Leer la versión en inglés del Daily Brief de Andrew Stroehlein.
La reciente oleada de atención mediática internacional sobre el cierre de salones de belleza en Afganistán por parte de los talibanes ha desviado el objetivo real de la problemática.
Mi compañera y experta en derechos de mujeres, Heather Barr, aclara las cosas:
"No se trata de que te arreglen el pelo y las uñas. Se trata de 60.000 mujeres que pierden su trabajo. Se trata de mujeres que pierden a uno de los últimos lugares a los que podían acudir en busca de apoyo y comunidad".
Desde que tomaron el control de Afganistán en agosto de 2021, los talibanes han aplastado los derechos de las mujeres y niñas afganas. La lista de abusos de los talibane contra ellas es larga y sombría.
Prohibieron que las niñas y las mujeres recibieran una educación superior al sexto grado. Han prohibido a las mujeres la mayoría de los empleos. Han impuesto severas restricciones a mujeres y niñas para viajar e incluso salir de casa. Han prohibido que las mujeres y las niñas que participen en competencias deportivas.
Los talibanes también han desmantelado por completo el sistema que se había desarrollado para responder a la violencia de género en Afganistán. De hecho, esa es una razón clave por la que el cierre de los salones de belleza es tan devastador: era uno de los últimos refugios de apoyo mutuo entre las mujeres afganas.
Los talibanes también han llevado a cabo una brutal represión contra las mujeres que han protestado ante estos abusos. Esto incluye la tortura de esas mismas mujeres.
Todo ello constituye la crisis de derechos humanos de las mujeres más grave del mundo.
Ha habido preocupación internacional por estos abusos -y muchos otros cometidos por los talibanes-, pero hasta ahora, gran parte de esta preocupación ha sido débil y descoordinada. Incluso dos años después de que los talibanes tomaran el poder en Afganistán, muchos gobiernos siguen sin saber qué hacer ante la barbarie de los talibanes en general y sus crímenes contra las mujeres en particular.
Un paso posiblemente esperanzador que podría cambiar las cosas se produjo en marzo, cuando el Consejo de Seguridad de la ONU ordenó una evaluación independiente del enfoque internacional sobre el país.
Su objetivo es abordar "los derechos humanos y especialmente los derechos de las mujeres y las niñas", junto con otras cuestiones clave que la comunidad internacional está tratando de resolver. Recordemos que Afganistán padece también una de las peores crisis humanitarias del mundo.
La evaluación independiente debe proporcionar recomendaciones para un enfoque integrado y coherente entre los principales actores internacionales, en un informe que se presentará al Consejo de Seguridad en noviembre.
Si cumple su objetivo, la evaluación independiente debería ayudar a restablecer la atención mundial sobre la situación en Afganistán y al mismo tiempo, proponer medidas concretas para que los talibanes y otros responsables rindan cuentas.
Para tener éxito, debe conseguir eliminar que, como dice mi compañera Heather Barr, "las mujeres y niñas afganas y otras personas que están sufriendo la represión de los talibanes se sienten abandonadas por el mundo".