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Sri Lanka: Poner fin a la 'guerra' contra civiles

Ejército bombardea y detiene a personas desplazadas; tigres tamiles les impiden escapar

(Nueva York) - El gobierno de Sri Lanka debe cesar inmediatamente sus ataques indiscriminados de artillería contra civiles en la región septentrional de Vanni y su política de detener a personas desplazadas en campos de internamiento, declaró Human Rights Watch en un informe publicado hoy. Desde principios de enero de 2009, las bajas civiles han aumentado sustancialmente en los enfrentamientos entre las fuerzas armadas cingalesas y los separatistas Tigres de Liberación de Tamil Eelam (LTTE, por sus siglas en inglés).

El informe de 45 páginas, denominado "War on the Displaced: Sri Lankan Army and LTTE Abuses against Civilians in the Vanni" ("Guerra contra personas desplazadas: Abusos del ejército de Sri Lanka y los LTTE contra civiles en Vanni"), se basa en una misión de investigación de dos semanas al norte de Sri Lanka en febrero. El gobierno ha prohibido a periodistas y supervisores de los derechos humanos ingresar a la zona de combate en Vanni, dificultando así el acceso a información.

"Esta ‘guerra' contra civiles debe acabar", dijo James Ross, director legal y de políticas de Human Rights Watch. "Las fuerzas de Sri Lanka están bombardeando hospitales y las llamadas zonas seguras, masacrando a civiles que ahí se encuentran".

Human Rights Watch también exhortó a los LTTE a permitir que las personas civiles salgan de la zona de guerra, dejar de dispararles a quienes intentan huir hacia el territorio controlado por el gobierno y no desplegar más fuerzas cerca de áreas pobladas.

Human Rights Watch dijo que tanto el ejército cingalés como los LTTE fueron responsables del drástico incremento de las bajas civiles durante el mes pasado - aproximadamente 2,000 personas fueron asesinadas y otras 5,000 quedaron heridas, según supervisores independientes en el terreno.

A medida que el territorio tomado por los LTTE se ha reducido - ahora es una franja corta y estrecha en la costa nororiental de la isla - las personas desplazadas bajo su control han sido peligrosamente obligadas a ocupar un espacio cada vez más pequeño. En violación de las leyes de guerra, los LTTE se han rehusado a permitir que civiles huyan de los combates y en repetidas ocasiones han disparado contra quieres intentan escapar hacia el territorio controlado por el gobierno. Los LTTE continúan sometiendo a civiles bajo su control, incluyendo niñas y niños, a reclutamiento forzoso y trabajo forzado letal en el campo de batalla.

"Con cada derrota en el campo de batalla, los tigres tamiles parecen estar tratando a civiles tamiles con una brutalidad cada vez mayor", dijo Ross. "Han disparado contra quienes tratan de huir, además de aumentar el reclutamiento forzoso y el trabajo forzado".

El gobierno de Sri Lanka ha indicado la suposición de que la población étnica tamil atrapada en la zona de guerra se está poniendo del lado de los LTTE y por lo tanto se les puede tratar como combatientes, con ello aprobando efectivamente los ataques ilegales. Las fuerzas esrilanquesas han bombardeado, de manera repetida e indiscriminada, áreas pobladas de personas desplazadas. Esto incluye numerosos bombardeos reportados contra las zonas que el gobierno ha declarado "seguras" y los hospitales que aún quedan en el área.

La difícil situación de los civiles en la región ha empeorado debido a la decisión del gobierno, en septiembre de 2008, de ordenar que la mayoría de agencias humanitarias saliera de Vanni. Los esfuerzos gubernamentales por llevar alimentos, suministros médicos y otros tipos de socorro a la región - con un involucramiento mínimo de las Naciones Unidas - han sido insuficientes. Los incesantes enfrentamientos, la falta de supervisión y la manipulación de la entrega de ayuda por parte de las fuerzas del gobierno y de los LTTE han contribuido a la continua crisis humanitaria.

Las personas desplazadas en Vanni que escapan hacia lo que esperan sea seguridad dentro de las áreas bajo control del gobierno son, por el contrario, llevadas a centros disfrazados de "aldeas de bienestar" en Vavuniya y lugares aledaños. A las personas desplazadas, incluyendo familias enteras, que están detenidas en estos campamentos controlados por el ejército y rodeados de alambre espigado se les niega su libertad y la libre locomoción, dijo Human Rights Watch.

