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EE. UU. debe incluir la salud materna en las acciones contra el cambio climático

Personas embarazadas, bebés y niños y niñas particularmente vulnerables

US President Joe Biden signs a series of executive orders on tackling climate change on January 27, 2021 in Washington, DC. From left, Vice President Kamala Harris, Biden, White House science adviser Dr. Eric Lander, and National Climate Adviser Gina McCarthy. © 2021 AP Photo/Evan Vucci

(Washington D.C.): La administración del presidente de Estados Unidos Joe Biden debe tomar medidas concretas para que la crisis de salud materna del país, marcada sustancialmente por las desigualdades raciales, sea un foco central de la política climática interna de EE. UU., sostuvo hoy una coalición de 54 organizaciones en una carta al presidente Biden.


Los organismos gubernamentales deben usar las directivas de Biden con el fin de que se incluya el riesgo para la salud materna en sus evaluaciones sobre los riesgos de la crisis climática y planificar las políticas y medidas que adopten desde una óptica de justicia reproductiva que se centre en las disparidades raciales y económicas, sostuvieron estos grupos. Las organizaciones trabajan en temas de justicia reproductiva, salud materna e infantil, justicia ambiental, justicia climática y derechos humanos.

“El presidente Biden ha dado aliento a muchos de nosotros al incluir la justicia racial y ambiental cuando se habla de la crisis climática en EE. UU.”, afirmó Kelly Davis, vicepresidenta de equidad en la natalidad global e innovación de National Birth Equity Collaborative. “Pero el embarazo genera una mayor vulnerabilidad al calor y los desastres naturales, y las mujeres negras, indígenas, las de bajos ingresos y otras mujeres de color están particularmente expuestas a riesgos. La política climática de EE. UU. debería ocuparse específicamente de estas necesidades”.

El presidente Biden firmó un Decreto ejecutivo para abordar la crisis climática en el país y en el extranjero a fines de enero de 2021, en el que instruyó a las agencias gubernamentales de EE. UU. que reconsideraran estrategias para desarrollar la resiliencia a la crisis climática y calcular los costos económicos y de otro tipo del cambio climático para las personas y sus comunidades.

El decreto ejecutivo requiere que el Departamento de Salud y Servicios Humanos establezca nuevos organismos para responder a la crisis climática, como una Oficina de Cambio Climático y Equidad Sanitaria y un Grupo de Trabajo Interinstitucional para Disminuir el Riesgo del Cambio Climático para Niños y Niñas, Adultos Mayores, Personas con Discapacidad y Personas Vulnerables. El decreto ejecutivo también estableció el Consejo Consultivo sobre Justicia Ambiental de la Casa Blanca, para favorecer una mayor visibilidad en todo el gobierno federal de EE. UU. de las cuestiones relacionadas con la justicia ambiental, como la mitigación del cambio climático, la resiliencia y la gestión de desastres.

Biden planea anunciar una nueva meta de emisiones para EE. UU. hasta el 2030 en virtud del Acuerdo de París, de cara a una cumbre climática internacional organizada por el país el 22 y 23 de abril.

La mortalidad y morbilidad maternas, las tasas de nacimientos prematuros y otros resultados de nacimiento adversos en EE. UU. se encuentran entre los peores del mundo industrializado y siguen agravándose. Las tasas de nacimientos prematuros y las tasas de enfermedades graves durante el embarazo son dos veces más altas para las mujeres negras que para las mujeres blancas. Poner fin a las disparidades raciales identificando y abordando los factores que contribuyen al racismo sistémico es necesario para abordar la crisis de salud materna, sostuvieron las organizaciones.

Una declaración de la Casa Blanca emitida el 13 de abril establece que la administración Biden-Harris se compromete a “abordar estas disparidades inaceptables y construir un sistema de atención de la salud que asegure equidad y dignidad a las mujeres y niñas negras, indígenas y otras mujeres y niñas de color”.

La crisis climática amenaza con dificultar los esfuerzos orientados a mejorar la salud materna en EE. UU. y exacerbar las desigualdades económicas y raciales en la salud pública. Diversos estudios e informes han demostrado vínculos entre la exposición al calor, el humo de los incendios forestales, las inundaciones, los huracanes y la extracción de combustibles fósiles, y la salud materna y los resultados de nacimientos deficientes.

Estos incluyen el nacimiento prematuro y el bajo peso al nacer, ambos asociados con tasas más altas de mortalidad infantil y consecuencias para la salud a lo largo de toda la vida. Los cambios significativos en el sistema hormonal, respiratorio, circulatorio y de otro tipo durante el embarazo ponen a las personas embarazadas en mayor riesgo de manifestar enfermedades asociadas al clima o agravadas por este, como por ejemplo, debido al calor (consulte los recursos a continuación).

