempo para reforzar el Protocolo III adoptando una definición de armas incendiarias basada en los efectos y prohibiendo el uso de todas las armas incendiarias, independientemente de sus sistemas de lanzamiento en zonas pobladas. Una prohibición completa de las armas incendiarias tendría los mayores beneficios humanitarios.

I. Las armas incendiarias y los daños que causan

Las armas incendiarias son municiones que producen calor y fuego mediante la reacción química de una sustancia inflamable. Pueden utilizarse para quemar personas o material, penetrar en las superficies metálicas, producir cortinas de humo o iluminar. Contienen diferentes compuestos químicos, como el napalm, la termita o el trifluoruro de cloro. Sea cual sea la variante, las armas incendiarias pueden causar la muerte o daños de por vida a los civiles.

Quemaduras térmicas y daños respiratorios

Las armas incendiarias producen graves quemaduras térmicas a través de sus agentes químicos y fuegos secundarios. Estas lesiones han sido calificadas como “el mayor traumatismo al que puede estar expuesto el cuerpo”, en parte porque la piel afectada es un órgano vital.[2] Debido a su calor extremo, las armas incendiarias pueden causar quemaduras de cuarto o incluso quinto grado, dañando músculos, ligamentos, tendones, nervios, vasos sanguíneos e incluso huesos.[3] La recuperación suele ser lenta y dolorosa. Suele durar semanas o meses y requiere el cambio diario de apósitos, lo que puede ser insoportable. Los médicos han comparado el proceso de limpieza de la herida con ser “desollado vivo”.[4] Muchas víctimas mueren a causa de las quemaduras, y las que sobreviven quedan marcadas física y psicológicamente.[5]

El calor y el humo de las armas incendiarias también pueden afectar gravemente al sistema respiratorio. La inhalación de gas caliente y productos de la combustión puede causar quemaduras respiratorias y otras complicaciones pulmonares, como neumonía y acumulación de líquido en los pulmones.[6] Las víctimas pueden desarrollar infecciones graves debido a las lesiones en las vías respiratorias. Como las armas incendiarias suelen emitir monóxido de carbono u otros gases nocivos, las víctimas pueden morir por envenenamiento con monóxido de carbono. Los supervivientes pueden sufrir problemas respiratorios persistentes por inhalación de humo.

Efectos a largo plazo y daños permanentes  

Las heridas de las armas incendiarias suelen causar daños físicos y psicológicos duraderos.[7] Los daños permanentes pueden incluir la pérdida de la función de las manos debido a las intensas cicatrices y a los daños en la piel,[8] contracturas (restricción de los músculos y articulaciones subyacentes a causa de cicatrices superpuestas o injertos de piel inadecuados), reducción de la fuerza y la actividad. El tratamiento para el dolor es intenso mediante fármacos que pueden provocar dependencia y posteriores síntomas de abstinencia. El aislamiento durante el tratamiento y el hecho de verse obligado a “enfrentarse a la visión de su propio cuerpo desnudo y quemado... y al hedor de su propia carne putrefacta” pueden ser horrible y agravar el trauma psicológico.[9] Las víctimas también pueden ser rechazadas socialmente debido a sus graves cicatrices y desfiguración.

Fósforo blanco

Aunque muchos Estados sostienen que las municiones de fósforo blanco están excluidas de la definición de armas incendiarias basada en el diseño del Protocolo III de la CCAC, el daño causado por estas municiones polivalentes es comparable al de otras armas incendiarias.[10] El fósforo blanco es una sustancia química que se enciende cuando se expone al oxígeno atmosférico a temperaturas superiores a 30º C (84º F) y continúa ardiendo mientras está expuesto al oxígeno, hasta que se agota. La reacción química crea un intenso calor de unos 815º C (1.500º F) y produce tanto luz como un espeso humo químico.[11]

Estas características hacen que el fósforo blanco sea útil para crear cortinas de humo con el propósito de ocultar los movimientos de las tropas, bloquear los sensores térmicos, marcar y señalizar, proporcionar rastreadores para las municiones y destruir los suministros de combustible y los depósitos de municiones. Algunas fuerzas armadas han utilizado el fósforo blanco específicamente por sus efectos incendiarios, incluso para atacar a personas o material o para “ahumar” a personas protegidas con el fin de matarlas con otras armas.[12]

El fósforo blanco puede causar lesiones horribles. Al ser muy soluble en la grasa y, por tanto, en la carne humana, provoca graves quemaduras térmicas y químicas, a menudo hasta el hueso.[13] Estas lesiones se curan lentamente y son propensas a las infecciones. Si los fragmentos de fósforo blanco permanecen en el cuerpo, pueden agravar el daño. Las heridas por quemaduras pueden reavivarse cuando se quitan los vendajes y los restos de fósforo blanco se vuelven a exponer al oxígeno. Los médicos también pueden descubrir que las heridas previamente tratadas se han hecho más grandes y profundas. El fósforo blanco puede entrar en el torrente sanguíneo a través de las heridas y causar fallos en múltiples órganos. Como resultado, las quemaduras en sólo el 10% del cuerpo suelen ser mortales.[14] Durante el largo periodo de tratamiento, las víctimas siguen corriendo el riesgo de morir.

II. Un legado de una época anterior

El Protocolo III de la CCAC, el único instrumento jurídicamente vinculante dedicado a regular las armas incendiarias, es el producto de un momento histórico concreto. El aumento del uso y la creciente indignación mundial impulsaron a los Estados a tomar medidas contra estas cruentas armas en la década de 1970. Sin embargo, la política de la Guerra Fría limitó los posibles resultados legales. El resultado fue un compromiso que respondía a los problemas de la época, pero que no aborda adecuadamente la situación actual.

Uso en la Segunda Guerra Mundial y en la Guerra de Corea

Las armas incendiarias se convirtieron en un factor problemático de la guerra moderna durante la Segunda Guerra Mundial en la década de 1940 y la Guerra de Corea en la década de 1950. En aquella época, los ejércitos utilizaban estas armas para realizar bombardeos estratégicos, es decir, para destruir infraestructuras industriales y económicas, quemar edificios y arrasar grandes zonas.[15]

Los conocidos bombardeos de Dresde y Tokio durante la Segunda Guerra Mundial fueron la primera prueba de los horrores que pueden causar las armas incendiarias. En febrero de 1945, las fuerzas aliadas lanzaron más de 4.000 toneladas de bombas de alto poder explosivo y armas incendiarias, incluido el napalm, sobre Dresde, matando a unas 25.000 personas y destruyendo más de 75.000 viviendas.[16] En el bombardeo de Tokio del mes siguiente, las bombas incendiarias lanzadas por las fuerzas aliadas quemaron la mitad de la ciudad, matando a más de 100.000 personas y dejando a un millón sin hogar.[17]

Durante la Guerra de Corea, el uso de napalm, una sustancia altamente inflamable, pegajosa y gelatinosa, aumentó.[18] Los aliados lanzaron unas 32.357 toneladas de napalm sobre Corea, el doble de lo que lanzaron sobre Japón en 1945,[19] y más de lo que utilizaron en toda la zona del Pacífico en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial.[20] Los militares valoraban el napalm porque era relativamente barato de obtener, era fácil de preparar y tenía efectos de gran alcance.[21]

