El parlamento nacional de Japón, la Dieta, votó esta semana a favor de que la enseñanza secundaria pública sea gratuita para todos los niños. Los pagos de matrícula se habían anulado en 2010, pero se reinstauraron en 2013.
La nueva medida, aprobada en el presupuesto, ampliará la igualdad de oportunidades en la educación, y debería aumentar el acceso a la educación y la seguridad para los hijos de padres con ingresos inestables o de procedencia inmigrante y otros entornos marginados que a veces luchan con la burocracia de las subvenciones para la matrícula.
La iniciativa fue impulsada por el pequeño partido de la oposición, el Partido de la Innovación de Japón, cuyos votos necesitaba el gobierno en minoría para aprobar el presupuesto.
En la actualidad, Japón subvenciona las matrículas de los institutos públicos hasta 118.800 yenes (800 dólares) anuales a los estudiantes de familias con ingresos inferiores a 9,1 millones de yenes (60.000 dólares). La nueva medida elimina el umbral de ingresos, con el objetivo de ofrecer educación secundaria pública gratuita para todos.
La legislación internacional sobre los derechos del niño, establecida en la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989, obliga a los países a poner progresivamente la enseñanza secundaria al alcance de todos los niños. El Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas estudia ahora la posibilidad de redactar una actualización de este tratado para garantizar a todos los niños el derecho a una enseñanza secundaria pública y gratuita con la misma urgencia que la garantía de una enseñanza primaria gratuita, consagrada desde hace tiempo en el derecho internacional.
Hasta ahora, Japón era el país más rico del mundo, en términos de producto interno bruto (PIB) per cápita, sin una enseñanza secundaria pública gratuita garantizada para todos. Es también uno de los países de la OCDE que menos porcentaje de su PIB dedica a la educación. Además, el acceso a la educación gratuita se había vuelto cada vez menos igualitario en todo el país debido a las importantes iniciativas de los gobiernos de la prefectura de Osaka y del área metropolitana de Tokio de hacer gratuita la educación secundaria para los niños de sus jurisdicciones.
Sin embargo, el nuevo sistema mantiene las desigualdades en los niveles de subvención para los niños que asisten a escuelas públicas frente a las privadas, que en algunas circunstancias reciben mayores ayudas económicas para cubrir el mayor costo de la educación privada.
Resulta impresionante que en Japón la escolarización sea casi universal, aunque menos entre los inmigrantes recientes. Pero la nueva medida es un avance importante en el cumplimiento de las obligaciones internacionales de Japón. Es importante que la Dieta apruebe una enmienda a la Ley Fundamental de Educación para consagrar esta ampliación de la enseñanza gratuita, de modo que estos logros queden a salvo de los caprichos de futuros gobiernos.