El estudio realizado por el gobierno de EE. UU. sobre ciencia y los impactos climáticos nacionales, el National Climate Assessment de 2018, señaló: “Las exposiciones relacionadas con el clima pueden provocar resultados adversos en el embarazo y la salud del recién nacido, como aborto espontáneo, bajo peso al nacer (menos de 5,5 libras), nacimiento prematuro (antes de las 37 semanas de embarazo), aumento de la muerte neonatal, deshidratación e insuficiencia renal, desnutrición, diarrea y enfermedades respiratorias”.

Los nuevos organismos y órganos consultivos federales deben incluir personas con experiencia en salud materna y mantener consultas con organizaciones de salud materno-infantil, defensores de la justicia reproductiva y asistentes de parto de primera línea que se desempeñan en las comunidades más afectadas por huracanes, inundaciones, calor, incendios forestales y otros eventos agravados por la crisis climática. Las investigaciones de Human Rights Watch han descubierto que el tema de la salud durante el embarazo en general se ha omitido de las acciones de concienciación sobre el calor.

Las organizaciones sostuvieron que el presidente Biden debería abordar los impactos del clima para la salud, la igualdad de género, las consideraciones de equidad racial y económica, y los derechos humanos en la próxima contribución determinada a nivel nacional (CDN) de los EE. UU. que los gobiernos deben presentar en virtud del Acuerdo de París. El documento debe especificar la crisis de salud materna nacional como un área de preocupación y acción.

La administración también debe designar un referente nacional para cuestiones de género y cambio climático que brinde apoyo en la integración de las consideraciones de género en todos los aspectos de la coordinación y formulación de políticas sobre cambio climático de la Casa Blanca.

La Declaración Universal de Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC) establecen el derecho a la salud. El PIDESC obliga a los gobiernos a responder a las amenazas previsibles a la salud pública y a demostrar que están tomando medidas para mejorar la salud materna. La Convención Internacional sobre la Eliminación de la Discriminación Racial obliga a EE. UU. a adoptar medidas positivas para eliminar las políticas y prácticas que tengan efectos discriminatorios, incluso si parecen ser neutrales. Los gobiernos también tienen la obligación de derechos humanos de abordar el cambio climático, incluido su impacto para los derechos de las comunidades marginadas.

“Las investigaciones e informes independientes y gubernamentales reconocen cada vez más los peligros del cambio climático en EE. UU. para la salud materna, pero no indican qué debe hacerse al respecto”, afirmó Skye Wheeler, investigadora sénior sobre derechos de la mujer de Human Rights Watch. “Necesitamos más información de salud pública para las personas que están embarazadas y sus familias, más servicios para protegerlas e incluir a expertos en salud materna en las estrategias para abordar los crecientes problemas de calor, huracanes, incendios forestales e inundaciones”.

Ver a continuación información y recursos adicionales sobre los impactos climáticos y la salud materna.

Recursos del Gobierno de los EE. UU. que reconocen los impactos de la crisis climática en la salud materna


Exposición al calor extremo
Cada año, más personas mueren en EE. UU. por el calor que por cualquier otra causa vinculada con el clima, pero las muertes oficiales por el calor son solo una pequeña proporción del verdadero número de muertes que están relacionadas con el calor. El incremento del calor está asociado con un aumento de las muertes incluso a temperaturas por debajo de los umbrales de emergencia por calor, y el calor puede empeorar enfermedades, por ejemplo, las afecciones cardiovasculares y respiratorias. El estrés por calor representa un riesgo para la salud durante el embarazo, y muchos estudios relacionan la exposición de la salud fetal a altas temperaturas con tasas más elevadas de nacimientos prematuros, así como con otros resultados adversos en los nacimientos.

El Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional, que forma parte de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. señala que las personas son más vulnerables al estrés por calor durante el embarazo, y sostiene que “si usted es una persona embarazada, es más probable que sufra agotamiento por calor o insolación más pronto que una persona trabajadora no embarazada”.

Un análisis de estudios reciente advirtió que puede haber una conexión entre el clima caluroso de verano y el aumento de las tasas de diabetes gestacional, una condición común pero grave del embarazo. Un estudio de 2019 determinó que “la exposición prenatal al calor extremo aumenta el riesgo de hospitalización materna durante el embarazo, y que este efecto es mayor para las madres negras que para las blancas”. Indicó asimismo que “durante el nacimiento, las madres expuestas al calor tienen más probabilidades de experimentar hipertensión y hospitalizaciones más prolongadas”. Un estudio de 2021 en el estado de Nueva York advirtió “un efecto inmediato y prolongado de la exposición al calor extremo sobre las complicaciones del embarazo... más fuerte en las personas afroamericanas y los condados con una posición socioeconómica más baja”.