Los efectos del napalm, al que los marines estadounidenses de la Guerra de Corea apodaron “aceite de cocina”, fueron devastadores.[22] Los investigadores del ejército informaron de que “un par de tanques de napalm de 110 galones ... crearon un manto de fuego de 15.000 pies cuadrados con un área “efectiva” de cincuenta yardas cuadradas en el centro”.[23] Los pilotos estadounidenses que volvían de lanzar napalm consideraban repugnante la “matanza indiscriminada”.[24] Tres oficiales de la Marina estadounidense escribieron: “Matamos a civiles, a civiles amigos, y bombardeamos sus casas; [quemamos] pueblos enteros con sus ocupantes -mujeres y niños y diez veces más soldados comunistas ocultos- bajo lluvias de napalm, y los pilotos volvieron a sus barcos apestando al vómito que se les retorcía de las entrañas por la conmoción de lo que tuvieron que hacer”.[25]

El uso de napalm en la guerra de Vietnam

Si bien las armas incendiarias habían causado estragos en ciudades y poblaciones civiles en la Segunda Guerra Mundial y en la Guerra de Corea, la guerra de Estados Unidos en Vietnam hizo que la crueldad de estas armas, y del napalm en particular, entrara en la conciencia pública y en última instancia, en la diplomática. Se convirtió en la principal motivación para el desarrollo del Protocolo III.

El impresionante uso de napalm hizo que las armas incendiarias fueran difíciles de ignorar. En el lapso de 10 años, de 1963 a 1973, las fuerzas estadounidenses y survietnamitas arrojaron unas 388.000 toneladas de bombas de napalm de fabricación estadounidense en Indochina, lo que representó unas doce veces lo que se arrojó en Corea en un período de tres años.[26] En otras palabras, la media anual de napalm utilizado en Vietnam fue aproximadamente 2,5 veces la media en Corea entre 1950 y 1953 y 2,4 veces el total que cayó sobre Japón durante 1945, el año más mortífero de los bombardeos. Las armas incendiarias en Vietnam se utilizaron para “penetrar en cuevas y trincheras” y para quemar bosques y selvas, más que para arrasar ciudades, pero en el proceso, mataron o hirieron a los aldeanos que vivían en la zona.[27]

Los informes de los medios de comunicación sobre el uso de napalm por parte de Estados Unidos y Vietnam del Sur aumentaron la conciencia y obligaron al público a enfrentarse a la crueldad de las armas incendiarias. En enero de 1967, “revistas situadas en extremos opuestos del periodismo estadounidense, geográfica, histórica y demográficamente, dieron a conocer la noticia”.[28] Los medios de comunicación describieron por primera vez al público estadounidense los efectos brutales del napalm sobre los civiles, especialmente los niños.[29] Por ejemplo, un artículo ofrecía un relato detallado de un niño de 7 años cuya piel quemada “parecía carne cruda e hinchada; los dedos de su mano estaban estirados y rígidos por las quemaduras”.[30] La fotografía de 1972 de Nick Ut´s “El terror de la guerra”, que captó a una niña de 9 años con graves quemaduras huyendo de un ataque con napalm, se convirtió rápidamente en “una abreviatura cultural de las atrocidades de la guerra de Vietnam”.[31] La impopularidad de la guerra, combinada con las vívidas fotografías y la cobertura televisiva, generó la indignación del público sobre el uso de armas incendiarias y del napalm en particular. En la década de 1970, los Estados también comenzaron a expresar su preocupación.

La respuesta diplomática

Las guerras libradas a mediados del siglo XX impulsaron los debates internacionales sobre las armas incendiarias que culminaron con la adopción del Protocolo III de la CCAC en 1980. A lo largo de la década de 1970, los Estados abordaron una serie de armas, incluidas las incendiarias, en varios foros diplomáticos, entre ellos: un Comité ad hoc sobre armas convencionales;[32] la Conferencia de Expertos Gubernamentales sobre el Uso de Ciertas Armas Convencionales (CGE), que fue convocada por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y se reunió en Lucerna y Lugano en 1974 y 1976;[33] y las conferencias preparatorias y de negociación de la CCAC. El debate en estas reuniones estaba bastante politizado, y los participantes tendían a alinearse según las líneas de la Guerra Fría.[34] A pesar del estigma generalizado asociado a las armas incendiarias, el tenso clima político de aquella época limitó el resultado de estos debates.

Una serie de Estados, principalmente países del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL) a los que se sumaron algunos países occidentales, pidieron la prohibición total de las armas incendiarias. En el CGE, uno de los representantes de Suecia, Hans Blix, abogó repetidamente por una prohibición total de “toda la familia de armas incendiarias”.[35] En la conferencia preparatoria de la CCAC de 1979, Austria, Egipto, Ghana, Jamaica, México, Rumanía, Sudán, Suecia, Suiza, Togo, Venezuela, Yugoslavia y Zaire presentaron una propuesta que prohibía todo uso de armas incendiarias.[36] Durante la conferencia diplomática de la CCAC en 1979, un delegado de México expresó la opinión de que la mayoría de los Estados apoyaban una prohibición total de las armas incendiarias.[37]

Sin embargo, las potencias militares occidentales más conservadoras, en particular Australia, Canadá, los Países Bajos y Estados Unidos, argumentaron que una prohibición completa estaba fuera de su alcance. Estos Estados cuestionaron la “precisión técnica” de los informes sobre los impactos de las armas incendiarias elaborados por el secretario general de la ONU y el CICR y argumentaron que el sufrimiento que causaban las armas no se podía medir con precisión.[38] En un memorando interno de 1978, un funcionario del gobierno británico argumentaba que, aunque el Reino Unido no necesitaba armas incendiarias por sí mismo, sus aliados sí las necesitaban y, por lo tanto, debía rechazar tanto la propuesta de “una prohibición total de cualquier uso [de armas incendiarias] en cualquier circunstancia” como la propuesta de Noruega de “una prohibición de cualquier uso contra el personal, pero no contra objetos que sean objetivos militares”. [39] El memorando recomendaba que el gobierno aceptara en cambio la propuesta holandesa de “restringir el uso [incendiario] a los objetivos militares”, que “codificaba la ley y la práctica existentes”.[40]

Los Estados del bloque soviético “apoyaban nominalmente al grupo prohibicionista”, pero no aceptaban una prohibición amplia y de gran alcance que perjudicara los intereses soviéticos.[41] Un experto sugirió que, si bien estos estados mantenían esencialmente puntos de vista similares a los de Estados Unidos, su postura oficial era que aceptarían prohibiciones o restricciones, “pero éstas deberían negociarse en el contexto de una conferencia mundial de desarme”.[42]

Esta serie de reuniones condujo a la negociación y adopción de la CCAC y sus tres primeros protocolos, incluido el Protocolo III sobre armas incendiarias. Este último representaba un avance porque pretendía reducir los daños causados por las armas incendiarias. Sin embargo, debido a que las potencias occidentales y el bloque soviético se oponían a una prohibición amplia, la propuesta del MNOAL y otros Estados de una prohibición total no se llevó a cabo.[43] En el momento de la adopción del protocolo, muchos Estados expresaron su decepción por sus puntos débiles, especialmente por el hecho de no prohibir todo uso de armas incendiarias.[44]

III. Protocolo III: Un compromiso histórico y sus deficiencias contemporáneas

Aunque el Protocolo III fue un paso positivo para abordar los efectos humanitarios causados por las armas incendiarias, respondió al pasado en lugar de prepararse para el futuro. Sus disposiciones abordan el uso de armas incendiarias que era característico de las guerras de mediados del siglo XX. Sin embargo, en las cuatro décadas que siguieron a su adopción en 1980, ha quedado claro que el instrumento tiene dos vacíos jurídicos que no se previeron o se descartaron en el momento de su redacción.

