(Washington, DC, 14 de mayo de 2014) – Los niños que trabajan en plantaciones de tabaco en Estados Unidos están expuestos a nicotina, plaguicidas tóxicos y otros peligros, señaló Human Rights Watch en un informe difundido hoy. Si bien las leyes estadounidenses prohíben la venta de productos de tabaco a menores, estos sí pueden trabajar legalmente en las plantaciones de tabaco en EE. UU. Las compañías tabacaleras más grandes del mundo compran tabaco cultivado en plantíos estadounidenses, sin embargo, ninguna de estas empresas cuenta con políticas sobre trabajo infantil que protejan adecuadamente a los menores frente a trabajos riesgosos.
El informe de 138 páginas, “Tobacco’s Hidden Children: Hazardous Child Labor in US Tobacco Farming” (Los niños detrás del tabaco: trabajo infantil peligroso en plantaciones tabacaleras de Estados Unidos), documenta las condiciones laborales de menores que trabajan en haciendas productoras de tabaco en cuatro estados donde se cultiva el 90 por ciento del tabaco de Estados Unidos: Carolina del Norte, Kentucky, Tennessee y Virginia. Los menores aseveraron que sufren vómitos, sensación de náusea, dolores de cabeza y mareos mientras trabajan en las plantaciones de tabaco. Todos estos son síntomas asociados con intoxicación aguda por nicotina. Asimismo, muchos dijeron que trabajaban extensas jornadas sin cobrar horas extras, a menudo en condiciones de calor extremo sin sombra ni descansos suficientes, y que no usaban equipos de protección o que estos eran inadecuados.
“Cuando termina el año escolar, los niños se dirigen a los campos de tabaco, donde no pueden evitar quedar expuestos al peligro de la nicotina, sin fumar siquiera un solo cigarrillo”, señaló Margaret Wurth, investigadora sobre derechos del niño de Human Rights Watch y coautora del informe. “No es sorprendente que los niños expuestos a sustancias tóxicas en las plantaciones de tabaco se enfermen”.
El informe se elaboró a partir de entrevistas con 141 menores que trabajan en el sector tabacalero, de entre 7 y 17 años.
Los menores que trabajan en el cultivo de tabaco también enfrentan otros riesgos graves, señaló Human Rights Watch. A menudo emplean herramientas y maquinarias peligrosas, levantan cargas pesadas y deben subir varios pisos sin protección para colgar el tabaco en los cobertizos. Los menores también informaron que en campos cercanos se utilizaban tractores para rociar plaguicidas. Según contaron, a veces el plaguicida se dispersaba y llegaba hasta ellos, y les provocaba vómitos, mareos, dificultad para respirar y escozor en los ojos.
Se sabe que muchos de los plaguicidas utilizados en la producción del tabaco son neurotoxinas, sustancias tóxicas que alteran el sistema nervioso. Los efectos a largo plazo de la exposición a plaguicidas durante la niñez pueden incluir cáncer, problemas de aprendizaje y cognitivos, y problemas para la salud reproductiva.Los niños son especialmente vulnerables porque su organismo y su cerebro aún están en desarrollo.
Human Rights Watch envió cartas a 10 compañías tabacaleras estadounidenses e internacionales, y se reunió con representantes de muchas de ellas para instar a estas empresas a que adopten políticas para prevenir el trabajo infantil peligroso en sus cadenas de suministro, o fortalezcan las políticas existentes.
“Las tabacaleras no deberían beneficiarse con el trabajo infantil peligroso”, manifestó Wurth. “Tienen la responsabilidad de adoptar políticas claras e integrales que erradiquen el trabajo infantil peligroso en explotaciones tabacaleras y asegurarse de que estas fincas cumplan con las normas”.
Riesgos para la salud de los niños
Cientos de miles de niños trabajan en agricultura en Estados Unidos cada año, pero no hay datos disponibles sobre la cantidad de niños que trabajan en el cultivo del tabaco. Muchos menores entrevistados por Human Rights Watch afirmaron haber trabajado en plantaciones tabacaleras cuando tenían 11 ó 12 años, principalmente durante el verano, para contribuir a la economía familiar. La mayoría eran hijos de inmigrantes hispanos que vivían en comunidades donde se cultiva tabaco y asistían a la escuela a jornada completa.
Diversos menores que entrevistó Human Rights Watch indicaron haberse sentido repentinamente muy enfermos mientras trabajaban en plantaciones de tabaco. “Sucede cuando estás bajo el sol”, dijo una joven de 16 años en Kentucky. “Sientes ganas de vomitar. Y bebes agua porque tienes mucha sed, pero el agua te hace sentir peor. Vomitas allí mismo mientras estás cortando [plantas de tabaco], pero sigues cortando”. Un niño de 12 años en Carolina del Norte describió una ocasión en que sintió un intenso dolor de cabeza mientras estaba trabajando: “Fue horrible. Sentía como si tuviera algo en la cabeza, que estuviera carcomiéndola”.
La intoxicación aguda por nicotina —a menudo denominada enfermedad del tabaco verde— se produce cuando los trabajadores absorben nicotina a través de la piel al manipular plantas de tabaco, especialmente cuando están húmedas. Los síntomas más comunes incluyen náuseas, vómitos, dolores de cabeza y mareos. Si bien los efectos a largo plazo son inciertos, algunas investigaciones sugieren que la exposición a la nicotina durante la adolescencia puede tener consecuencias para el desarrollo del cerebro.
