“El resumen del informe del Senado debería rebatir de una vez por todas los señalamientos de la CIA de que nunca participó en tortura, un acto que constituye un delito y que no puede estar justificado en ningún supuesto”, destacó Kenneth Roth, director ejecutivo de Human Rights Watch. “El informe demuestra que el argumento de que se necesitaban medidas extremas para proteger a los estadounidenses —y al que recurrieron reiteradamente— no es más que una ficción”.
El gobierno de Obama ha puesto fin a numerosas prácticas abusivas mencionadas en el resumen, señaló Human Rights Watch.
“A menos que este importante proceso de revelación de la verdad permita que los funcionarios responsables sean juzgados, la tortura continuará siendo una ‘opción política’ para los futuros presidentes”, observó Roth.