Las disposiciones del Protocolo III

El Protocolo III representó un compromiso diplomático que se centró en las principales preocupaciones sobre las armas incendiarias en el momento de su adopción, en particular el napalm lanzado desde el aire.[45] En el artículo 1, el protocolo utiliza una definición basada en el diseño para las armas incendiarias. Dicha disposición establece que un arma incendiaria es “cualquier arma o munición diseñada principalmente para incendiar objetos o causar quemaduras a las personas”.[46] Esta definición abarca el napalm y otras armas incendiarias comunes que infligieron sufrimiento desde la Segunda Guerra Mundial hasta la Guerra de Vietnam. Estas armas ofensivas se producían y utilizaban con el fin de provocar quemaduras e incendios.

El artículo 2 establece restricciones al uso de armas incendiarias. Reitera el Derecho Internacional Humanitario prohibiendo que los civiles sean objeto de un ataque con armas incendiarias en cualquier circunstancia. Prohíbe cualquier uso de armas incendiarias lanzadas desde el aire en concentraciones de civiles. Prohíbe el uso de armas incendiarias lanzadas desde tierra en concentraciones de civiles, excepto cuando el objetivo militar esté “claramente separado de la concentración de civiles y se tomen todas las precauciones posibles para limitar los efectos incendiarios” y minimizar las lesiones o la pérdida de vidas de civiles. Por último, el artículo 2 prohíbe convertir los bosques o la cubierta vegetal en objeto de ataque, a menos que se utilicen para ocultar objetivos militares. Al igual que con la definición, los redactores del protocolo reaccionaron ante el uso más problemático de las armas incendiarias en guerras anteriores. Se centraron en los modelos lanzados desde el aire y definieron la “concentración de civiles” de forma amplia para abarcar lugares que van desde ciudades, como Dresde y Tokio, hasta aldeas, como las de la selva de Vietnam.

Lagunas jurídicas

En el contexto de los conflictos armados actuales, el Protocolo III tiene lagunas tanto en su definición como en su reglamentación.

Definición basada en el diseño

En primer lugar, la definición de armas incendiarias del Protocolo III, basada en el diseño, podría excluir la mayoría de las municiones incendiarias polivalentes. El artículo 1(1)(b) establece que las armas incendiarias no incluyen las armas con “efectos incendiarios incidentales, como iluminantes, trazadores, humo o sistemas de señalización”.[47] La definición no incluye las municiones como las que contienen fósforo blanco, que prenden fuego y causan quemaduras, pero que están diseñadas principalmente para crear cortinas de humo o señalar a las tropas.[48] Por tanto, la aplicabilidad del Protocolo III depende en gran medida de cómo los desarrolladores, fabricantes y usuarios describan la finalidad de un arma. La naturaleza o la magnitud del impacto o las lesiones causadas por el arma no se tienen en cuenta, siempre que su finalidad principal se considere fuera del ámbito del protocolo.

Esta laguna en la definición es importante porque las armas incendiarias polivalentes se utilizan habitualmente en los conflictos armados del siglo XXI y han causado daños a los civiles. En particular, en 2009, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) lanzaron aproximadamente 200 municiones de fósforo blanco, principalmente proyectiles de artillería de 155 mm y de mortero de 120 mm, en zonas pobladas de Gaza, matando al menos a 12 civiles e hiriendo a docenas más.[49] Por ejemplo, el 17 de enero, tres proyectiles de artillería de fósforo blanco estallaron sobre una escuela de la ONU en Beit Lahiya, donde se refugiaban 1.600 civiles; mataron a dos hermanos que dormían, hirieron a otras 14 personas e incendiaron un aula.[50] Los efectos incendiarios incidentales de estas armas pueden ser tan crueles e indiscriminados como los efectos que la CCAC intentó reducir limitando el uso del napalm.

Regulación más flexible de las municiones lanzadas desde tierra

En segundo lugar, el artículo 2 del protocolo impone restricciones estrictas al uso de armas incendiarias lanzadas desde el aire, pero sólo regula escasamente las variantes lanzadas desde tierra. Mientras que el Protocolo III prohíbe todo uso de armas incendiarias lanzadas desde el aire en concentraciones de civiles, como se ha señalado anteriormente, la disposición sobre el uso de armas incendiarias lanzadas desde tierra en dichas zonas incluye varias excepciones. Esta distinción obsoleta ignora la realidad de que las armas incendiarias causan las mismas quemaduras horribles y los mismos incendios destructivos independientemente de sus mecanismos de lanzamiento. Además, las armas incendiarias lanzadas desde tierra, especialmente mediante lanzacohetes de varios cañones, artillería de tubo y morteros, tienen efectos en una amplia zona, lo que significa que la falta de una prohibición absoluta de su uso en zonas pobladas pone en peligro a los civiles. Por último, los grupos armados no estatales tienen un mayor acceso a las armas incendiarias lanzadas desde tierra y pueden sentirse menos intimidados a no utilizarlas si el derecho internacional, y la norma resultante, no son absolutos.

IV. Usos recientes de armas incendiarias

Décadas después de la culminación de la guerra de Vietnam y 37 años después de la adopción del Protocolo III, las armas incendiarias siguen siendo una amenaza para los civiles. Desde 1980, las armas incendiarias se han utilizado en al menos en 16 conflictos, en 13 países de tres continentes.[51] En el último año, el gobierno sirio y las fuerzas rusas han lanzado bombas incendiarias en zonas pobladas de Siria, mientras que la coalición liderada por Estados Unidos ha utilizado municiones de fósforo blanco en centros urbanos del norte de Siria e Irak mientras luchaba contra el Estado Islámico. Estos ataques y otros ejemplos del siglo XXI muestran que el Protocolo III ha resultado inadecuado para abordar los problemas de las armas incendiarias.

