En septiembre, medios de comunicación estatales chinos informaron que la policía de Beijing había arrestado al presidente de la junta directiva y gerente general de una empresa privada, bajo cargos de detener a personas en “cárceles negras”: centros de detención improvisados y secretos que Human Rights Watch ayudó a dejar al descubierto.
Cada año, funcionarios locales arrestan y detienen en cárceles negras a miles de personas para impedir que presenten denuncias ante Beijing sobre sus gobiernos locales. Una vez detenidos, los solicitantes son sometidos a abusos, incluyendo violencia física y sexual, privación de alimento y sueño, denegación de atención médica e intimidación. El gobierno central, en lugar de acabar con estas instalaciones, simplemente negaba su existencia.
Nuestros investigadores entrevistaron a decenas de ex detenidos. Documentamos la proliferación de matones vestidos de paisano encargados de secuestrar a los solicitantes en las calles de Beijing y las capitales de provincia, y encarcelarlos en régimen de incomunicación en cárceles negras.
Dos semanas después de que publicamos nuestros hallazgos en una conferencia de prensa en Hong Kong, Liaowang, una publicación en chino dirigida a los burócratas del Partido Comunista y los responsables de formular políticas, publicó un artículo que se hacía eco de nuestros descubrimientos sobre las cárceles negras. Poco después, el Gobierno chino ordenó a las 582 oficinas de enlace, con sede en Beijing, de las autoridades locales y provinciales, que habían sido a menudo utilizadas como cárceles negras, a que anunciaran sus fechas de clausura.
Más recientemente, los medios de comunicación estatales de China anunciaron que la oficina de seguridad pública de Beijing puso en marcha una investigación sobre Anyuanding Security Technology Service, una empresa privada que según alegaciones de la revista Caijing y los periódicos Southern Metropolis Daily y China Daily, dirigía y dotaba el personal a las instalaciones de las cárceles negras en Beijing.
Esta investigación significa que el Gobierno chino por fin está haciendo frente a la urgente necesidad de clausurar las cárceles negras que ayudamos a exponer. Human Rights Watch planea volver a publicar el informe sobre las cárceles negras en chino a principios de 2011 y seguirá ejerciendo presión para poner fin a las detenciones arbitrarias en cárceles secretas.