(Nueva York) - El Reino Unido debe suspender inmediatamente las deportaciones a Sri Lanka de solicitantes de asilo de la etnia Tamil, y revisar sus políticas y la información sobre la situación del país en materia de derechos humanos que utiliza para evaluar sus solicitudes, señaló Human Rights Watch hoy. Investigaciones realizadas por Human Rights Watch han encontrado que algunos solicitantes de asilo tamiles que regresaron del Reino Unido han sido sometidos a detenciones arbitrarias y tortura a su llegada a Sri Lanka.
En los últimos meses, el Gobierno británico ha enviado a los solicitantes de asilo tamiles a Sri Lanka en vuelos chárter. Human Rights Watch expresó su particular preocupación sobre la próxima deportación del Reino Unido de unos 100 solicitantes de asilo tamiles, prevista para el 28 de febrero 2012.
"El Gobierno británico tiene la obligación jurídica, en virtud del derecho internacional, de no deportar a personas que corren el riesgo de ser torturadas a su regreso", dijo Brad Adams, director para Asia de Human Rights Watch. "Debido a la existencia de informes convincentes sobre detenciones arbitrarias y torturas en Sri Lanka, el Gobierno del Reino Unido debe suspender las devoluciones a este país de solicitantes de asilo tamiles cuyas solicitudes fueron rechazadas, hasta que pueda evaluar de manera justa y minuciosa sus solicitudes de manera individual y en base a información actualizada sobre la situación de derechos humanos en Sri Lanka".
Human Rights Watch ha documentado ocho casos recientes en que personas deportadas a Sri Lanka sufrieron graves abusos. Una persona de la etnia Tamil deportada del Reino Unido, RS (un seudónimo por motivos de seguridad), dijo que los soldados del ejército de Sri Lanka lo detuvieron el 29 de diciembre de 2011. Afirma que durante los interrogatorios fue golpeado con porras y quemado con cigarrillos, y que le rociaron la cabeza con queroseno. También dijo que le sumergieron la cabeza en un balde de agua, que fue colgado cabeza abajo, y le colocaron chiles calientes bajo su cabeza y pecho. Dijo que como resultado de esta tortura, confesó ser miembro de los Tigres de Liberación de Tamil Eelam (TLTE), que fueron derrotados en mayo de 2009. Dijo que tuvo que pagar un soborno substancial para escapar de la detención y huyó de nuevo al Reino Unido donde ha solicitado asilo.
DB, un tamil deportado del Reino Unido en 2011, dijo que fue detenido en un retén del ejército de Sri Lanka el 10 de diciembre. Afirma que lo obligaron a desnudarse, lo quemaron con cigarrillos y lo golpearon hasta que accedió a firmar un documento en cingalés. Dijo que los soldados le dijeron que tenía que trabajar como informante del ejército para identificar a antiguos dirigentes del TLTE. Al igual que RS, dijo que escapó de prisión después de que un familiar pagó un soborno a cambio de su liberación; luego consiguió documentos falsos para regresar al Reino Unido, donde ha vuelto a solicitar asilo.
Otro deportado en 2011, AH, alega que fue detenido por el Departamento de Investigación Criminal (CID), poco después de llegar a Colombo, la capital de Sri Lanka. Dijo que lo obligaron a desnudarse y fue golpeado y torturado hasta que un miembro de su familia pagó un soborno a cambio de su liberación.
Human Rights Watch también ha documentado casos en que deportados tamiles aseguran que fueron violados para torturarlos a su regreso a Sri Lanka. En diciembre de 2010, CB fue detenido a su regreso en el aeropuerto de Colombo y fue detenido durante un mes por el CID. Dijo que durante este tiempo fue golpeado con barras de metal y violado a cuatro o cinco veces por dos hombres. Describió que un hombre lo sostenía mientras el otro lo violaba.
BK, una mujer tamil, alega que fue detenida en el aeropuerto de Colombo por el CID a su regreso en abril de 2010, y se le mantuvo detenida. Dice que fue violada por varios hombres muchas veces durante su detención. Describió haber sufrido un gran derramamiento de sangre como consecuencia de estas violaciones. Tanto CB como BK lograron obtener su libertad luego de que familiares intervinieron para sobornar a los funcionarios a cargo de su detención. Ambos huyeron de Sri Lanka y han solicitado asilo en el Reino Unido.
Human Rights Watch ha obtenido evidencia médica que apoya cada una de las historias de tortura arriba mencionadas.