(Washington, DC, 14 de enero de 2009) – El gobierno entrante de Obama tendrá que situar los derechos humanos en el centro de su política exterior, nacional y de seguridad para poder deshacer el enorme daño causado durante la era Bush, señaló hoy Human Rights Watch con motivo de la publicación de su Informe Mundial 2009.
El liderazgo de Estados Unidos en la promoción de los derechos humanos será vital porque, actualmente, las campañas diplomáticas más enérgicas y organizadas son contrarias a los derechos humanos, y están encabezadas por países que intentan evitar la investigación de los abusos cometidos por ellos y sus aliados, afirmó Human Rights Watch.
Además la crisis humanitaria en Gaza, en la que los combates entre Israel y Hamas han acabado con la vida de cientos de civiles, subraya la necesidad de una atención internacional concertada en las violaciones de los derechos humanos que plagan los conflictos armados actuales, señaló Human Rights Watch.
“Por primera vez en casi una década, Estados Unidos tiene la oportunidad de recuperar su credibilidad mundial cerrando el capítulo de las políticas abusivas del gobierno de Bush”, señaló Kenneth Roth, director ejecutivo de Human Rights Watch. “Y no hay un mejor momento para ello.Hoy en día, las campañas diplomáticas más enérgicas sobre derechos humanos proceden de lugares como Argel, Cairo e Islamabad, con el respaldo de Beijing y Moscú; pero estos ‘saboteadores’ están empujando en dirección contraria”, agregó.
El Informe Mundial 2009, de 564 páginas, constituye el décimo noveno examen anual de Human Rights Watch sobre las prácticas de derechos humanos en todo el mundo. El informe resume los principales problemas de derechos humanos en más de 90 países y refleja el extenso trabajo de investigación llevado a cabo por el equipo de Human Rights Watch en 2008.
En el informe se documentan los abusos constantes contra los derechos humanos cometidos por gobiernos y grupos armados no estatales de todo el mundo; mismos que inlcuyen los ataques contra civiles en los conflictos de Afganistán, Colombia, la República Democrática del Congo, Georgia, Israel y los Territorios Palestinos Ocupados, Somalia, Sri Lanka y Sudán; y la represión política en países como Birmania, China, Cuba, Irán, Corea del Norte, Arabia Saudita, Uzbekistán y Zimbabue. También se destacan las violaciones cometidas por gobiernos en sus intentos de frenar el terrorismo, entre ellos los de Francia, Reino Unido y Estados Unidos.
En el informe se abordan también los abusos contra mujeres, niños, refugiados, trabajadores, personas gay, lesbianas, bisexuales y transgénero, entre otros.
Roth describe en su ensayo introductorio las medidas que deben adoptar Estados Unidos y otros gobiernos que pretenden apoyar los derechos humanos para poder recobrar la iniciativa de manos de los países “saboteadores”, que se oponen actualmente a su promoción de manera tan agresiva y eficaz.
“Una primera medida vital es que Barack Obama y su equipo se replanteen radicalmente la lucha contra el terrorismo”, señaló Roth. “No sólo está mal, sino que tampoco es eficaz cometer abusos en nombre del antiterrorismo o justificar los abusos cometidos por gobiernos represivos simplemente por considerarlos aliados en esta lucha contra el terrorismo”, agregó.
Roth señala que, en el seno de las Naciones Unidas y otros organismos internacionales, los gobiernos represivos han bloqueado el escrutinio y la censura de las violaciones de los derechos humanos, gracias a que muchas democracias no han intervenido ni organizado una defensa eficaz.
Países como Argelia, Egipto y Pakistán, con el respaldo de China, Rusia, India y Sudáfrica, defienden la prerrogativa de los gobiernos a hacer lo que quieran escudándose en la soberanía, la no injerencia o la solidaridad regional.
