No hay investigaciones. La policía sólo crea "perfiles". Son actos totalmente arbitrarios. Por ejemplo, un vecino llama al 123 y dice: "He visto a unos jóvenes consumiendo drogas". Se presenta una denuncia, llega la policía y un investigador de inteligencia crea un "perfil" en una plantilla de PowerPoint. Ese "perfil" se convierte en la "prueba" de que alguien es miembro de una pandilla.
Este es el relato de uno de los 11 agentes de policía de El Salvador entrevistados por Human Rights Watch para un nuevo informe.
Estos relatos proporcionan una visión poco común de cómo la policía salvadoreña ha fabricado pruebas para cumplir con las cuotas de detenciones, extorsionado a personas inocentes, burlado el debido proceso y desafiado las órdenes judiciales.
En 2022, el presidente Nayib Bukele anunció una "guerra contra las pandillas" en un El Salvador asolado por la violencia y declaró el estado de excepción.
Esto ha dado lugar a violaciones generalizadas de los derechos humanos en el país.
Aunque la violencia de las pandillas ha disminuido significativamente en El Salvador, la falta de garantías procesales y de independencia judicial expone a los salvadoreños a los abusos de unas fuerzas de seguridad sin control.
Desde que comenzó el estado de excepción, las fuerzas de seguridad han informado de la detención de más de 86.000 personas (es decir, más del 1,5 por ciento de toda la población), entre ellas más de 3.000 niños.
¿Cómo se llega a esas cifras? Los agentes de policía dijeron a HRW que muchas detenciones eran el resultado de la presión ejercida sobre los efectivos policiales para que cumplieran las cuotas diarias de detenciones y se basaban en pruebas dudosas o inventadas.
También describieron detenciones por el hecho de que alguien tuviera un tatuaje de cualquier tipo, por información claramente falsa incluida en los informes policiales y por llamadas anónimas no corroboradas.
Por si fuera poco, los policías también hablaron de un clima de impunidad que llevaba a algunos agentes a exigir sobornos y, en algunos casos, a exigir mantener relaciones sexuales con mujeres a cambio de no detener a sus familiares.
Aunque el presidente Bukele publicita sus políticas de seguridad como un modelo positivo para el mundo, los policías con los que habló HRW cuentan una historia completamente distinta.
La experiencia sugiere que el comportamiento abusivo sólo empeorará y se extenderá si no se exige a la policía que rinda cuentas de sus actos...