Presidente Luis Guillermo Solís
Casa Presidencial
Zapote, San José, Costa Rica
520-2010
Ref.: Matrimonio igualitario en Costa Rica
Presidente Solís
De mi mayor consideración:
Lo saludo respetuosamente en nombre de Human Rights Watch y, en esta oportunidad, quisiera presentarle una recomendación en materia de matrimonio igualitario, a fin de que pueda tomar medidas con urgencia.
Human Rights Watch es una organización no gubernamental independiente que se dedica a supervisar e informar sobre la situación de los derechos humanos en más de 90 países en todo el mundo.
Fui invitado por la Defensoría de los Habitantes de Costa Rica a dictar un taller en San José y compartir mi experiencia en legislación sobre matrimonio igualitario en los Países Bajos y otros países del mundo. Mi visita a Costa Rica fue facilitada por la Embajada de los Países Bajos en San José.
Del 14 al 18 de marzo de 2016, me reuní con representantes de numerosas ONG de derechos humanos de Costa Rica que trabajan en derechos de LGBT (lesbianas, gais, bisexuales y personas transgénero), y con una delegación costarricense de empresas internacionales con presencia en San José. Además de la sociedad civil, tuve el honor de reunirme con la Vicepresidenta de Costa Rica Ana Helena Chacón, la Ministra de Educación Sonia Marta Mora Escalante, la Comisión Permanente Especial de Derechos Humanos de la Asamblea Legislativa de Costa Rica y una delegación de organismos de la ONU, con sede en San José.
Quisiera destacar en particular un tema que necesita ser abordado urgentemente y que fue señalado por todas las organizaciones de la sociedad civil costarricenses con las cuales me reuní: la necesidad de que se reconozcan legalmente los vínculos entre dos personas del mismo género, preferentemente, permitiendo que las parejas del mismo sexo puedan celebrar el matrimonio civil.
Como probablemente sabe, el primer país del mundo donde se implementó el matrimonio igualitario fueron los Países Bajos, en 2001. Posteriormente, muchos otros países de distintos continentes hicieron lo mismo. Cabe mencionar a Sudáfrica, Nueva Zelandia y numerosos países europeos como el Reino Unido, Francia y países predominantemente católicos como España, Portugal, Luxemburgo e Irlanda.
En América, las parejas del mismo sexo pueden contraer matrimonio en Canadá, Estados Unidos, México, Brasil, Argentina y Uruguay. Al momento de la redacción de esta carta, la Corte Constitucional de Colombia está analizando un caso sobre matrimonio igualitario, y se espera que la Corte se pronuncie en breve.
La mayoría de mis pares en Costa Rica coincidieron en que existe en ese país una población socialmente conservadora, con fuerte influencia católica, y creen que la oposición al matrimonio igualitario probablemente se deba a motivos religiosos.
En todos los países mencionados precedentemente, se evaluaron los argumentos en contra de habilitar el matrimonio civil para las parejas del mismo sexo, pero se consideró que no eran suficientemente plausibles.
No solo en los Países Bajos, sino también en otros países, diversos políticos conservadores han defendido el matrimonio entre personas del mismo sexo. Estos políticos comprenden que los hombres gais y las mujeres lesbianas son parte de la sociedad. Son nuestros hijos e hijas, nuestros hermanos y hermanas, nuestros padres y madres, y nuestros amigos, colegas y vecinos.
Por ejemplo, antes de que Gran Bretaña adoptara la ley sobre matrimonio actualmente vigente, el Primer Ministro David Cameron se pronunció en los siguientes términos ante el congreso del Partido Conservador, celebrado en Manchester en octubre de 2011: “A aquellos que tengan reservas, les digo lo siguiente: Sí, estamos hablando de igualdad, pero también de algo más, que no es otra cosa que el compromiso. Los conservadores creen firmemente en los lazos que nos unen; y en que la sociedad es más fuerte cuando damos unos a otros nuestra palabra y nos apoyamos recíprocamente. Por eso, no es que yo apoyo el matrimonio igualitario a pesar de pertenecer al Partido Conservador. Apoyo el matrimonio gay justamente porque pertenezco al Partido Conservador”.
En Irlanda, a fin de reformar la Constitución para reconocer el matrimonio igualitario, el gobierno pidió a la población que expresara a través de un referéndum si estaba de acuerdo. Durante la campaña, se planteó la cuestión de si el matrimonio igualitario cercenaría los derechos de las personas religiosas que se oponían a esta medida. El 22 de mayo de 2015, la población irlandesa, mayoritariamente católico-romana, manifestó cuál era su decisión. Una mayoría indiscutible del 62 por ciento votó a favor.
La Corte Suprema de EE. UU. analizó los derechos de las personas religiosas que se oponen al matrimonio de personas del mismo sexo y si su libertad de religión se vería violada al habilitar el matrimonio civil a estas parejas. El 26 de junio de 2015, la Corte concluyó que el matrimonio igualitario era acorde con la Constitución estadounidense.
En Costa Rica, las parejas del mismo sexo no pueden conseguir el reconocimiento legal de su vínculo del mismo modo en que sí pueden hacerlo las parejas heterosexuales. Esto genera numerosos problemas jurídicos y sociales para las personas afectadas. Los derechos a contraer matrimonio y a formar una familia son derechos fundamentales que los Estados deben tutelar. Limitar el matrimonio a las parejas heterosexuales viola el derecho a no ser discriminado y a la igualdad ante la ley.
Ahora que tantos países latinoamericanos ya han adoptado una ley de matrimonio igualitario, quedará en evidencia la posición desacertada de Costa Rica, que no ofrece igualdad a estas parejas. En el plano internacional, Costa Rica se enorgullece de ser un país que defiende los derechos humanos. No obstante, el derecho al trato igualitario y el derecho a no sufrir discriminación, independientemente de la orientación sexual o la identidad de género de una persona, son un aspecto integral de esos derechos humanos reconocidos internacionalmente.
Ha llegado el momento de que los políticos costarricenses garanticen esos principios y adopten las medidas necesarias para proponer y promulgar leyes sobre matrimonio igualitario. Una ley de este tipo permitirá que gais y lesbianas en Costa Rica puedan contraer matrimonio con la persona que aman y fortalecerá los derechos fundamentales de todas las personas en el país a la igualdad y a no ser discriminadas.
Por ello, quisiera en esta oportunidad recomendar a su gobierno que adopte medidas inmediatas para abordar esta cuestión urgente.
Confiamos en que esta cuestión recibirá su inmediata atención, y esperamos tener novedades suyas tan pronto como le resulte posible.
Cordialmente,
Boris Dittrich
Director de incidencia, Programa sobre derechos LGBT
Human Rights Watch
Cc: Rafael Ángel Ortiz Fábrega, Presidente de la Asamblea Legislativa de Costa Rica