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Mientras las elecciones de Afganistán se acercan a un final caótico, es hora de que el presidente Obama termine su revisión de la política y lleve esperanza al paisaje desolador de Afganistán.

Algunos miembros del Congreso están tan horrorizados por estas elecciones fraudulentas que ponen en duda el valor del continuo compromiso de Estados Unidos. Sin embargo, cualquier político que siguió de cerca los sucesos en Afganistán sabía que la anarquía y la corrupción eran endémicas en el Gobierno afgano. Deben también haber especulado que Estados Unidos ayudó a alimentarla.

Durante los últimos ocho años, Estados Unidos hizo tratos con conocidos capos de la droga, celebró reuniones de alto nivel con criminales de guerra notorios, y empleó milicias armadas no registradas para proteger sus bases. El Gobierno de Bush se negó a dejar de lado a muchos políticos y caudillos odiados y temidos sobre la base de que "el enemigo de nuestro enemigo es nuestro amigo".

Con una creciente insurgencia y un Gobierno desacreditado, el argumento de la "seguridad antes de la justicia" ya no se sostiene ante el escrutinio. Los afganos tienen grandes deseos de ver un cambio. Están asqueados de la venalidad de sus dirigentes, indignados por los asesinatos, violaciones y secuestros impunes. Los defensores de derechos humanos son atacados, las mujeres activistas son asesinadas, los periodistas son silenciados. Mientras tanto, aumenta la fuerza y la popularidad de los talibanes.

En Kabul, conocí a muchos afganos que no se molestaron en votar, después de haber conjeturado que poco iba a cambiar. Hamid Karzai era el ganador el más probable, y si no lo lograba, su rival, Abdullah Abdullah contaba con tantos amigos caudillos. Una mujer denunció los pactos electorales de Karzai con caudillos- en particular, el conocido general Dostum. El hermano de esta mujer fue asesinado por hombres de Dostum décadas atrás, cuando Dostum era un comandante de la era comunista. Sus lágrimas no se han secado: "Mi hermano ha estado comiendo polvo en su tumba durante 30 años, y aquí está Dostum, actuando todavía como un rey". Un joven vio a su familia entera ser balaceada a muerte cuando tenía 11 años, durante la guerra civil de la década de 1990. "Yo no voté. Los caudillos derrotarán a cualquier candidato de mi elección".

Antes de las elecciones, Karzai hipotecó su gobierno a los caudillos y los delincuentes de ayer. A menos que Obama actúa rápido y la búsqueda del buen gobierno se convierta en la estrategia central de su nueva política, estos hombres volverán al poder y continuarán enriqueciéndose con dinero extranjero y del narcotráfico.

Pero antes de que trate de persuadir a Karzai para limpiar su acto, Obama debería anunciar que Estados Unidos terminará sus relaciones con los políticos corruptos y los caudillos y milicias criminales. Washington debe dar prioridad a los derechos de la mujer, aunque esto sea impopular entre los hombres poderosos dentro y fuera del Gobierno.

¿Y la pregunta controversial sobre la posibilidad de más tropas? Los que abogan por más tropas deben en primer lugar explicar lo que harán esas fuerzas y cómo van a mejorar, en lugar de disminuir, la seguridad. Y los que piden la retirada deben mostrar cómo los derechos de las mujeres serán protegidos - y cómo se evitará el baño de sangre de una guerra civil. Si las fuerzas extranjeras se retiren precipitadamente, los niveles actuales de violencia e impunidad pueden terminar haciendo ver a los viejos tiempos como buenos .

* Rachel Reid es especialista en Afganistán para Human Rights Watch. Ha vivido y trabajado en Afganistán durante más de dos años. Actualmente reside en Londres.

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