Siria

Human Rights Watch ha documentado 22 ataques con armas incendiarias en Siria en 2017, lo que representa aproximadamente una cuarta parte del número total que ha registrado en el transcurso de los cinco años de conflicto armado en Siria. La coalición de fuerzas gubernamentales sirias y rusas llevó a cabo ataques en cinco provincias sirias entre el 1 de febrero y el 17 de abril de 2017. Por ejemplo, un vídeo en línea del 16 de marzo muestra el uso de armas incendiarias en la localidad de Om al-Krameel, a unos 30 kilómetros de la ciudad de Alepo.[52] Sólo los días 8 y 9 de abril se produjeron cinco ataques con submuniciones incendiarias de la serie ZAB lanzadas por bombas aéreas de la serie RBK-500 en la ciudad de Saraqeb y en los pueblos cercanos de la gobernación de Idlib.[53] Las gobernaciones de Damasco, Hama y Damasco rural (Rif Damashq), también se vieron afectadas por el uso de armas incendiarias en 2017.

Human Rights Watch verificó cada uno de estos 22 ataques con armas incendiarias mediante una combinación de pruebas de vídeo, fotográficas y testimoniales. Se ha informado de al menos 18 ataques adicionales en 2017 que Human Rights Watch no ha confirmado. Es probable que muchos más ataques no se denunciaron o no fueron documentados por los medios de comunicación visuales. Aunque Human Rights Watch no ha documentado por sí misma las víctimas civiles de los ataques incendiarios en 2017, se ha informado de que 12 civiles resultaron heridos en la ciudad de Deir ez-Zor el 3 de agosto de 2017.[54]

Según la investigación de Human Rights Watch, las submuniciones de la serie ZAB, de fabricación soviética, que se suelen utilizar en las bombas de la serie RBK-500, se utilizaron en todos los 22 ataques confirmados, excepto en dos.[55] Las submuniciones de la serie ZAB contienen termita, una sustancia inflamable hecha de aluminio y óxido férrico.[56] La termita es la “sustancia artificial más caliente del mundo”.[57] Incluso puede quemar el acero.[58] La termita de las submuniciones de la serie ZAB se enciende al caer y arde intensamente durante 10 minutos.[59] Los testigos han descrito estas armas de termita como “bolas de fuego”.[60]

Las fuerzas gubernamentales sirias han estado lanzando armas incendiarias sobre concentraciones de civiles en Siria desde 2012. Human Rights Watch documentó más de 68 ataques de las fuerzas gubernamentales sirias o de sus aliados rusos desde noviembre de 2012 hasta 2016.[61] Se cree que el número real de ataques con armas incendiarias en Siria es mucho mayor. Por ejemplo, se informó de que se utilizaron armas incendiarias 130 veces entre el 2 de junio y el 8 de diciembre de 2016.[62] Durante unas semanas, entre junio y agosto de 2016, se utilizaron armas incendiarias casi a diario en las zonas controladas por la oposición, incluidas al menos 18 veces en Alepo e Idlib.[63] Durante este periodo, los testigos y los socorristas informaron de que al menos 12 civiles resultaron heridos en cinco ataques con armas incendiarias en estas regiones.[64] Siria no es un Estado parte del Protocolo III.

Los ataques con armas incendiarias en Siria se hicieron más frecuentes después de que Rusia iniciara operaciones conjuntas con las fuerzas gubernamentales sirias en septiembre de 2015. En junio de 2016, Russia Today mostró imágenes de armas incendiarias montadas en un avión ruso SU-34 en la base aérea rusa de Hmeymim (Siria).[65] Dentro de Siria, estos aviones son utilizados exclusivamente por la fuerza aérea rusa. A pesar de las claras pruebas de lo contrario, Rusia ha negado el uso de armas incendiarias en Siria.[66] Rusia es parte del Protocolo III, que prohíbe el uso de armas incendiarias lanzadas desde el aire en zonas de concentración de civiles.

El uso de armas incendiarias por parte de las fuerzas gubernamentales sirias y rusas ha causado graves daños a la población civil. En septiembre de 2016, por ejemplo, seis personas murieron y 27 resultaron heridas al caer armas incendiarias en los barrios de Bustan al Qasr y al Kallaseh de Alepo.[67] Un mes antes, el 19 de agosto, armas incendiarias alcanzaron un hospital de campaña en Darya, en los suburbios de Damasco. Un concejal local describió su llegada al lugar para ayudar a rescatar a la gente y encontrar que “todo el edificio estaba en llamas”. Recordó que “una botella de oxígeno vacía explotó en una de las habitaciones [...] las llamas pasaron por los conductos de ventilación y la sala de operaciones no tardó en arder”. El concejal recordó que cuando él y otros rescatistas entraron en el edificio, “nos perdimos en el polvo, el humo y el olor a quemado”.[68] Los aviones del gobierno sirio también han atacado escuelas con armas incendiarias, causando resultados horribles. En 2013, bombas incendiarias cayeron sobre una escuela en Urum al-Kubra, Alepo, matando al menos a 37 civiles -la mayoría niños con una edad media de 16 años- e hiriendo al menos a otros 44.[69]

Fósforo blanco en Siria e Irak

Las fuerzas de la coalición liderada por Estados Unidos utilizaron fósforo blanco lanzado desde tierra en 2017 mientras luchaban contra el Estado Islámico tanto en la ciudad del norte de Irak -Mosul- como en la ciudad del norte de Siria -Raqqa-.[70] Fotografías de marzo de 2017 muestran a marines estadounidenses con proyectiles de fósforo blanco M825A1 en el norte de Siria.[71] Vídeos de principios de junio de 2017 muestran la lluvia de municiones de fósforo blanco sobre Mosul y Raqqa.[72] Tras estos incidentes, un portavoz de la coalición liderada por Estados Unidos declaró que “las balas de fósforo blanco se utilizan para la detección, el oscurecimiento y la señalización de manera que se tengan plenamente en cuenta los posibles efectos incidentales sobre los civiles y las estructuras civiles”.[73] En cuanto al incidente de Mosul, las fuerzas de seguridad iraquíes declararon que utilizaron las municiones en Mosul para crear una cortina de humo, y la coalición liderada por Estados Unidos emitió un comunicado en el que explicaba que “utilizó humo y municiones de precisión para reprimir al enemigo y dar cobertura a los civiles que huían”.[74]

Independientemente de la intención que haya detrás, el uso de fósforo blanco, especialmente en zonas pobladas, supone una amenaza inmediata y a largo plazo para los civiles. Como ya se ha dicho, puede quemar la piel y los músculos hasta los huesos y reavivarse en el cuerpo cuando se expone al oxígeno, incluso semanas después de su uso inicial. También es notoriamente difícil de extinguir con agua o tierra.[75] Aunque Human Rights Watch no ha verificado por sí misma ninguna víctima civil en Mosul o Raqqa, según el New York Times, los residentes de Raqqa informaron de que aproximadamente 20 personas murieron cuando las municiones de fósforo blanco alcanzaron un cibercafé a principios de junio de 2017.[76]

Otros usos recientes de armas incendiarias lanzadas desde tierra y fósforo blanco

Las armas incendiarias se han utilizado en otros conflictos armados del siglo XXI. Estos incidentes ilustran el daño que siguen causando las armas incendiarias lanzadas desde tierra y las municiones de fósforo blanco en particular.

