Actualización, 4 de julio, 2014: La tarde del 2 de julio, se autorizó a Berardi una breve visita al Hospital Central de la ciudad de Bata. Al día siguiente fue enviado de nuevo a prisión donde nuevamente le han negado cuidados médicos para tratar sus graves enfermedades.
(Nairobi) – El presidente Teodoro Obiang Nguema Mbasogo de Guinea Ecuatorial debe poner en libertad inmediatamente a un ciudadano italiano injustamente encarcelado y asegurarse de que reciba tratamiento médico adecuado, señaló hoy Human Rights Watch. Roberto Berardi, un antiguo socio de negocios del hijo mayor del presidente Obiang, lleva detenido desde enero de 2013, en un aparente esfuerzo por impedir que divulgue información sobre el hijo. Berardi ha enfermado gravemente durante su detención y le han negado tratamiento médico.
Un informe médico del 30 de junio de 2014 al que tuvo acceso Human Rights Watch asegura que Berardi ha desarrollado enfisema pulmonar y fiebre tifoidea en la cárcel. El médico le recetó medicamentos, pero su familia dijo a Human Rights Watch que las autoridades penitenciarias no le han permitido que los tome.
La tarde del 2 de julio, se autorizó a Berardi una breve visita al Hospital Central de la ciudad de Bata. Al día siguiente fue enviado de nuevo a prisión donde nuevamente le han negado cuidados médicos para tratar sus graves enfermedades.
“En Guinea Ecuatorial, saber demasiado acerca de las actividades empresariales de las personas cercanas al presidente puede hacer que acabe en la cárcel”, dijo Lisa Misol, investigadora sénior del programa de empresas y derechos humanos de Human Rights Watch. “El prolongado encarcelamiento de Roberto Berardi en condiciones miserables ha puesto en grave riesgo su salud y seguridad y debería ser liberado inmediatamente para recibir tratamiento médico”.
Berardi está detenido en Bata desde principios de 2013. Según su familia, su arresto en enero de 2013 se produjo después de haberle preguntado a su socio de negocios, Teodoro (“Teodorín”) Nguema Obiang Mangue, acerca de una sospechosa transferencia bancaria a una cuenta de Estados Unidos. La transferencia fue citada como prueba por el Departamento de Justicia de EE.UU. en una demanda civil que acusa a Teodorín de blanquear fondos que presuntamente provienen de la corrupción.
Teodorín también es el blanco de una importante investigación de corrupción en Francia, donde las autoridades han embargado su mansión en París y otros bienes de lujo. En un aparente esfuerzo por otorgarle inmunidad para que las autoridades internacionales no puedan procesarle, su padre lo nombró segundo vicepresidente del país, entre otros cargos.
Después de un breve juicio en el que, según la familia de Berardi, no se presentó ninguna prueba que apoyara los cargos de robo de propiedad de la compañía y fraude, fue condenado a mediados de 2013 y sentenciado a más de dos años de prisión. Según su familia, Berardi ha sido sometido a torturas, largos períodos de confinamiento en solitario, condiciones de detención inhumanas y la frecuente prohibición de acceso a atención médica y asesoría legal.
A raíz de la atención internacional que ha recibido el caso de Berardi y la preocupación por su salud y seguridad, incluso por parte del Parlamento Europeo y la Comisión Europea, el presidente Obiang se comprometió públicamente en abril de 2014 a ponerlo en libertad.
Las expectativas eran altas de que el presidente anunciaría un indulto por su cumpleaños en junio. Sin embargo, Berardi permanece detenido y su abogado ha expresado su preocupación de que puedan presentarse nuevos cargos en su contra para seguir silenciándolo.
El propio abogado, Ponciano Mbomio Nvó, también ha sido víctima de intimidación y represalias. Fue suspendido de la práctica legal por dos años, hasta febrero de 2014, como castigo por criticar la persecución del gobierno de otro cliente diferente por motivos políticos.
El gobierno de Obiang ya encarceló previamente a otro antiguo socio de negocios de Teodorín, del que se sospecha que filtró información sobre las controvertidas prácticas comerciales de Teodorín. Ese socio, Florentino Manguire, fue puesto en libertad bajo presión internacional.
“El presidente Obiang a menudo hace promesas de derechos humanos que no tiene intención de cumplir”, dijo Misol. “Debería mantener su palabra, por una vez, y liberar a Roberto Berardi sin más demora”.