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Otro verano caluroso para las personas con discapacidad en España

Las autoridades deberían reducir las emisiones y tomar medidas de adaptación al cambio climático

Fernando Uceta, que padece EPOC, utiliza un concentrador de oxígeno portátil para respirar mientras está sentado en el balcón de su casa durante la ola de calor del verano, en el barrio del Raval de Barcelona, España, 27 de junio de 2023. © 2023 Nacho Doce/Reuters

Ya estamos otra vez en esa época del año: cuando el asfalto resplandece, la hierba pasa de un verde exuberante a un amarillo seco y el aire acondicionado se pone al máximo. Es otro verano largo y caluroso en España, y las personas con discapacidad vuelven a enfrentarse a retos particulares.

El calor extremo, que cada año empeora debido a la crisis climática, es un desastre para muchas personas con discapacidad. Fui testigo de ello mientras estuve en Andalucía, España, documentando sus efectos sobre la salud física y mental de las personas con discapacidad. También descubrí que quienes están económicamente marginados suelen enfrentarse a riesgos adicionales, como la escasez de espacios verdes cercanos, que podrían reducir los efectos de las islas de calor urbanas, así como las dificultades para pagar la factura de la luz, por ejemplo, para sufragar los gastos de dispositivos de asistencia o aire acondicionado. Aunque no sabemos cuántas personas con discapacidad murieron en España durante las olas de calor de 2022, los estudios estiman que más de 60.000 murieron en toda Europa debido al calor extremo ese año.

Según el derecho internacional, las personas con discapacidad tienen derecho a ser protegidas en situaciones de emergencia, incluidos los fenómenos meteorológicos extremos. Sin embargo, con mucha frecuencia se han visto en la necesidad de afrontar estas olas de calor en soledad, una situación que se ve agravada por la marginación sistémica en la sociedad. En Andalucía, las personas con discapacidad se sintieron excluidas por el gobierno, cuya información sobre las olas de calor y el calor extremo no abordaba sus derechos ni necesidades específicas. En palabras de una mujer con discapacidad física de Sevilla: “Me siento abandonada por el Gobierno”.

La ciencia del clima es muy clara: debido al aumento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, el calor extremo y las olas de calor seguirán aumentando en intensidad y frecuencia. Europa está a la vanguardia de esta tendencia, con un calentamiento dos veces más rápido que la media mundial. Pero a pesar de la relación causal y del alto peaje que España está pagando, las emisiones españolas de dióxido de carbono (CO2) procedentes de la quema de combustibles fósiles en realidad aumentaron entre 2021 y 2022.

Las elecciones generales celebradas en España en julio aún no han dado lugar a la formación de un gobierno, pero quienquiera que lo integre debería tomarse en serio la crisis climática. El calor extremo va a aumentar si no se toman medidas drásticas, por lo que España debería dar prioridad a la reducción de las emisiones, al tiempo que proporciona el apoyo necesario para ayudar a las personas, incluidas las personas con discapacidad, a adaptarse y prepararse para las olas de calor extremo.

** Este artículo forma parte de una serie que conmemora el 10º aniversario de la División de Derechos de las Personas con Discapacidad. Uno de los pilares del trabajo actual de Human Rights Watch es el impacto del cambio climático en los millones de personas con discapacidad y personas mayores de todo el mundo que están particularmente en riesgo durante fenómenos meteorológicos extremos y desastres naturales.

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