El uso de armas incendiarias tradicionales lanzadas desde tierra puso en peligro a los civiles y afectó sus propiedades en al menos dos comunidades de Ucrania en 2014. Los residentes de Ilovaisk, una ciudad a 30 kilómetros al sureste de Donetsk, describieron que armas parecidas a fuegos artificiales cayeron sobre su pueblo durante tres noches y quemaron tres casas. Los residentes de Luhanskoe, situada al sur de Donetsk, dijeron a Human Rights Watch que algo que parecía fuegos artificiales cayó sobre el pequeño pueblo en la noche del 25 al 26 de julio, dejando restos ardientes que fueron difíciles de extinguir. Se quemaron varias casas, aunque no pudieron determinar si los incendios se debieron a los “fuegos artificiales” o a otras armas lanzadas al mismo tiempo. Los investigadores de Human Rights Watch encontraron cápsulas hexagonales de armas incendiarias en ambos lugares y una posición de tiro abandonada en un campo a unos 18 kilómetros al sur-suroeste de Ilovaisk con varios cohetes incendiarios 9M22S Grad mal disparados.[77]

En 2016, el Washington Post informó de que la coalición liderada por Arabia Saudí había utilizado municiones lanzadas desde tierra que contenían fósforo blanco en Yemen, aunque el periódico no pudo determinar la finalidad del uso.[78] Un portavoz de la coalición liderada por Arabia Saudí negó, en un correo electrónico enviado al Washington Post, que la coalición hubiera utilizado fósforo blanco en sus operaciones en Yemen.[79] Arabia Saudí es parte del Protocolo III de la Convención sobre Armas Convencionales desde 2007.

El uso por parte de Estados Unidos de armas de fósforo blanco lanzadas desde tierra para atacar a combatientes enemigos en Faluya, Irak, en noviembre de 2004, demostró que causan daños a la población civil incluso cuando se utilizan contra objetivos militares legítimos.[80] Las fuerzas estadounidenses utilizaron la táctica “shake and bake”, que combina “fósforo blanco y rondas de artillería de alto explosivo, disparadas en rápida sucesión, para desalojar y matar a los combatientes enemigos en posiciones atrincheradas”.[81] Aunque el Departamento de Defensa de Estados Unidos afirmó que sólo se atacó a combatientes enemigos, los testigos informaron de que los civiles presentaban lesiones compatibles con el fósforo blanco. Jeff Englehart, un marine estadounidense que pasó dos días en Faluya durante la batalla, dijo que vio “los cuerpos quemados de mujeres y niños”.[82] Un residente describió “bombas extrañas que echaban humo como un hongo” y dijo que vio “trozos de estas bombas explotar y continuaban ardiendo en la piel incluso después de que la gente echara agua sobre las quemaduras”.[83]

Los grupos armados no estatales también han utilizado el fósforo blanco como arma incendiaria. El ejército estadounidense informó de al menos 44 incidentes en los que militantes talibanes almacenaron y utilizaron fósforo blanco en ataques contra fuerzas occidentales en Afganistán entre 2003 y 2009. Estados Unidos declaró que los talibanes utilizaron fósforo blanco tanto en artefactos explosivos improvisados (IED por sus siglas en inglés) como en ataques con morteros y cohetes. Estos ataques incluyeron varios incidentes en los que civiles afganos y tropas de la OTAN sufrieron graves quemaduras.[84]

El resto de este informe, enfocado en las posiciones de los Estados sobre el Protocolo III a noviembre de 2017, está disponible en inglés. Véase en: “Overdue Review: Addressing Incendiary Weapons in the Contemporary Context,” November 2017, https://www.hrw.org/news/2017/11/20/overdue-review-addressing-incendiary-weapons-contemporary-context#.

 

[1] “The structure of the CCW – a chapeau Convention and annexed Protocols – was adopted in this manner to ensure future flexibility.” Nations Unidas Oficina de Asuntos de Desarme, “The Convention on Certain Conventional Weapons,” https://www.un.org/disarmament/geneva/ccw/ (consultado en octubre 19, 2017).

[2] Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo, Incendiary Weapons (Cambridge, Massachusetts: The MIT Press, 1975), p. 136 (citando a: G. Liljedahl Birke, “Studies on Burns: XV”, Acta Chirurgica Scandinavica, Supplement 441 (1971), p. 5).

[3] Departamento de Asuntos Políticos y del Consejo de Seguridad de la ONU, “Napalm and Other Incendiary Weapons and All Aspects of Their Possible Use: Report of the Secretary-General”, A/8803/Rev. 1, 1973, p. 31.

[4] Denise Chong, The Girl in the Picture (New York: Penguin Group, 1999), pp. 66-67.

[5] Departamento de Asuntos Políticos y del Consejo de Seguridad de la ONU, “Napalm and Other Incendiary Weapons and All Aspects of Their Possible Use: Report of the Secretary-General”, p. 30.

[6] Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo, Incendiary Weapons, pp. 142-143.

[7] Ibid., p. 146.

[8] Las manos sufren un daño considerable a causa del napalm, ya que las víctimas intentan limpiarse la sustancia pegajosa del cuerpo. Departamento de Asuntos Políticos y del Consejo de Seguridad de la ONU, “Napalm and Other Incendiary Weapons and All Aspects of Their Possible Use: Report of the Secretary-General”, p. 35.

[9] Stockholm International Peace Research Institute, Incendiary Weapons, p. 149.

[10] La definición de armas incendiarias del Protocolo III se analiza con más detalle a continuación.

[11] Los óxidos de fósforo reaccionan con la humedad del aire para producir una nube de humo que contiene ácidos de fósforo. El humo es impenetrable para la óptica infrarroja, lo que lo hace especialmente eficaz para proteger los tanques de los misiles guiados.

[12] Human Rights Watch, Q&A on Incendiary Weapons and CCW Protocol III, noviembre 11, 2011, https://www.hrw.org/news/2011/11/11/qa-incendiary-weapons-and-ccw-protocol-iii.

[13] David J. Barillo, Leopoldo C. Cancio, y Cleon W. Goodwin, “Treatment of White Phosphorous and Other Chemical Burn Injuries at One Burn Center over a 51-Year Period”, Burns, vol. 30 (2004), p. 450. Ver también: Lisandro Irizarry y otros., “White Phosphorus Exposure”, actualizado: abril 17, 2017, http://emedicine.medscape.com/article/833585-overview (consultado en octubre 16, 2017).

[14] “Identification of Explosive White Phosphorus Injury and Its Treatment”, firmado por Dr. Gil Hirshorn, colonel, Director de la Unidad de Traumatología del Departamento de Medicina Militar, Ref. Cast Lead SH9 01293409 (original en hebreo en los archivos de Human Rights Watch); “Exposure to White Phosphorus”, firmado por Dr. Leon Fulls, Sala de Guerra del Ministerio de Sanidad,, Enero15, 2009, Ref. Cast Lead SH9 01393109 (original en hebreo en los archivos de Human Rights Watch); Global Security, “White Phosphorus”, http://www.globalsecurity.org/military/systems/munitions/wp.htm (consultado en octubre 16, 2017).