Muchos estudios indican que la exposición al calor extremo está relacionada con los nacimientos prematuros, mientras que otros también relacionan la exposición al calor con el bajo peso al nacer, los defectos de nacimiento y los mortinatos. En varios análisis de estudios, se advierte que es necesario hacer más para dar respuesta a estos hallazgos, sobre todo ante las predicciones de mayor calor durante los días y las noches, así como sobre períodos de calor agudo.

La organización no gubernamental A Better Balance ha documentado que las personas trabajadoras embarazadas no han podido acceder a adecuaciones básicas como un ámbito de trabajo más fresco o descansos adicionales para beber agua, y en cambio se han visto obligadas en muchos casos a elegir entre los salarios que necesitan y su salud.

Diversos estudios, por ejemplo realizados en 2019 y en 2020, y los esfuerzos conjuntos de expertos en datos y medios de comunicación como la Radio Pública Nacional han determinado que las áreas de bajos ingresos de muchas ciudades de los EE. UU., a menudo comunidades de personas de color, son más calurosas que las partes más ricas de las ciudades, donde en general viven más personas blancas.

Human Rights Watch ha descubierto que la salud durante el embarazo en general no se ha tenido en cuenta en las acciones de concienciación sobre el calor. Para obtener más información sobre los estudios y el contexto acerca de por qué el calor es una cuestión de justicia reproductiva, consulte esta ficha informativa.

Huracanes e inundaciones
El año 2020 fue récord en cuanto a actividad de huracanes en el Atlántico norte. Los científicos anticipan que la intensidad y los niveles de precipitaciones en la región seguirán empeorando a medida que la tierra continúe calentándose, lo que podría provocar más daños materiales, pérdida de los medios de vida y desplazamientos. Un estudio de 2020 que analizó 20 millones de nacimientos en el este de EE. UU. mostró una relación entre la exposición a huracanes y tasas más elevadas de nacimientos prematuros. Otro estudio, también en millones de nacimientos en EE. UU., sugirió que “la exposición a un huracán durante el embarazo aumenta la probabilidad de complicaciones en el trabajo de parto y el parto, así como de problemas para el recién nacido”.

El huracán Katrina, que devastó Nueva Orleans y las áreas vecinas en 2005, tuvo numerosos impactos negativos en la salud de las mujeres y las niñas que incluyen, según un estudio, el bajo peso al nacer de los bebés de las mujeres embarazadas que tuvieron la mayor exposición, por ejemplo, aquellas que experimentaron inundaciones en forma directa o tuvieron que escapar a través del agua.

Investigadores descubrieron que el estrés materno debido al huracán Andrew en 1992 puede haber estado relacionado con trabajo de parto disfuncional, con un aumento del 20 % en los nacimientos por cesárea frente a grupos de comparación emparejados estadísticamente. Las investigaciones de Human Rights Watch determinaron que después del paso del huracán María por Puerto Rico en 2017, las mujeres embarazadas tuvieron dificultades para obtener atención, incluida la atención obstétrica de emergencia, y los sistemas de apoyo a la lactancia materna fueron disfuncionales.

Un estudio determinó que, tras las inundaciones del río Rojo ocurridas en 2009 en Dakota del Norte, se produjo “un aumento en los riesgos médicos, el bajo peso al nacer y los nacimientos prematuros entre las mujeres que dieron a luz en el estado”.

Incendios forestales
Con el agravamiento de la crisis climática, los científicos prevén que los incendios forestales se volverán más frecuentes y más graves, sobre todo en la región oeste de EE. UU. Combinado con el desarrollo constante en áreas vulnerables a incendios forestales, es muy probable que una mayor parte de la población de EE. UU. se vea afectada por las consecuencias para la salud de los incendios forestales y enfrente cantidades cada vez mayores de contaminación, polvo y humo en el aire.

Los riesgos específicos relacionados con los incendios forestales durante el embarazo incluyen el acceso reducido a la atención de la salud durante las evacuaciones, la vulnerabilidad a síntomas similares al TEPT y complicaciones relacionadas con la exposición al humo. Múltiples estudios sugieren que existe un vínculo entre la exposición a partículas en el humo y las complicaciones del embarazo, como la tasa de natalidad baja y los nacimientos prematuros. Y sin un sistema de filtración de aire suficiente, las partículas pueden permanecer en los espacios cerrados mucho después de que terminen los incendios forestales, lo que perpetúa el riesgo de daño por exposición. Los científicos también han señalado el impacto del estrés causado por los incendios en el embarazo, y se están realizando varios estudios para evaluar las consecuencias a largo plazo del estrés.

La Agencia de Protección Ambiental incluye a las personas embarazadas como una población vulnerable a los incendios forestales, por ejemplo, en una guía para funcionarios de salud pública, y el programa climático de los CDC destacó nuevos estudios que indican problemas de salud materna en un informe reciente sobre la filtración de aire como una intervención de salud pública.

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