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(Washington, DC) – Los gobiernos deberían prohibir de manera preventiva el uso de armas completamente autónomas, debido al peligro que suponen para los civiles en los conflictos armados, indicó Human Rights Watch en un informe divulgado hoy. Estas armas del futuro, que algunos llaman “robots de combate”, estarán preparadas para seleccionar y atacar objetivos sin intervención humana.

El informe de 50 páginas, “Losing Humanity: The Case Against Killer Robots” (Perder la humanidad: razones para rechazar el uso de robots de combate) advierte sobre aspectos preocupantes de estas armas completamente autónomas, que no tendrían ninguna de las cualidades humanas que permiten poner límites jurídicos y de otro tipo a la muerte de civiles. Asimismo, la dificultad de juzgar a algún responsable por el daño que puedan causar estas armas debilitaría el poder disuasivo de la ley para impedir nuevas violaciones.

“Admitir que las máquinas decidan quién puede vivir y quién morirá en el campo de batalla sería permitir que la tecnología vaya demasiado lejos”, indicó Steve Goose, director de la División de Armas de Human Rights Watch. “El control humano de los combates con armas robóticas es fundamental para minimizar las muertes y los daños sufridos por civiles”.

“Losing Humanity” es la primera publicación exhaustiva sobre armas completamente autónomas efectuada por una organización no gubernamental, y se elaboró a partir de extensas investigaciones sobre aspectos jurídicos, tecnológicos y éticos de estas armas que están siendo diseñadas. Fue publicado conjuntamente por Human Rights Watch y la International Human Rights Clinic de la Facultad de Derecho de Harvard.

Human Rights Watch y la International Human Rights Clinic instaron a adoptar un tratado internacional que prohíba en forma absoluta el desarrollo, la producción y el uso de armas totalmente autónomas. También exhortaron a los países a tomar medidas importantes en forma individual, como sancionar leyes y adoptar políticas para prevenir el desarrollo, la producción y el uso de estas armas en el ámbito interno.

Aún no existen armas que sean completamente autónomas, y los países con mayor poderío, entre ellos Estados Unidos, no han adoptado una decisión acerca de si permitirán su uso. Sin embargo, la tecnología militar ya está trabajando en el desarrollo de modelos precursores que evidencian una tendencia hacia la mayor autonomía de las máquinas usadas durante combates. Estados Unidos lidera este tipo de desarrollo tecnológico. Varios otros países —como China, Alemania, Israel, Corea del Sur, Rusia y el Reino Unido— también han tenido intervención. Numerosos expertos pronostican que en 20 ó 30 años sería posible contar con armamento completamente autónomo, y algunos creen que esto podría suceder incluso antes.

“Es fundamental poner freno al desarrollo de robots de combate antes de que formen parte del arsenal de los países”, advirtió Goose. “A medida que los países aumentan su inversión en este tipo de tecnología, será más difícil persuadirlos de que renuncien a esta iniciativa”.

Las armas completamente autónomas no podrán adecuarse a los requisitos del derecho internacional humanitario, indicaron Human Rights Watch y la clínica de Harvard. No podrán distinguir adecuadamente entre soldados y civiles en el campo de batalla, ni aplicar el criterio humano necesario para evaluar la proporcionalidad de un ataque, es decir, si el daño que causaría a civiles sería mayor que su utilidad militar.

Estos robots también frustrarían la aplicación de controles extrajurídicos sobre la muerte de civiles. El uso de armas completamente autónomas no contempla la posibilidad de compasión humana por las víctimas, y podría suceder que gobiernos autócratas usen este recurso de manera abusiva contra su propia población. Si bien al reemplazar soldados con máquinas se podrían salvar vidas militares, ello también podría facilitar la decisión de iniciar una guerra, lo cual desviaría el costo del conflicto armado a la población civil.

Por último, el uso de armas completamente autónomas plantearía problemas para la rendición de cuentas. Intentar atribuir responsabilidad legal al operador, el programador o el fabricante por las acciones de un robot supone desafíos gigantescos. La falta de rendición de cuentas atentaría contra la posibilidad de disuadir violaciones del derecho internacional y ofrecer justicia retributiva en forma genuina a las víctimas.

Si bien la mayoría de las fuerzas militares afirman que en el futuro inmediato los humanos conservarán el control de los actos realizados con armamento robotizado, la efectividad de ese control es cuestionable, dijeron Human Rights Watch y la clínica de Harvard. A su vez, las declaraciones militares al respecto han dejado abierta la posibilidad de autonomía absoluta en el futuro.

“Es necesario actuar ahora, antes de que los robots de combate crucen la línea entre la ciencia ficción y la realidad”, indicó Goose.
 

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