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Los derechos humanos en una estación de tranvía

Boletín informativo, 10 de diciembre de 2024

La parada de tranvía Parvis de Saint Gilles en Bruselas, Bélgica, el 10 de diciembre de 2024. © 2024 HRW

En la edición de hoy del Boletín Informativo, me encuentro en la estación de tranvía subterránea de Parvis de Saint-Gilles (Sint-Gillisvoorplein) en Bruselas, Bélgica. (vea el video)

El motivo es que hoy es el Día de los Derechos Humanos y el 76 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Extractos de la Declaración nos rodean aquí, en las paredes de la estación, en neerlandés y francés, las dos lenguas principales de Bélgica.

Los azulejos con letras son un diseño de 1992 de la artista bruselense Françoise Schein. Forman parte de la colección de obras similares de Schein relacionadas con los derechos humanos en estaciones de metro y otros espacios públicos de todo el mundo.

Aquí podemos ver artículos de la Declaración como:

Artículo Primero: "Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos".

Artículo Dos: "Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición".

Artículo Quinto: "Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes".

Artículo 14: "Toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país".

Artículo 18: "Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión..."

Hay otras 25, y todas ellas esbozan los fundamentos de nuestros derechos humanos. Redactadas en 1948 tras el apocalipsis de la Segunda Guerra Mundial, estas palabras representan la esperanza en el futuro. Para garantizar un mundo mejor el día de mañana, quienes las redactaron sabían que debían ser palabras fundamentales.

Al principio puede parecer extraño tener la Declaración Universal de los Derechos Humanos en las paredes de una estación de transporte público. Puede que algunas personas que pasan a diario junto a estas letras no tengan ni idea de lo que tratan.

Sin embargo, si se piensa en ello, una estación de metro es una buena metáfora de los derechos humanos universales. De hecho, el transporte público y los derechos humanos tienen mucho en común.

Ambos nos pertenecen a todos. El acceso a tu parada de tranvía y a tus derechos no debería depender de tu religión o de tu sexo o de la lengua que hables. Estas cosas están abiertas a todos.

Independientemente de las divisiones que podamos mostrar en la superficie, en el fondo todos estamos en el mismo tranvía, intentando llevarnos bien. 

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