A veces, lectores y amigos se ponen en contacto con nosotros para pedirnos consejo. Están luchando para hacer frente a una avalancha de violaciones de los derechos humanos en su país, o se preparan para una avalancha en breve.
Puede que la situación política haya cambiado drásticamente, alejándose de la democracia y acercándose a un régimen autoritario, y que sientan que necesitan hacer algo más que dar vueltas sobre la catástrofe.
Resistir.
¿Pero cómo? Nunca antes han sido activistas por la democracia y los derechos humanos. ¿Por dónde empezar?
Se han escrito libros sobre esto, por supuesto, pero empieza por tres cosas:
Primero, aférrate a la verdad. Los gobernantes autoritarios y los aspirantes a serlo inundan los canales de información con mentiras. A veces el objetivo es hacer que el público crea esas mentiras y adopte su visión del mundo. A veces se trata simplemente de confundir a la gente para que dude de sus propios sentidos, haciéndola pasiva: si ya no estás seguro de lo que es real, es poco probable que te resistas.
Haz algo activo para aferrarte a los hechos y, lo que es más importante, a la idea de que los hechos existen y siguen importando. Escribe en un diario, publica en las redes sociales, graba un vídeo, envía correos electrónicos a tus amigos... cualquier cosa que te haga recordar y/o compartir los hechos.
Al hacerlo, intenta no repetir las mentiras de los políticos, ni siquiera "desacreditarlas". Sus mentiras ya reciben demasiada atención, y los estudios sobre comunicación demuestran que repetir una mentira sólo refuerza la idea falsa en el cerebro de la gente. Si no tienes más remedio que mencionar la mentira, utiliza la técnica del "sándwich de la verdad".
En segundo lugar, haz lo que se te da bien. Puede que no tengas experiencia en activismo (todavía), pero sabes escribir canciones, montar servidores, hacer pasteles, pintar carteles, organizar actos, conducir un autobús, difundir información, hacer primeros auxilios y otras cosas que pueden ser útiles para los movimientos locales y nacionales.
No empieces centrándote en lo que no sabes hacer. Aprenderás esas cosas sobre la marcha. Céntrate en lo que puedes ofrecer y aportar a la causa, trabajando como parte de un equipo más amplio en tu zona.
En tercer lugar, mantente sano. Toda lucha por la democracia y los derechos humanos contra fuerzas políticas autoritarias será larga y difícil. Es frustrante, a menudo agotadora emocionalmente y puede que incluso peligrosa físicamente. Date cuenta de que se trata de varios maratones, no de un solo sprint.
Tómate descansos. Pasa tiempo con tus amigos. Come sano. Haz ejercicio.
No te vuelvas adicto a los medios electrónicos de denuncia. No le harás ningún bien a nadie si sufres una crisis nerviosa.
Por último, un consejo para los veteranos. Hay mucha gente ahí fuera que quiere participar ahora mismo pero no sabe cómo. Ayúdales a encontrar el camino y, sobre todo, dales la bienvenida.
A veces, los activistas veteranos y los que llevan mucho tiempo comprometidos socialmente miran a los recién llegados con actitud de «¿por qué has tardado tanto?» o «¿por qué no te has manifestado antes?". Pero cada uno tiene su propia curva de aprendizaje.
Guardar rencor por el pasado no va a ayudar a conseguir nada de cara al futuro. Acoger a nuevos militantes y aliados sí podría hacerlo.