Buenas noticias en medio de la oscuridad
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Hoy quiero empezar con una buena noticia, porque creo que todos la necesitamos en estos momentos.
El gobierno ruso ha fracasado en su intento de entrar en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
Sí, lo sé, lo sé... Puede que no parezca demasiado reconfortante que lo mejor que se me ocurra sea cumplir las normas mínimas. Pero tengan paciencia. Sé que no parece gran cosa, pero no deja de ser una buena noticia.
Ayer, en la Asamblea General de la ONU, compuesta por 193 países, Rusia pidió volver al Consejo de Derechos Humanos después de que la Asamblea General votara suspender su pertenencia el año pasado tras su invasión a gran escala de Ucrania, plagada de atrocidades.
Los gobiernos del mundo dijeron no.
No a las atrocidades sistemáticas del Kremlin contra la población civil ucraniana. No a los interminables crímenes de guerra y contra la humanidad de Rusia. No a la tortura rusa. No a las ejecuciones sumarias y desapariciones forzadas de civiles. Y no al secuestro masivo de niños ucranianos por parte de Rusia.
La comunidad internacional ha enviado una señal cristalina, en una votación abrumadora, de que no se puede invadir un país y masacrar a su pueblo y fingir que todo es normal.
Sí, es una buena noticia.
El hecho de que sea excepcional -sobre todo porque China, responsable de crímenes contra la humanidad, fue elegida para el Consejo de Derechos Humanos- no extingue esta llama solitaria de bondad.
El Kremlin no ha convencido al mundo para que respalde el asesinato en masa como herramienta de geopolítica.
Es una señal importante. Apreciémosla.
