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República Democrática del Congo: Hallan los cuerpos de dos expertos de la ONU

Cuatro congoleños siguen desaparecidos

Actualización del 28 de marzo de 2017: La misión de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz en la República Democrática del Congo, MONUSCO, confirmó el 28 de marzo de 2017 que los cuerpos de Zaida Catalán y Michael Sharp, de nacionalidad sueca y estadounidense respectivamente, fueron encontrados por cascos azules de la ONU cerca de Bunkonde, en la provincia de Kasai Central, el 27 de marzo.

Zaida Catalán y Michael Sharp

Los dos miembros del Grupo de Expertos de las Naciones Unidas sobre el Congo desaparecieron, junto con su intérprete congoleño, Betu Tshintela, un conductor de motocicleta, Isaac Kabuayi, y otros dos conductores de moto no identificados, el 12 de marzo, mientras investigaban violaciones de derechos humanos a gran escala en la región. La ONU informó que continúan los esfuerzos para encontrar a los miembros del equipo congoleño.

La siguiente cita puede atribuirse a Ida Sawyer, directora de África Central para Human Rights Watch:

“Expresamos nuestras más profundas condolencias a las familias, colegas y amigos de Michael y Zaida, que perdieron la vida en busca de la verdad, la justicia y el fin de la violencia y el abuso que han sufrido desde hace tiempo los congoleños en la región de Kasai y otros lugares. Esperamos que los esfuerzos de búsqueda de la ONU encuentren pronto a Betu, Isaac y sus otros dos colegas congoleños. Nuestros pensamientos están con sus seres queridos. Es urgente que se lleve a cabo una investigación internacional e independiente sobre estas muertes y desapariciones, así como sobre la violencia generalizada en la región de Kasai, para ayudar a poner fin a los abusos  y llevar a los responsables ante la justicia”.

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(Kinshasa, 25 de marzo de 2017) – El gobierno de la República Democrática del Congo debería cooperar plenamente con los esfuerzos de las Naciones Unidas para localizar a un equipo del Grupo de Expertos de las Naciones Unidas que lleva desaparecido desde el 12 de marzo de 2017 en la provincia de Kasai Central, señaló hoy Human Rights Watch.

Los desaparecidos son Michael Sharp, de nacionalidad estadounidense; Zaida Catalán, sueca; Betu Tshintela, un intérprete congoleño; Isaac Kabuayi, un conductor de motocicleta, y dos conductores de moto no identificados. El equipo estaba investigando abusos generalizados de derechos humanos cerca de la remota aldea de Bunkonde, al sur de la capital provincial, Kananga.

“Estamos extremadamente preocupados por el equipo desaparecido de la ONU”, dijo Ida Sawyer, directora de África Central para Human Rights Watch. “El gobierno congoleño debería cooperar plenamente con la ONU y otros investigadores internacionales para hacer todo lo posible para traer de vuelta al equipo en condiciones seguras”.

El 13 de marzo, el gobierno congoleño anunció que Sharp y Catalán “habían caído en manos de fuerzas negativas no identificadas”, pero desde entonces no ha proporcionado información adicional.

La misión de mantenimiento de la paz de la ONU en Congo, MONUSCO, desplegó fuerzas de paz uruguayas y fuerzas especiales de Tanzania en una operación de búsqueda y rescate de los desaparecidos. Estos esfuerzos han adolecido la falta de cooperación por parte del gobierno congoleño.

El 18 de marzo, la MONUSCO expresó “una seria preocupación por las restricciones impuestas a su libertad de movimiento por las fuerzas de seguridad en Kananga”, que “limitan la capacidad de la Misión para ejercer su mandato”.

Esta es la primera vez que han desaparecido expertos de la ONU en el Congo, señaló Human Rights Watch. También supone la primera desaparición o secuestro de cooperantes internacionales en las provincias de Kasai, una región que hasta hace poco había sido en gran medida pacífica, a diferencia del Congo oriental, que desde hace tiempo se ha visto asediado por decenas de grupos armados.