Washington no ha podido responder de manera eficaz, incluso cuando se trata de la defensa de los derechos humanos, debido a su reciente historial de abusos, cometidos mayoritariamente en nombre de la lucha contra el terrorismo, y debido a que ha renunciado a la eficacia de la diplomacia multilateral en favor de la arrogancia del excepcionalismo.
Roth instó al nuevo gobierno de Obama a que demuestre la voluntad de Estados Unidos de reconciliarse con la comunidad internacional y someterse al Estado de derecho revisando su firma del Tratado de la Corte Penal Internacional (CPI), presentando su candidatura al Consejo de Derechos Humanos de la ONU y ratificando los importantes tratados de derechos humanos que ha desatendido.
Algunos gobiernos han aprovechado la ausencia de Estados Unidos para debilitar la protección internacional de los derechos humanos. “Existe una triste realidad cuando se trata de la protección de los derechos humanos: los gobiernos con la visión más clara y la estrategia más eficaz suelen ser los que intentan debilitar su salvaguarda”, señaló Roth.
Roth señaló que las naciones que se oponen a los derechos humanos han acabado dominando las discusiones intergubernamentales sobre esta cuestión y han logrado disminuir el escrutino de la ONU de la represión grave en países como Uzbekistán, Irán y la República Democrática del Congo, y comprometer el funcionamiento del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Estos saboteadores también han cuestionado las críticas al gobierno militar birmano e intentado detener el posible enjuiciamiento en la CPI del presidente sudanés Omar Al Bashir, acusado de graves violaciones en la región de Darfur.
Algunos gobiernos intentan desempeñar un papel negativo con respecto a los derechos humanos para impedir el escrutinio internacional de las violaciones cometidas por ellos mismos o sus aliados, señaló Roth. Aunque afirman que respaldan los derechos humanos en principio, estos países se escudan en la soberanía para evitar el examen de su conducta.
Roth señaló: “Estos gobiernos declaran la solidaridad regional o la solidaridad entre los países meridionales, pero sólo pretenden solidarizarse con los líderes represivos, no con sus víctimas”. Las críticas del informe van dirigidas a muchos países, entre ellos Sudáfrica por no haber abordado la crisis en el vecino Zimbabue, Egipto por fomentar que se redujera el escrutinio del conflicto de Darfur, e India y China por no encarar la represión en Birmania.
Human Rights Watch felicita a los gobiernos de países meridionales como Botswana, Ghana, Liberia, Nigeria, Sierra Leona y Zambia en África; y Argentina, Chile, Costa Rica, México y Uruguay en América Latina, por haberse enfrentado a la tendencia general y manifestado en favor de los derechos humanos. No obstante, señala que los gobiernos más pequeños y medianos no tienen suficiente influencia para contrarrestar los esfuerzos de los saboteadores sin ayuda de las principales democracias occidentales.
Roth concluye que el hecho de que el gobierno de Bush renunciara ampliamente a la defensa de los derechos humanos al decidir combatir el terrorismo sin miramientos a los derechos fundamentales de las personas a no ser sometidas a torturas, desapariciones forzadas o detenciones sin juicio previo, obligó a la Unión Europea a actuar por su cuenta. La UE respondió de manera admirable a la crisis entre Georgia y Rusia y con el envío de observadores para proteger a la población civil del este del Chad. Sin embargo, como se señala en el informe, la UE no proyectó más ampliamente su influencia y se ocultó detrás de un intrincado proceso de toma de decisiones, con iniciativas diplomáticas tímidas e ineficaces y sin ejercer su influencia en lugares como la República Democrática del Congo, Birmania y Somalia.
“Para que la defensa de los derechos humanos sea satisfactoria, las democracias del mundo tienen que reexaminar seriamente su conducta y estar dispuestas a modificar el rumbo”, señaló Roth. “La comunidad internacional pro derechos humanos tiene la tarea de convencer tanto a sus simpatizantes tradicionales como a sus posibles nuevos aliados de que aprovechen esta oportunidad”, agregó.