[15] Robert M. Neer, Napalm: An American Biography (Cambridge, Massachusetts: Belknap Press, 2013), p. 96.

[16] Alan Taylor, “Remembering Dresden: 70 Years After the Firebombing”, The Atlantic, Febrero 12, 2015, https://www.theatlantic.com/photo/2015/02/remembering-dresden-70-years-after-the-firebombing/385445/ (consultado en octubre 17, 2017); “Up to 25,000 Died in Dresden’s WWII Bombing—Report”, BBC News, marzo 18, 2010, http://news.bbc.co.uk/2/hi/europe/8574157.stm (consultado en octubre 27, 2017).

[17] Kirk Spitzer, “A Forgotten Horror: The Great Tokyo Air Raid”, Time, marzo 27, 2012, http://nation.time.com/2012/03/27/a-forgotten-horror-the-great-tokyo-air-raid/ (consultado en octubre 17, 2017).

[18] El napalm recibe su nombre de la combinación de los ácidos nafténico y palmítico. Neer, Napalm, p. 33.

[19] Ibid., p. 99.

[20] “Not only did the allies drop more bombs on Korea than in the Pacific theater during World War II—635,000 tons, versus 503,000 tons—more of what fell was napalm, in both absolute and relative terms”. Ibid., pp. 99-100.

[21] Earle Townsend, un integrante del Departamento de Química de la Oficina de los Estados Unidos, escribió en 1951: “It is a simple matter to mix some Napalm powder in with a barrel of gasoline, let it ‘brew’ for 24 hours, then pour it into a 150-gallon jettisonable fuel tank and head for any target that might present itself”. Ibid., p. 99.

[22] Ibid., p. 93.

[23] Según un ex operador de radio de combate del Ejército, la potencia del napalm y su amplia cobertura permitía destruir los tanques enemigos. “so long as your bomb [was] in the general vicinity”. Ibid.

[24] Capt. Walter Karig, USNRy otros., Battle Report: The War in Korea, (New York: Rinehart and Company, 1952), p. 111.

[25] Ibid.

[26] Neer, Napalm, p. 111.

[27] Ibid., pp. 114-115. Estados Unidos desarrolló una versión diferente de napalm, llamada Napalm-B, que funcionaba mejor en el clima y las temperaturas tropicales del sudeste asiático. Edwin A. Martini, “World on Fire: The Politics of Napalm in the Global Cold War”, Cold War History, vol. 16:4 (2015), http://dx.doi.org/10.1080/14682745.2015.1080242 (consultado en noviembre 14, 2017), p. 479.

[28] Neer, Napalm, p. 126.

[29] Ibid.

[30] Otro artículo ofrecía un informe detallado y un catálogo de 15 páginas de víctimas civiles con quemaduras de napalm. Ibid., p. 127; Martha Gellhorn, “Suffer the Little Children…”, Ladies Home Journal, enero de 1967, p. 108.

[31] “The Terror of War”, in Time: 100 Photos, http://100photos.time.com/photos/nick-ut-terror-war (consultado en octubre 27, 2017).

[32] Este comité se creó durante la primera sesión de la Conferencia Diplomática sobre la Reafirmación y el Desarrollo del Derecho Internacional Humanitario Aplicable en los Conflictos Armados (CDDH). Robert J. Mathews, “The 1980 Convention on Certain Conventional Weapons: A Useful Framework despite Earlier Disappointments”, International Review of the Red Cross, vol. 83:844 (2001), p. 995.

[33] En las reuniones también se abordaron las minas antipersonal, las trampas explosivas, los proyectiles de pequeño calibre, las armas de explosión y fragmentación y otras categorías de armas convencionales. Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Report on the Conference of Government Experts on the Use of Certain Conventional Weapons, Segunda Sesión—Lugano, Enero 21– Febrero 26, 1976, https://www.loc.gov/rr/frd/Military_Law/pdf/RC-conf-experts-1976.pdf (consultado en octubre 14, 2017), p. 2, párrafos. 6-7.

[34] Stephanie Carvin, “Conventional Thinking? The 1980 Convention on Certain Conventional Weapons and the Politics of Legal Restraints on Weapons during the Cold War,” Journal of Cold War Studies, vol. 19 (2017), pp. 48-49.

[35] Ibid., pp. 48-49.

[36] Propuesta de Austria y otros, Conferencia Preparatoria sobre Prohibiciones o Restricciones del Uso de Ciertas Armas Convencionales que Puedan Considerarse Excesivamente Nocivas o de Efectos Indiscriminados, U.N. Doc. No. A/CONF.95/PREP.CONF./L.1/Rev.1, Rev.1/Add.1, Add.2 (1979).

[37] Declaración de México, Convención sobre Armas Convencionales, Comité Plenario, Acta resumida de la quinta sesión, Ginebra, septiembre 21, 1979, A/CONF.95/CW/SR.5, Septiembre 24, 1979, párrafo. 17. Véase en: W. Hays Parks, “The Protocol on Incendiary Weapons”, International Review of the Red Cross, vol. 279 (Noviembre-Diciembre 1990), pp. 535 y 538 (diciendo “there appeared to be little support for a total prohibition on incendiary weapons” en la conferencia preparatoria).

[38] Carvin, “Conventional Thinking?” Journal of Cold War Studies, pp. 48-50. Para los informes criticados, véase CICR, Weapons That May Cause Unnecessary Suffering or Have Indiscriminate Effects (Geneva: ICRC, 1973), https://www.loc.gov/rr/frd/Military_Law/pdf/RC-Weapons.pdf (consultado en octubre 27, 2017), cap. VI; R. Scott, “Unnecessary Suffering?—A Medical View”, en Michael A. Meyer, ed., Armed Conflict and the New Law: Aspects of the 1977 Protocols and the 1981 [sicWeapons Convention (London: British Institute of International and Comparative Law, 1989).

[39] Memorándum del Reino Unido previo a la Conferencia de 1979 sobre armas “inhumanas” (en los archivos de Human Rights Watch). El memorando decía, “The UK has no operational requirement for napalm nor for incendiary flame weapons with primary incendiary effect. However napalm is important to some of our allies (US, France, Belgium, FRG [Federal Republic of Germany] and Denmark) for close air support”. Ibid., anexo E, párrafo. 4. Además, el memorando del Reino Unido sostenía que había que distinguir entre las armas con efectos incendiarios primarios y secundarios. “We cannot accept that the use of these weapons with secondary incendiary effects, for example white phosphorus smoke, which we use for signaling, marking and screening purposes only, should be restricted”. Ibid., anexo E, párrafo. 5.

[40] Ibid.

[41] Carvin, “Conventional Thinking?” Journal of Cold War Studies, p. 51.

[42] C.G. Fenrick, “New Developments in the Law Concerning the Use of Conventional Weapons in Armed Conflict”, Canadian Yearbook of International Law, vol. 19 (1981), p. 239.

