Esta semana, el gobierno de Obama adoptó medidas sin precedentes para proteger los derechos de personas transgénero en Estados Unidos. Pero no debería olvidarse de proteger a los inmigrantes transgénero, un grupo particularmente vulnerable dentro de una comunidad ya de por sí expuesta a riesgos.
El lunes, la Fiscal General de EE. UU. Loretta Lynch habló enfáticamente sobre la lucha por la igualdad de las personas transgénero, al anunciar una demanda planteada en el ámbito federal para proteger los derechos de estudiantes transgénero en Carolina del Norte. Lynch recordó a los estadounidenses la profunda y dolorosa historia de segregación racial del país, e instó al público a “escribir una historia distinta” en la lucha por los derechos de personas transgénero. Incluso se dirigió específicamente a la comunidad transgénero.
“Algunos de ustedes han vivido libremente durante décadas. Otros todavía se preguntan qué posibilidad existe de vivir la vida para la cual nacieron. Pero no importa cuán aislados o atemorizados se sientan actualmente, el Departamento de Justicia y todos los integrantes del gobierno de Obama quieren que sepan que estamos de su lado, y haremos todo lo posible por protegerlos en adelante”.
El gobierno también defendió los derechos de personas transgénero el viernes, cuando anunció nuevas directrices federales en las cuales se instruye a las escuelas públicas que permitan a los alumnos transgénero acceder a baños e instalaciones escolares según su identidad de género, y nuevas reglamentaciones federales que prohíben que proveedores de atención de la salud y compañías aseguradoras discriminen a personas en función de su identidad de género.
La significancia práctica y simbólica de estos pasos es trascendental. Durante años, el gobierno de Obama ha promovido los derechos de personas transgénero en EE. UU. y a nivel internacional.
Sin embargo, a pesar de estos loables esfuerzos, algunos de los miembros más vulnerables de la comunidad transgénero todavía siguen olvidados.
Los inmigrantes transgénero han sufrido hondamente a manos de autoridades inmigratorias estadounidenses. Un informe reciente de Human Rights Watch concluyó que decenas de mujeres transgénero, incluidas algunas que solicitan asilo y llegaron a Estados Unidos buscando ser protegidas frente a abusos en su país de origen, se encuentran encerradas en cárceles o centros de detención con condiciones prácticamente carcelarias en distintas regiones del país. Muchas han sido alojadas con detenidos de sexo masculino y sometidas a agresiones sexuales y maltrato por guardias y otros internos. Otras de estas mujeres han permanecido por tiempo indeterminado en régimen de aislamiento, debido a que los guardias no establecen una modalidad razonable o segura para alojarlas. Y las acciones gubernamentales para abordar estos problemas hasta el momento han fracasado.
Todavía hay tiempo para que el gobierno revierta esta situación. Sin embargo, antes de terminar su mandato en enero próximo, el presidente Obama debería trabajar con su secretario de Seguridad Interior para ampliar las alternativas comunitarias a la detención de mujeres transgénero y, a la vez, asegurar que aquellas que permanezcan detenidas estén en entornos seguros y humanos que respeten su identidad de género y sus derechos humanos.