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Llamar a alguien “migrante ilegal” es tan absurdo como hablar de “persona ilegal”.

Pese a ello, el término aparece una y otra vez en los principales medios de comunicación. El periódico The New York Times se refirió recientemente al “aumento de migrantes ilegales de América Central a lo largo de la frontera del Sur de Texas”. La BBC y otros medios europeos también informan sobre “migrantes ilegales” en el Mediterráneo y en las fronteras externas de la UE.

El término “migrante ilegal” implica que un acontecimiento particular en la vida de una persona, como cruzar irregularmente una frontera internacional o permanecer en un país una vez vencido el período de la visa, asigna irreversiblemente a esa persona un carácter ilegítimo o delictivo. La migración no autorizada constituye en realidad un ilícito civil, y no un delito penal, contrariamente a lo que sugieren a menudo las noticias difundidas en la prensa.  

El término “ilegal” contribuye además a profundizar los prejuicios con respecto a los ciudadanos de un determinado país o las personas de una raza en particular. Insinúa erróneamente que las personas que cruzan una frontera no tienen derechos. Esto simplemente no es así: tanto la legislación de los países como el derecho internacional establecen garantías y derechos específicos para los migrantes, incluido el derecho al debido proceso legal, a solicitar asilo y a no ser detenidos arbitrariamente.

Por todos estos motivos, recomendamos el uso de términos que reflejen más acertadamente la situación de estas personas, como “inmigrantes indocumentados” o “migrantes irregulares”. El viernes, la Plataforma para la Cooperación Internacional sobre Inmigrantes Indocumentados publicó un folleto donde se propone vocabulario alternativo para referirse a los migrantes de manera más precisa y humana. La Asamblea General de las Naciones Unidas, la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), la Comisión Europea, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) e importantes grupos de medios ya han adoptado o emitido recomendaciones similares. Como ha sido señalado por estas organizaciones, el uso del término “ilegal” para migrantes y otras personas podría ser incorrecto y sin duda niega su condición humana.

Al desistir de la calificación “ilegal”, un medio respetable como The New York Times no solo adecuaría su labor periodística a la práctica internacional —y a sus propios lineamientos— sino que además demostraría sensibilidad ante las difíciles circunstancias de los migrantes y su dignidad como seres humanos.

 

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