(New York) – La policía de Ferguson, Missouri, debe dejar de usar tácticas de intimidación contra manifestantes pacíficos y periodistas después de la muerte de un joven afroamericano a manos de la policía el 9 de agosto de 2014, señaló hoy Human Rights Watch.
Las protestas estallaron en Ferguson, un suburbio predominantemente negro al norte de St. Louis, después de que un agente de policía disparara y le causara la muerte a Michael Brown, un joven desarmado de 18 años. Si bien se denunciaron algunos saqueos, muchos informes de medios y declaraciones de testigos han descrito las protestas como mayoritariamente pacíficas. La policía respondió con medidas que podrían haber sido innecesarias e intimidatorias, como apuntar rifles contra los manifestantes pacíficos y desplegar vehículos militares blindados. También habrían hecho un uso excesivo de la fuerza, incluyendo un uso innecesario de gas lacrimógeno, disparar balas de goma contra la multitud y detener a periodistas que cubrían los acontecimientos.
“La policía de Ferguson está agravando los problemas con sus amenazas y el uso innecesario de la fuerza contra personas que protestaban pacíficamente la muerte de Michael Brown a manos de la policía”, dijo Alba Morales, investigadora del departamento de Estados Unidos de Human Rights Watch. “Debería respetar los derechos fundamentales a la reunión pacífica y la libertad de expresión, no debilitarlos”.
Desde la muerte de Brown, se han organizado vigilias y protestas diarias, tanto planificadas como espontáneas. Las manifestaciones que se llevaron a cabo la noche siguiente fueron descritas como multitudinarias y predominantemente pacíficas. Los saqueos presuntamente causaron daños en 12 negocios y resultaron en 32 arrestos, aunque no hay pruebas de que los robos estuvieran asociado a ninguna de las vigilias o protestas. Las tensiones escalaron entre la comunidad y la policía. En un video, se ve cómo un agente les dice a los manifestantes: “Acérquense, malditos animales”.
El 13 de agosto, se produjo un enfrentamiento entre manifestantes y la policía antidisturbios. Los medios informaron cómo miembros de los equipos de la policía de élite SWAT apuntaron rifles contra los manifestantes en una reunión organizada por la iglesia y dispararon gases lacrimógenos contra varios manifestantes en retirada. También hubo informes de que la policía disparó balas de goma contra manifestantes que permanecían en la calle. La policía también disparó gases lacrimógenos y balas de goma contra un equipo de Al Jazeera que estaba filmando los acontecimientos desde detrás de una barricada de la policía, según miembros del equipo de filmación y otros testigos.
La policía de Ferguson declaró que sus acciones constituyeron una reacción necesaria ante la violencia de los manifestantes, que lanzaban rocas y cócteles Molotov.
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que EE.UU. ratificó en 1992, protege los derechos de reunión pacífica y libertad de expresión.
Si bien algunas acciones de los manifestantes pueden justificar la intervención de la policía por la fuerza, las normas internacionales de derechos humanos limitan el uso de la fuerza a situaciones en las que sea estrictamente necesaria. Los Principios Básicos de las Naciones Unidas sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas de Fuego establecen que los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley podrán usar la fuerza sólo cuando otros medios resulten ineficaces o no garanticen de ninguna manera el logro del resultado previsto. En caso de recurrir a la fuerza, las autoridades encargadas de hacer cumplir la ley deben actuar con moderación y en proporción a la gravedad del delito y al objetivo legítimo que se persiga.
También el 13 de agosto de 2014, la policía de Ferguson ordenó a dos periodistas – Ryan Reilly del Huffington Post y Wesley Lowery del Washington Post – que se marcharan del restaurante McDonald’s donde estaban trabajando. En ese momento, Lowery llevaba sus credenciales de prensa; Reilly no. Lowery describió cómo varios policías lo agarraron cuando estaba tratando de cumplir con la orden de salir y cómo un agente lo empujó contra una máquina de refrescos.
La policía llevó a los dos periodistas a la comisaría del distrito y los retuvo unos 15 minutos. Lowery dijo que cree que fueron puestos en libertad porque la policía confirmó que eran miembros de la prensa. El LA Times informó que cuando el jefe de la policía de Ferguson se enteró de que los agentes habían detenido a periodistas, su respuesta fue: “Oh Dios”.
En una declaración emitida el 14 de agosto, el presidente Barack Obama hizo un llamamiento a favor de la moderación de todas las partes en Ferguson, y aseguró que “la policía no debería intimidar o arrestar a periodistas que simplemente están tratando de hacer su trabajo e informar al pueblo estadounidense sobre lo que ven en el lugar de los hechos”.
“No hay justificación para que la policía detenga a periodistas o lance bombas lacrimógenas contra los miembros de la prensa que simplemente están haciendo su trabajo”, dijo Morales.
La policía disparó a Brown cuando se dirigía a casa de su abuela, acompañado por Dorian Johnson, un amigo. Dos agentes en una patrulla de la policía se acercaron a los jóvenes y les ordenaron moverse del medio de la calle hacia la acera, dijo Johnson a los medios de comunicación. Luego contó cómo los oficiales condujeron hacia ellos y uno de los agentes agarró a Brown por el cuello desde el vehículo. Johnson dijo que Brown trató de liberarse y que entonces el agente disparó. Entonces Johnson y Brown salieron corriendo y el agente se bajó del auto para perseguirlos. El agente disparó varias veces, alcanzando a Brown en repetidas ocasiones, hasta matarlo.
La policía ha declarado que el incidente comenzó con “una confrontación física” durante la cual Brown agredió al agente en el coche patrulla y trató de agarrar su arma.
El cuerpo de Brown fue encontrado a poco más de 10 metros de la patrulla. La policía no ha refutado los informes de que Brown estaba desarmado. Algunos testigos aseguran que tenía las manos en alto cuando le alcanzaron los disparos finales. Inicialmente, la policía no quiso revelar la identidad del agente que hizo los disparos, argumentando que eso pondría en riesgo su seguridad.
El departamento de policía de St. Louis, que es independiente del departamento de policía de Ferguson, está gestionando la investigación del tiroteo. El 11 de agosto, la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) abrió su propia investigación sobre posibles violaciones de los derechos civiles.
El 14 de agosto, el gobernador de Missouri anunció que la seguridad en Ferguson sería asumida por la Patrulla de Caminos del estado de Missouri, bajo el mando del capitán Ron Johnson, un afroamericano que se crió en la comunidad.
La muerte de Michael Brown plantea serias preocupaciones sobre presuntas prácticas discriminatorias por parte de la policía de Ferguson, dijo Human Rights Watch. La población de Ferguson es 69 por ciento negra, pero su fuerza de policía de 53 miembros sólo cuenta con tres agentes negros. El año pasado, el fiscal general de Missouri informó que los negros tenían el doble de probabilidades que los blancos de ser detenidos durante controles de tráfico en Ferguson.
Las investigaciones estatales y federales deberían llevarse a cabo rápida y meticulosamente y deberían ser transparentes, señaló Human Rights Watch. Además deben brindar al público la mayor cantidad de información posible.
“Una investigación seria del caso de Brown será fundamental para abordar las legítimas preocupaciones de los habitantes de Ferguson”, dijo Morales. “Mientras tanto, la policía de Ferguson debe asegurarse de no empeorar la situación impidiendo que los manifestantes y los medios de comunicación ejerzan sus derechos fundamentales”.