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Tragedia en un centro de detención de inmigrantes mexicano

Un terrible incendio nos muestra la naturaleza mortal de la política fronteriza entre EE.UU. y México

Un altar con velas y fotos cubre la valla fuera del centro de detención de inmigrantes mexicanos donde ocurrió el mortal incendio, en Ciudad Juárez, México. Foto tomada el 30 de marzo de 2023. © 2023 AP Photo/Fernando Llano

Las imágenes espeluznantes de fuego y humo envolviendo a personas encerradas en una celda de detención de inmigrantes en Ciudad Juárez, mientras se ve a los guardias alejarse en el momento en que el fuego mataba a 39 personas, son sólo las últimas escenas de una serie de trágicas muertes en la frontera entre México y Estados Unidos, también difundidas al público, que en un principio causaron indignación. Pero ¿cambiará algo esta vez?

Estas muertes evitables son, en gran parte, el resultado de las políticas estadounidenses de inmigración y control de fronteras y de la adopción de las medidas migratorias del gobierno mexicano para crear un entorno infernal para los migrantes y someter a crueldad y sufrimiento a las personas que buscan protección o una vida mejor. Estas medidas brutales, como el uso sistemático del Título 42 para expulsar rápidamente a las personas, incluidas nuevas nacionalidades anteriormente exentas, y la norma de prohibición de asilo propuesta por el presidente estadounidense Joe Biden, se diseñaron para "disuadir" a las personas de venir. Pero sólo han creado más desesperación y muerte.

En lugar de considerar a los inmigrantes como personas que aportan diversidad y vitalidad a las comunidades estadounidenses, el gobierno de Biden y los funcionarios electos han optado por tratar a los inmigrantes como una amenaza. Peor aún, Estados Unidos ha exportado y coaccionado estas medidas de crueldad a México y otros países de la región y ha creado un modelo empresarial multimillonario para los cárteles criminales.

Los gobiernos estadounidense y mexicano han perdido vergonzosamente de vista el hecho de que se trata de seres humanos negros y morenos cuyas vidas importan.

¿Cuál es el umbral de dolor y sufrimiento necesario para que la gente pase a la acción? ¿Qué hace falta para que los responsables políticos dejen a un lado sus recelos y temores para avanzar hacia un mundo más armonioso y próspero?

Las políticas estadounidenses de control de fronteras e inmigración podrían mejorar fácilmente. Por una fracción de los miles de millones de dólares que se invierten en la construcción de muros mortales, la contratación de fuerzas de seguridad federales que no rinden cuentas, la compra de tecnologías de vigilancia invasivas y la hipermilitarización de las comunidades fronterizas, el gobierno podría invertir en centros de recepción respetuosos con los derechos y de acogida en los puertos de entrada a Estados Unidos. Estos centros podrían estar dotados de trabajadores sociales, funcionarios encargados de conceder visados de asilo y de otro tipo, especialistas en traumas, especialistas en bienestar infantil y otros.

En lugar de un enfoque punitivo, estos centros crearían puestos de trabajo que proporcionarían asistencia humanitaria. Salvarían vidas, al tiempo que fortalecerían las economías locales y nacionales y la diversidad de Estados Unidos. Estados Unidos no debería esperar a otra tragedia y, en su lugar, poner fin inmediatamente a las políticas perjudiciales. Tan solo hay que imaginarlo.

 

 

 

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