Varios niños contaron a Human Rights Watch que se habían lastimado mientras trabajaban con herramientas filosas o maquinaria pesada. En Kentucky, Tennessee y Virginia, es común que los niños cosechen a mano plantas de tabaco altas cortándolas con hachas pequeñas y traspasando el tallo con unos palos largos con los extremos en punta. Los niños contaron que suelen cortarse o pincharse las manos, brazos, piernas y pies. Un joven de 16 años describió un accidente que sufrió mientras cosechaba tabaco en Tennessee: “Me corté con el hacha... Probablemente me lastimé una vena o algo porque no dejaba de sangrar y tuve que ir al hospital... Mi pie estaba totalmente ensangrentado”. Un joven de 17 años entrevistado por Human Rights Watch perdió dos dedos en un accidente con una segadora que se utiliza para cortar plantas de tabaco pequeñas.
Casi ninguno de los menores entrevistados por Human Rights Watch indicó que sus empleadores hubieran brindado capacitación en materia de salud y seguridad o equipos de protección. En lugar de ello, los menores suelen cubrirse con bolsas plásticas negras que se utilizan para la basura y con ellas mantienen sus ropas secas cuando trabajan en campos mojados por el rocío o la lluvia.
Según cifras federales sobre accidentes laborales fatales, la agricultura es el sector más peligroso donde se permite que trabajen jóvenes. En 2012, dos tercios de los menores de 18 años que murieron a causa de lesiones laborales eran trabajadores agrícolas, y se produjeron más de 1.800 lesiones no fatales en menores de 18 años que trabajaban en haciendas de Estados Unidos.
La mayoría de los menores entrevistados por Human Rights Watch dijeron que no tenían acceso a sanitarios ni un espacio donde lavarse las manos en su lugar de trabajo, lo cual implica que les quedan residuos de tabaco y plaguicidas en las manos, incluso durante los horarios de las comidas.
Falta de protección conforme a la legislación estadounidense
El derecho laboral estadounidense estipula que, en el sector de agricultura, los menores pueden trabajar más horas, a una edad más temprana y en condiciones más peligrosas que los menores en cualquier otra industria. Es posible contratar a niños de apenas 12 años por una cantidad ilimitada de horas fuera del horario escolar en haciendas de cualquier tamaño con permiso de los padres, y no hay edad mínima para que los niños trabajen en haciendas pequeñas. A los 16 años, los menores empleados en agricultura pueden realizar trabajos considerados peligrosos por el Departamento de Trabajo de Estados Unidos. Los menores en todos los demás sectores deben tener al menos 18 años para realizar trabajos peligrosos.Las reglamentaciones propuestas por el Departamento de Trabajo en 2011 habrían prohibido que menores de 16 años trabajen en plantaciones de tabaco, pero fueron retiradas en 2012.
“Estados Unidos ha descuidado a las familias estadounidenses, al no proteger de manera genuina a menores que trabajan en agricultura de peligros para su salud y seguridad, inclusive en las haciendas tabacaleras”, dijoWurth. “El gobierno de Obama debe apoyar la adopción de reglamentaciones que establezcan claramente que el trabajo en plantaciones de tabaco es peligroso para los niños, y el Congreso debe sancionar leyes para reconocer a menores que se desempeñan en agricultura las mismas protecciones de las que gozan otros menores que trabajan”.
El rol de las compañías tabacaleras
Human Rights Watch presentó sus conclusiones y recomendaciones a 10 compañías que adquieren tabaco cultivado en Estados Unidos, incluidas ocho compañías que elaboran cigarrillos: Altria Group (controlante de Philip Morris USA), British American Tobacco, China National Tobacco, Imperial Tobacco Group, Japan Tobacco Group, Lorillard, Philip Morris International, Reynolds American y dos intermediarios internacionales dedicados a la compra de hojas de tabaco que luego revenden a fabricantes: Alliance One y Universal Corporation.
Todas las compañías, excepto China National Tobacco, respondieron y expresaron preocupación ante la posibilidad de que hubiera trabajo infantil en sus cadenas de suministro. Sin embargo, la postura de estas compañías no protege suficientemente a los menores del trabajo peligroso, señaló Human Rights Watch. En algunos casos, las compañías permiten en sus cadenas de suministro estadounidenses normas de protección para los menores que son menos exigentes que las aplicadas a niños que trabajan en plantaciones de tabaco en todos los demás países donde compran tabaco.
Philip Morris International es, de todas las empresas contactadas, la que cuenta con la política global sobre trabajo infantil más exhaustiva. Desde 2010, Philip Morris International ha procurado llevar adelante la política mediante capacitación y supervisión en su cadena de suministro en todo el mundo. En 2009, Human Rights Watch documentó abusos en haciendas que suministraban tabaco a una subsidiaria de Philip Morris International en Kazajstán.
Human Rights Watch exhortó a las compañías a prohibir la intervención de niños en todas las tareas que representen riesgos para la salud y la seguridad, incluidas todas aquellas labores que impliquen contacto directo con plantas de tabaco o tabaco seco, debido al riesgo de exposición a la nicotina. Las compañías también deben asegurar la efectiva supervisión de las políticas laborales en el ámbito interno y por terceros.
“Si bien la agricultura es siempre un trabajo arduo, los niños que trabajan en plantaciones de tabaco se sienten tan enfermos que llegan a sufrir vómitos, quedan cubiertos por plaguicidas y no tienen equipos de protección efectivos”, comentó Wurth. “Las compañías tabacaleras deben desplazar a los menores de tareas peligrosas en plantaciones de tabaco y apoyar iniciativas tendientes a brindarles oportunidades educativas y vocacionales alternativas”.