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“Robots asesinos”: la prohibición es la única solución viable

Es imprescindible una nueva ley internacional para conservar el control humano sobre el uso de la fuerza

La Campaña contra los Robots de Combate, frente a la sede de Naciones Unidas en Nueva York durante la Asamblea General en 2018. © 2018 Clare Conboy

(Nueva York) – Francia, Alemania y otras naciones que están comprometidas con un orden internacional basado en normas deberían comenzar sus negociaciones para un nuevo tratado internacional para prohibir preventivamente los sistemas letales de armas autónomas, también conocidas como armas totalmente autónomas o “robots asesinos”.

El 26 de septiembre de 2019, los ministros de Asuntos Exteriores de Francia, Alemania y decenas de otros países respaldaron una declaración en las Naciones Unidas sobre sistemas letales de armas autónomas.

“Esta declaración es un paso más en el camino que conduce a un tratado imprescindible para evitar un futuro sombrío de asesinatos mecanizados”, dijo Mary Wareham, directora de incidencia de la división de armas de Human Rights Watch y coordinadora de la Campaña contra los Robots de Combate. “Si estos líderes políticos se toman realmente en serio la lucha contra la amenaza de los robots asesinos, deberían iniciar las negociaciones sobre un tratado para prohibirlos y exigir un control humano significativo sobre los sistemas de armas y el uso de la fuerza”.

Los ministros de asuntos exteriores que participan en la iniciativa de la “Alianza para el multilateralismo”, encabezada por Francia y Alemania, comparten el objetivo común de promover un “orden internacional basado en normas” y se han comprometido a abordar los robots asesinos junto con el cambio climático y otros cuatro temas “políticamente relevantes”.

La declaración política respaldada durante la inauguración anual de la Asamblea General de la ONU en Nueva York marca la primera vez en que un grupo de tan alto nivel reconoce la amenaza de los robots asesinos.

La declaración de los robots de combate muestra que los esfuerzos para abordar este desafío urgente están ascendiendo rápidamente en la agenda multilateral,  señaló Human Rights Watch.

Desde 2014, más de 90 países se han reunido 8 veces en la Convención sobre Armas Convencionales (CCW, por sus siglas en inglés) para discutir las preocupaciones planteadas por el uso de robots asesinos. La mayoría de las naciones participantes desean negociar un nuevo tratado con prohibiciones y restricciones para conservar un control humano significativo sobre el uso de la fuerza. Sin embargo, un pequeño número de potencias militares, especialmente Rusia y Estados Unidos, han bloqueado el progreso hacia ese objetivo. Como resultado, aunque las conversaciones se formalizaron en 2016, todavía no han producido un resultado viable.

En la última reunión de la CCW en agosto de 2019, Rusia y EE.UU. se opusieron nuevamente a las propuestas para negociar un nuevo tratado sobre robots asesinos, calificando esta medida como “prematura”.

Human Rights Watch y la Campaña contra los Robots de Combate instan a los Estados parte de la convención a que se pongan de acuerdo en noviembre para iniciar las negociaciones el próximo año sobre un nuevo tratado que exija un control humano significativo sobre el uso de la fuerza, que prohibiría de manera efectiva las armas totalmente autónomas. “Solo una nueva ley internacional puede abordar realmente las múltiples preocupaciones éticas, morales, legales, de rendición de cuentas, de seguridad y tecnológicas planteadas por los robots asesinos”, dijo Human Rights Watch.

Un total de 29 países han pedido explícitamente la prohibición de los robots asesinos: Argelia, Argentina, Austria, Bolivia, Brasil, Chile, China (solo el uso), Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Egipto, Ghana, Guatemala, Irak, Jordania, México, Marruecos, Nicaragua, Pakistán, Panamá, Perú, el Estado de Palestina, Uganda, el Vaticano, Venezuela, Yibuti y Zimbabue.

La nueva declaración política sobre robots asesinos no es ambiciosa, ya que está muy por debajo del tratado de prohibición internacional que muchos buscan. Es ambiguo porque respalda un objetivo discutido en la Convención sobre Armas Convencionales de “desarrollar un marco normativo”, pese a haber escaso acuerdo entre los países sobre lo que esto significa en la práctica. Algunos países ven ese marco como unas directrices que no modificarían el derecho internacional existente, mientras que otros lo consideran como un nuevo tratado internacional para prohibir o restringir los sistemas letales de armas autónomas.

La Campaña contra los Robots de Combate, lanzada en 2013, es una coalición de 118 organizaciones no gubernamentales en 59 países cuyo objetivo es prohibir de forma preventiva las armas totalmente autónomas y exigir un control humano significativo sobre el uso de la fuerza.

“Es obvio que es desesperadamente necesario un nuevo tratado para prevenir los robots asesinos para garantizar un exitoso orden internacional basado en normas”, dijo Wareham. “La presión para regular se irá intensificando conforme las naciones se demoren en negociar el tratado contra los robots asesinos”.

 

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