El Grupo de Expertos de las Naciones Unidas sobre el Congo, creado en 2004, está compuesto por seis expertos nombrados por el Secretario General de la ONU para supervisar el régimen de sanciones del Consejo de Seguridad para el Congo y proponer la inclusión de personas y entidades en la lista de sanciones. Los expertos recopilan y analizan información sobre las actividades de los grupos armados, sus redes, el tráfico de armas y los responsables de graves violaciones de los derechos humanos. Sus informes figuran entre las fuentes de información más completas y fiables sobre la dinámica de los conflictos en la región de los Grandes Lagos de África.

El 12 de marzo, Francia instó a la MONUSCO y a las autoridades congoleñas a “desplegar todos los recursos necesarios” para encontrar al equipo desaparecido de la ONU. Poco después, Alemania hizo un llamamiento similar, mientras que Bélgica dijo que la desaparición del equipo de la ONU suponía “un serio golpe contra los esfuerzos de la comunidad internacional para llevar la paz y la estabilidad de vuelta a la República Democrática del Congo”.

Desde que estallara la violencia a gran escala en la región de Kasai en agosto de 2016, más de 400 personas han muerto y más de 200.000 han sido desplazadas de sus hogares, calcula la ONU. Human Rights Watch ha recibido informes de decenas de personas asesinadas en las últimas semanas.

La violencia en la región de Kasai es supuestamente sobre el control tradicional de los cacicazgos locales, pero también hay vínculos claros con la dinámica política nacional, con el ejército congoleño apoyando el liderazgo de personas consideradas leales al presidente Joseph Kabila y su coalición política, y los grupos de la milicia Kamuina Nsapu que apoyan a las personas que parecen estar más cerca de la oposición.

La violencia escaló después de que fuerzas de seguridad mataran en agosto a Kamuina Nsapu, el presunto heredero al trono de un cacicazgo en la zona de Tshimbulu. Desde su muerte, la milicia que lleva su nombre se ha convertido más en un movimiento popular que en un grupo armado organizado con estructuras de mando claras. Algunos miembros de la milicia han extendido sus peticiones a la crisis política nacional, exigiendo la dimisión del presidente Kabila. Su mandato de dos periodos, tal y como limita la Constitución, terminó el 19 de diciembre.

La milicia ha reclutado a un gran número de niños, y sus miembros creen en poderes mágicos que dicen que los hacen inmunes a las balas. Con palos y otras armas primitivas, los miembros de la milicia han atacado a las fuerzas de seguridad y algunos edificios gubernamentales en las provincias de Kasai, Kasai Central, Kasai Oriental, Sankuru y Lomami.

El 21 de marzo, funcionarios del gobierno congoleño dijeron que 67 policías y varios oficiales del ejército congoleño habían sido asesinados en la región de Kasai desde que estallara la violencia.

Las fuerzas de seguridad a veces han respondido a la milicia con un exceso de fuerza, disparando innecesariamente contra presuntos miembros de la milicia o sus partidarios, entre ellos mujeres y niños.

Desde enero se han encontrado más de dos decenas de fosas comunes en tres provincias de Kasai. También han aparecido cinco videos de los Kasais en las últimas semanas, mostrando a soldados disparando contra presuntos miembros de la milicia desarmados o ligeramente armados, incluyendo a muchas mujeres y niños.

El Consejo de Derechos Humanos de la ONU y los países miembros de la ONU deberían apoyar el llamamiento del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos para crear una comisión de investigación o una investigación internacional similar e independiente sobre la situación en la región de Kasai, dijo Human Rights Watch. Esto podría aprobarse en un período extraordinario de sesiones del Consejo de Derechos Humanos.

El 22 de marzo, la ministra de Derechos Humanos del Congo, en su discurso de clausura en el Diálogo Interactivo del Consejo de Derechos Humanos sobre el Congo, dijo que el gobierno congoleño cooperaría con la MONUSCO y la Unión Africana en sus investigaciones sobre la violencia en Kasai.

“El equipo desaparecido de la ONU refleja un panorama más amplio de violencia y abuso en la región de Kasai”, dijo Sawyer. “El Consejo de Derechos Humanos debería establecer una comisión de investigación sobre los abusos en la región lo antes posible. Se necesitan con urgencia esfuerzos concertados para hacer frente a esta situación cada vez más desesperada”.

 

 

 

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