[43] “As for the possibility, contents and form of proposals relating to the use of incendiary weapons, several experts emphasized once again the need for any agreement on this score to find the broadest support practicable. Experts were cautioned in this context against trying to ban forms of use of incendiary weapons that were considered essential from a military point of view”. Ver CICR, “Report on the Conference of Government Experts on the Use of Certain Conventional Weapons, Second Session—Lugano,” p. 11, párrafo. 23.

[44] Véase, por ejemplo, Declaración de México, Convención sobre Armas Convencionales, Segunda Sesión, Comité Plenario, Acta resumida de la 15ª sesión, Ginebra, octubre 8, 1980, A/CONF.95/CW/SR.15, octubre 21, 1980, párrafo. 8-9; Declaración de Rumanía, Convención sobre Armas Convencionales, segunda sesión, Comisión Plenaria, Acta resumida de la 14ª sesión, Ginebra, octubre 3, 1980, A/CONF.95/CW/SR.14, octubre 10, 1980, párrafo. 2. Varios Estados también recomendaron utilizar las conferencias de revisión de la CCW para mejorar el protocolo. Véanse, por ejemplo, las declaraciones de México, Finlandia y Egipto, Convención sobre Armas Convencionales, segunda sesión, Comité Plenario, acta resumida de la 15ª sesión, Ginebra, octubre 8, 1980, A/CONF.95/CW/SR.15, Octubre 21, 1980, párrafos. 8-9, 11, y 15.

[45] ICRC, Report on the Conference of Government Experts and the Use of Certain Conventional Weapons, Lucerne, septiembre 24– Octubre 18, 1974, https://www.loc.gov/rr/frd/Military_Law/pdf/RC-conf-experts-1974.pdf (accessed October 20, 2017), pp. 20-22.

[46] Protocolo sobre prohibiciones o restricciones del empleo de armas incendiarias (Protocolo III) de la Convención sobre ciertas armas convencionales (Protocolo III), adoptado en octubre 10, 1980, entró en vigor en diciembre 2, 1983, art 1(1).

[47] Ibid., art. 1(1)(b).

[48] Maj. Shane R. Reeves, oficial militar y profesor de la Academia Militar de los Estados Unidos en West Point, interpreta que el Protocolo III excluye el fósforo blanco cuando se destina a algo distinto de la combustión. El mayor Reeves explicó: “when white phosphorous munitions are employed for a non-incendiary purpose”, como para crear una cortina de humo, “the munitions clearly fall outside the definition of an ‘incendiary weapon’ and will not be regulated by Protocol III”. Aunque “white phosphorous is at times employed solely because of its ‘incidental’ incendiary effects, thus essentially converting the munition into an incendiary weapon”, la actual definición basada en el diseño del Protocolo III garantiza que el fósforo blanco escape a la regulación. Maj. Shane R. Reeves, “The ‘Incendiary’ Effect of White Phosphorous in Counterinsurgency Operations”, The Army Lawyer (Junio 2010), https://ssrn.com/abstract=2295118 (consultado en octubre 27, 2017), p. 86.

[49] Human Rights Watch, Rain of Fire: Israel’s Unlawful Use of White Phosphorus in Gaza, marzo 2009, https://www.hrw.org/sites/default/files/reports/iopt0309webwcover.pdf, p. 5.

[50] Ibid., art. 1(1)(b).

[51] Según los informes, las armas incendiarias han sido utilizadas por la Unión Soviética en Afganistán en 1980 y 1985, en El Salvador a principios de la década de 1980, por Argentina en las Islas Malvinas en 1982, por Libia en Chad en 1982, por Turquía en Irak contra los kurdos en la década de 1990, por los serbios nacionalistas en Bosnia en 1994, en Libia en 2015, en Ucrania en 2014-15, y por el gobierno sirio y las fuerzas rusas en Siria desde 2012. Desde el año 2000, el uso de fósforo blanco se ha hecho más frecuente. Al parecer, ha sido utilizado tanto por los talibanes como por Estados Unidos en Afganistán en 2003-2009, por Estados Unidos en Irak en 2004, por Israel en Líbano en 2006 y en Gaza en 2008-2009, por Etiopía en Somalia en 2007, por la coalición liderada por Arabia Saudí en Yemen en 2016 y por la coalición liderada por Estados Unidos en Siria e Irak desde 2016. Véase Human Rights Watch y IHRC, The Human Suffering Caused by Incendiary Munitions: Memorandum to Convention on Conventional Weapons Delegates, Marzo 2011, http://hrp.law.harvard.edu/wp-content/uploads/2011/04/sufferingweapons.pdf, p. 2; Human Rights Watch y IHRC, Time to Act against Incendiary Weapons: Memorandum to Delegates at the Fifth Review Conference of the Convention on Conventional Weapons, Deciembre de 2016, https://www.hrw.org/sites/default/files/supporting_resources/12.12.2016_final_incendiary_weapons_memo_1.pdf, pp. 6-13.

[52] Matt Broomfield, “New Footage Shows Russia Using ‘White Phosphorous’ in Syria, Activists Claim”, The Independent, Marzo 16, 2017, http://www.independent.co.uk/news/world/middle-east/syria-russia-war-white-phosphorous-claims-video-footage-a7618976.html (consultado en octubre 18, 2017).

[53] Véase, por ejemplo, Syrian Network for Human Rights, “Fires Caused by Incendiary Weapons Used by Suspected Russian Forces in Saraqeb City in Idlib Governorate on April 9”, Abril 10, 2017, http://sn4hr.org/blog/2017/04/10/fires-caused-incendiary-weapons-used-suspected-russian-forces-saraqeb-city-idlib-governorate-april-9 (consultado en octubre 20, 2017); Syrian Network for Human Rights, “Remnants of Suspected Russian Forces Incendiary Weapons on Heish Town in Idlib Governorate on April 8”, Abril 8, 2017, http://sn4hr.org/blog/2017/04/08/remnants-suspected-russian-forces-incendiary-weapons-heish-town-idlib-governorate-april-8 (consultado en octubre 20, 2017); Syrian Network for Human Rights, “Remnants of Suspected Russian Forces Incendiary Weapons in Bsamis Village in Idlib Governorate on April 8”, Abril 9, 2017, http://sn4hr.org/blog/2017/04/09/remnants-suspected-russian-forces-incendiary-weapons-bsamis-village-idlib-governorate-april-8 (consultado en octubre 20, 2017); Hadi Alabdallah, “VIDEO: Pro-Regime Russian Jets Dropped Internationally-Prohibited Napalm on Maaret Hirmeh, Idlib, a Short While Ago” Publicación en Twitter, 8 de abril de 2017, 8:33am, https://twitter.com/HadiAlabdallah/status/850733400524816384 (consultado en octubre 20, 2017).

[54] “12 Civilians Have Been Killed in Airstrikes with White Phosphorus against the Town of Tabani in West of Deir Ezzor”, Deirezzor 24, Agosto 3, 2017, http://en.deirezzor24.net/12-civilians-have-been-killed-in-airstrikes-with-white-phosphorus-against-the-town-of-tabani-in-west-of-deir-ezzor (consultado en octubre 18, 2017); AJA Breaking, Publicación en Twitter, https://twitter.com/AJABreaking/status/893023737993244673 (consultado en octubre 29, 2017).

