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El anuncio de que Osama bin Laden murió en una operación encubierta dirigida por Estados Unidos en Pakistán es un recordatorio de los devastadores efectos humanos que el terrorismo ha traído a todos los continentes del mundo, señaló hoy Human Rights Watch. Además de los ataques del 11 de septiembre de 2001, la organización de Bin Laden, Al Qaeda, es culpable de los bombardeos en 1998 contra dos embajadas estadounidenses en Tanzania y Kenia que acabaron con la vida de 231 personas, así como de muchas otras maniobras terroristas.

"En un momento en que los ciudadanos de todo el mundo han participado en manifestaciones pacíficas en nombre de la libertad y la democracia, la muerte de Bin Laden es un recordatorio de los miles de inocentes que sufren cuando los grupos terroristas buscan un cambio político a través de medios brutales", dijo Kenneth Roth, director ejecutivo de Human Rights Watch.

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