(San Pablo, 19 de septiembre de 2008) - La expulsión de dos directores de Human Rights Watch por parte del gobierno de Venezuela subraya la creciente intolerancia del gobierno de Chávez ante opiniones críticas, dijo Human Rights Watch hoy. El gobierno expulsó a José Miguel Vivanco, director de la división de las Américas de Human Rights Watch, y a Daniel Wilkinson, subdirector de la división, el 18 de septiembre de 2008, horas después de realizar una conferencia de prensa en Caracas para presentar un informe que describe cómo el gobierno del Presidente Hugo Chávez ha debilitado las instituciones democráticas y las garantías de derechos humanos en Venezuela.
El informe de 267 páginas, titulado: "Una Década de Chávez: Intolerancia política y oportunidades perdidas para el progreso de los derechos humanos en Venezuela", analiza el impacto que ha tenido la presidencia de Chávez en los tribunales, los medios de comunicación, los sindicatos y la sociedad civil. El informe documenta cómo la extraordinaria oportunidad que presentó la nueva Constitución de 1999 para fortalecer el estado de derecho y la protección de derechos humanos en Venezuela ha sido, desde entonces en gran medida desaprovechada. Entre otras cosas, el informe sostiene que el gobierno ha socavado la libertad de expresión, al endurecer los delitos que penalizan expresiones y al intimidar a los críticos.
"La expulsión del equipo de Human Rights Watch deja aún más claro que Venezuela está yendo por el camino de la intolerancia", dijo Kenneth Roth, director ejecutivo de Human Rights Watch. "Chávez pudo haber expulsado al mensajero, pero simplemente ha reforzado el mensaje: las libertades civiles en Venezuela están en peligro."
Vivanco y Wilkinson fueron interceptados en su hotel en Caracas la noche del 18 de septiembre, cuando les entregaron una carta acusándolos de actividades que atentan contra el estado. Sus celulares fueron confiscados y sus pedidos para contactar a sus embajadas fueron denegados. Fueron colocados en autos, llevados al aeropuerto y puestos en un avión a San Pablo, Brasil, donde aterrizaron esta mañana.
Human Rights Watch es una organización no gubernamental e independiente que no acepta fondos de ningún gobierno, ni directa ni indirectamente.