[55] “Syria/Russia: Incendiary Weapons Burn in Aleppo, Idlib”, Human Rights Watch comunicado de prensa, agosto 16, 2016, https://www.hrw.org/news/2016/08/16/syria/russia-incendiary-weapons-burn-aleppo-idlib.

[56] Atlantic Council, Breaking Aleppo, Febrero de 2017, http://www.publications.atlanticcouncil.org/breakingaleppo/wp-content/uploads/2017/02/BreakingAleppo.pdf (consultado en octubre 29, 2017), p. 32.

[57] Josie Ensor, “Russians ‘Caught Out’ Using Incendiary Weapons in Syria by Own Channel Russia Today”, The Telegraph, Junio 22, 2016, http://www.telegraph.co.uk/news/2016/06/22/russia-caught-out-using-incediary-weapons-in-report-by-own-chann (consultado en octubre 18, 2017).

[58] Atlantic Council, Breaking Aleppo, p. 32.

[59] Mary Wareham, “Incendiary Weapons Burn Again in Syria”, Human Rights Watch, abril 12, 2017, https://www.hrw.org/news/2017/04/12/incendiary-weapons-burn-again-syria.

[60] Ensor, “Russians ‘Caught Out’ Using Incendiary Weapons in Syria by Own Channel Russia Today”, The Telegraph.

[61] Human Rights Watch and IHRC, Time to Act against Incendiary Weapons, p. 10.

[62] The Syria Civil Defense (una organización voluntaria de búsqueda y rescate que opera en las zonas de Siria controladas por la oposición) y activistas de los medios de comunicación locales informaron de estas cifras. Ver Ibid., p. 7.

[63] Ibid., p. 1; “Syria/Russia: Incendiary Weapons Burn in Aleppo, Idlib”, Human Rights Watch comunicado de prensa, agosto 16, 2016, https://www.hrw.org/news/2016/08/16/syria/russia-incendiary-weapons-burn-aleppo-idlib.

[64] “Syria/Russia: Incendiary Weapons Burn in Aleppo, Idlib”, Human Rights Watch comunicado de prensa, agosto 16, 2016.

[65] Mary Wareham, “Incendiary Weapons Burn Again in Syria”, Human Rights Watch, abril 12, 2017.

[66] Human Rights Watch y IHRC, Time to Act against Incendiary Weapons, p. 7.

[67] RT Arabic, Octubre 20, 2016, video clip, YouTube, https://www.youtube.com/watch?v=dK6Hw4G3Xpk, (consultado en octubre 18, 2017); Syrian Network for Human Rights, “Aleppo-Bostan Al Qasr: Incendiary Weapons Shelling by Suspected Russian Warplanes P1, 22 9 2016”, Septiembre 25, 2016, video clip, YouTube, https://www.youtube.com/watch?v=_6TMhuTIpcY&feature=youtu.be (consultado en octubre 18, 2017).

[68] Human Rights Watch entrevista con Mohammad Abi Rashed, Daraya Local Council y activista de los medios de comunicación, August 23, 2016. El testigo añadió, “One of the napalm barrels was buried in a hole. When they poured water over, it made the water boil. Imagine also, when we tried to pick the barrel up the next day, it caught fire with the wind”. Para más información, consulte: Human Rights Watch y IHRC, Time to Act against Incendiary Weapons, p. 9.

[69] Human Rights Watch y IHRC, Incendiary Weapons: Recent Use and Growing Opposition, November 2014, https://www.hrw.org/news/2014/11/10/incendiary-weapons-recent-use-and-growing-opposition, p. 5.

[70] El Pentágono publicó una fotografía tomada en marzo de 2017 de obuses M777 de los marines con munición de fósforo blanco. Véase en: Thomas Gibbons-Neff, “U.S.-Led Forces Appear to Be Using White Phosphorus in Populated Areas in Iraq and Syria”, Washington Post, Junio 9, 2017, https://www.washingtonpost.com/news/checkpoint/wp/2017/06/09/u-s-led-forces-appear-to-be-using-white-phosphorous-in-populated-areas-in-iraq-and-syria/?utm_term=.19bb383d56cf (consultado en octubre 18, 2017).

[71] Ibid.

[72] Ibid.; “Iraq/Syria: Danger from US White Phosphorus”, Human Rights Watch comunicado de prensa, junio 14, 2017, https://www.hrw.org/news/2017/06/14/iraq/syria-danger-us-white-phosphorus.

[73] Anne Barnard, “U.S.-Led Forces Said to Have Used White Phosphorus in Syria”, New York Times, junio 10, 2017, https://www.nytimes.com/2017/06/10/world/middleeast/raqqa-syria-white-phosphorus.html?_r=0 (consultado en octubre 29, 2017).

[74] “Iraq/Syria: Danger from US White Phosphorus”, Human Rights Watch comunicado de prensa, junio 14, 2017.

[75] “Iraq: Use of White Phosphorus Munitions Puts Civilians at Grave Risk”, Amnesty International comunicado de prensa, octubre 28, 2016, https://www.amnesty.org/en/latest/news/2016/10/iraq-use-of-white-phosphorus-munitions-puts-civilians-at-grave-risk/ (consultado en octubre 20, 2017).

[76] Barnard, “U.S.-Led Forces Said to Have Used White Phosphorus in Syria”, New York Times.

[77] Para más información sobre el uso de armas incendiarias en Ucrania, consulte en: Human Rights Watch y IHRC, Incendiary Weapons: Recent Use and Growing Opposition, pp. 6-7.

[78] Thomas Gibbons-Neff, “Saudi Arabia Appears to Be Using U.S.-Supplied White Phosphorus in its War in Yemen”, Washington Post, Septiembre 19, 2016, https://www.washingtonpost.com/news/checkpoint/wp/2016/09/19/saudi-arabia-appears-to-be-using-u-s-supplied-white-phosphorus-in-its-war-in-yemen/?utm_term=.cde45b68fadb (consultado en octubre 20, 2017).

[79] Ibid.

[80] “UK Used White Phosphorous in Iraq”, BBC News, Noviembre 16, 2005, http://news.bbc.co.uk/2/hi/uk_news/politics/4441822.stm (consultado en octubre 18, 2017).

[81] Philip Hashey, “White Phosphorous Munitions: International Controversy in Modern Military Conflict”, New England Journal of International & Comparative Law, vol. 17 (2011), p. 299.

[82] Andrew Buncombe y Solomon Hughes, “The Fog of War: White Phosphorus, Fallujah and Some Burning Questions”, The Independent, Noviembre 15, 2005, http://www.independent.co.uk/news/world/americas/the-fog-of-war-white-phosphorus-fallujah-and-some-burning-questions-5348984.html (consultado en octubre 18, 2017).

[83] Buncombe y Hughes, “The Fog of War: White Phosphorus, Fallujah and Some Burning Questions”,, The Independent.

[84] Para más información, consulte en: Human Rights Watch y IHRC, The Human Suffering Caused by Incendiary Munitions, p. 15.

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