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Canadá debe rehabilitar y reintegrar a un ex niño soldado

Ayudar a Omar Khadr, anteriormente detenido en Guantánamo, a reinsertarse en la sociedad

(Toronto) – El gobierno de Canadádebe rehabilitar y reinsertar en la sociedad al ex niño soldado Omar Khadr y procurar reparar los abusos que sufrió durante la década que permaneció bajo custodia de Estados Unidos, señaló hoy Human Rights Watch.

Khadr, quien tiene actualmente 26 años, tenía 15 en julio de 2002 cuando fue capturado por soldados estadounidenses tras un enfrentamiento armado en Afganistán,en el cual sufrió graves heridas. Durante el período en que permaneció detenido en la Base Aérea de Bagram en Afganistán, habría recibido torturas físicas, amenazado con ser violado sexualmente, encapuchado y amedrentado con perros feroces. Testigos del gobierno estadounidense confirmaron algunas de estas prácticas durante las audiencias preparatorias del juicio, y declararon que tan sólo 12 horas después de haber sufrido graves heridas con riesgo para su vida, Khadr fue interrogado mientras permanecía atado a una camilla y se lo amenazó con ser violado si no cooperaba.

“La repatriación de Omar Khadr es una oportunidad para que Canadá comience a reparar el perjuicio causado”, aseveró Andrea Prasow, especialista sénior en lucha contra el terrorismo de Human Rights Watch. “El derecho internacional reconoce su derecho, como ex niño soldado, a ser reinsertado en la sociedad”.

Los abusos sufridos en Afganistán continuaron luego de que Khadr fue trasladado a Guantánamo en octubre de 2002, incluso con la participación de funcionarios canadienses, indicó Human Rights Watch. Contó a sus abogados que fue encadenado de un modo que lo obligaba a mantener posiciones extremadamente incómodas, amenazado con ser entregado extrajudicialmente a Egipto, Siria y Jordania, países donde sería torturado, y usado como “trapeador humano” luego de haberse orinado en el suelo durante un interrogatorio. Se lo privó también de todo acceso a asistencia legal hasta noviembre de 2004, más de dos años después de la fecha en que fue detenido.

En octubre de 2010, Khadr se declaró culpable de una serie de delitos, incluido el de “homicidio en violación del derecho de guerra”, durante un proceso celebrado en Guantánamo ante una comisión militar que lo juzgó por su participación en un enfrentamiento armado con soldados estadounidenses, en el cual perdió la vida el sargento primero Christopher Speer del Ejército, y Khadr sufrió dos heridas de bala en el pecho. Khadr fue condenado a ocho años de prisión. En las notas diplomáticas que acompañaron su convenio de culpabilidad, Estados Unidos reconoció que Khadr podría solicitar ser trasladado a Canadá en virtud de un tratado bilateral, y Canadá aceptó evaluar favorablemente su solicitud cuando hubiera cumplido un año de la condena. Khadr ya había cumplido 22 meses de su condena antes de ser puesto a disposición de las autoridades canadienses.

En 2010, la Corte Suprema de Canadá determinó que la participación de funcionarios canadienses en los interrogatorios de Khadr que tuvieron lugar en Guantánamo había constituido una violación de los derechos humanos de este joven, la Carta de Derechos y Libertades de Canadá y “estándares básicos canadienses sobre el trato dispensado a jóvenes detenidos”.

“Ahora que Khadr ha regresado a su país de origen, Canadá debería contribuir a su rehabilitación”, declaró Prasow. “Pero además de esto, Canadá debería adoptar todas las medidas a su alcance para que los responsables de los abusos sufridos por Khadr rindan cuentas ante la justicia por sus actos”.

El sistema estadounidense de comisiones militares a través del cual Khadr y otros detenidos en Guantánamo han sido juzgados se encuentra viciado de un modo fundamental, señaló Human Rights Watch. Las comisiones militares se consideran competentes para juzgar conductas que anteriormente no se incluían en la categoría de crímenes de guerra, carecen de independencia y admiten el uso de pruebas obtenidas a través de la coacción ejercida por terceros. Los jueces y abogados de las comisiones militares no han recibido formación específica para lidiar con menores que cometen delitos.

Durante el tiempo que Khadr permaneció detenido, Estados Unidos no le otorgó las garantías que el derecho internacional reconoce a los niños. El Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la participación de niños en los conflictos armados, que fue ratificado por Canadá en 2000 y por Estados Unidos en 2002, establece que los países están obligados a reconocer la especial situación de los niños que han sido reclutados o usados durante conflictos armados.

El Protocolo Facultativo exige que los ex niños soldados que se encuentren en la jurisdicción sean rehabilitados, al disponer que los Estados deberán prestar “toda la asistencia conveniente para su recuperación física y psicológica y su reintegración social”. Khadr se encuentra ahora bajo la jurisdicción de Canadá, y esto obliga al país a brindarle asistencia.

Incluso si Canadá no adopta medidas para cumplir las obligaciones asumidas conforme al Protocolo Facultativo, Khadr podrá solicitar el beneficio de la libertad condicional tras cumplir un tercio de su condena, es decir, 32 meses, y ello implica que podría ser liberado a partir de junio de 2013.

“Canadá violó el derecho internacional y su propia Carta de Derechos al no haber protegido a uno de sus ciudadanos mientras este permaneció detenido en Guantánamo”, expresó Prasow. “Khadr debería ser liberado tan pronto como lo permita la ley, y debería recibir toda la asistencia necesaria que pueda contribuir a su reintegración”.

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