"Todas las personas civiles que logran escapar de los tigres tamiles son retenidas por el gobierno en campamentos y hospitales escuálidos bajo control del ejército, con poco acceso al mundo externo", dijo Ross. "El gobierno parece estar intentando al máximo ocultar su rol en el sufrimiento de estas personas del escrutinio público".

Por razones de seguridad, el gobierno debería estar examinando abiertamente los nuevos arribos. Lo que hace, por el contrario, es llevar en secreto a aparentes sospechosos LTTE a una detención arbitraria o a posibles desapariciones forzadas. Se debe permitir que las agencias humanitarias imparciales supervisen el proceso de selección.

El hospital en Vavuniya es un reflejo de los centros de internamiento del pueblo. Cuando Human Rights Watch lo visitó, el hospital carecía incluso de los menesteres más básicos: muchas de las camas no tenían sábanas, cobijas o almohadas. Pese a la obvia falta de capacidad para atender las necesidades de las personas heridas, según informes el personal del hospital había sido instruido por las autoridades a no solicitar asistencia alguna a las agencias internacionales, y a muy pocas agencias se les permitió el acceso. A familiares se les ha dificultado visitar a pacientes y en algunos casos recibieron la visitar posterior de las fuerzas de seguridad.

Human Rights Watch exhortó tanto al gobierno de Sri Lanka como a los LTTE a que actúen de inmediato para detener la continua matanza de civiles. Ambas partes deberían establecer un corredor humanitario y respetar las leyes de guerra. Los LTTE deben permitir que la población civil salga de la zona de guerra y el ejército debe dejar de lanzar ataques cerca de áreas densamente pobladas, zonas seguras y hospitales. A las personas civiles desplazadas que llegan al territorio controlado por el gobierno se les debe brindar asistencia, pero sin internarlas. Y el gobierno debería permitir que la prensa independiente y las organizaciones de derechos humanos lleguen al área de conflicto.

Relatos contenidos en el informe "Guerra a personas desplazadas":

Un hombre describió el bombardeo lanzado a la "zona segura" desde posiciones del ejército cingalés el 22 de enero:

  • "Hubo un fuerte bombardeo, especialmente donde la gente se había reunido - cerca del hospital y donde la ONU distribuía alimentos. Las personas corrían por todos lados y lloraban. No había refugio. Algunas trataban de ocultarse bajo los árboles, como animales. Dos bombas aterrizaron 50 metros frente a mí. Yo tenía mucho miedo. Cuando llegué al lugar donde las bombas cayeron, vi que una persona había sido herida y se la estaban llevando. Dos más yacían a la orilla del camino, un joven y un hombre de unos 55 años. Ambos estaban muertos y cubiertos en sangre. El bombardeo continuó durante el día. Más tarde me enteré de que muchas personas resultaron heridas y otras habían muerto".

Un hombre de 35 años, padre de tres niños, describió cómo los cuadros de los LTTE dispararon contra su grupo que intentaba escapar hacia el territorio ocupado por el gobierno:

  • "Unas 150 personas empezamos a caminar juntas, pero cuando tratamos de salir, en Suthanthirapuruam, los LTTE intentaron detenernos. Se podía salir únicamente por un sendero estrecho. Los LTTE nos atraparon. Hubo enfrentamientos, discusiones. Nos estaban disparando. Mucha gente resultó herida y muerta. Era una escena terrible. En mi grupo habíamos sólo 65 personas cuando salimos. Un padre llevaba a su hijo cargado sobre la espalda. Mientras corrían a fin de alejarse de los LTTE, él apretó tanto a su niño - para no soltarlo - que le fracturó los dos brazos".

Una persona de la localidad describió el reclutamiento forzoso por parte de los LTTE:

  • "Los trabajadores fueron conducidos al frente de combate para cavar refugios, recoger armas de los cuadros muertos y los soldados del ejército cingalés y otras cosas. Era muy peligroso para la gente civil - unos 25 de mis vecinos fueron asesinados mientras hacían este trabajo. No recibieron ningún entrenamiento - los cuadros de los LTTE los fueron a buscar a sus hogares y al día siguiente llevaron de vuelta los cadáveres".

Un socorrista local describió una visita a un "centro de bienestar" del gobierno para personas desplazadas:

  • "Hablé con una mujer en el campamento - ella estaba llorando y gritando. Resultó que su madre anciana, quien había sido herida y llevada al hospital, murió allí el 7 de febrero. El cuerpo de la anciana fue entregado al hijo, quien vivía en Vavuniya, pero a la hija no se le permitió salir del campamento ni siquiera para asistir al funeral de su madre. Ella estaba angustiada porque no podía rendir sus respetos a su madre".

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