(Beirut) – Qatar y la FIFA, en vísperas de la inauguración de la Copa Mundial, no se han comprometido a remediar los abusos y las muertes inexplicables de los trabajadores migrantes que hicieron posible el evento, dijo hoy Human Rights Watch. Los trabajadores migrantes, sus familias, periodistas y expertos laborales de los países de origen han denunciado los abusos y han pedido un fondo de indemnización, recibiendo el apoyo público de 15 países, más de una docena de asociaciones de fútbol, cinco patrocinadores, líderes políticos, jugadores de primera línea y aficionados.
La Copa Mundial de la FIFA comienza el 20 de noviembre de 2022, y la capacidad del país para acoger a un número sin precedentes de 1,2 millones de visitantes en Qatar depende de la contribución de millones de trabajadores migrantes. Durante una rueda de prensa el 17 de noviembre y a través de un video de cinco minutos, los partidarios de una compensación económica para los trabajadores migrantes que sufrieron abusos en el proceso y las familias de los fallecidos de los países de origen en el sur de Asia, el sudeste asiático y África pidieron a la FIFA y a Qatar que tomen medidas.
“En el momento en que se inaugure la Copa Mundial, los trabajadores migrantes y sus familias, los jugadores y los aficionados sentirán el terrible peso del costo humano del torneo”, afirmó Michael Page, subdirector para Oriente Medio y Norte de África de Human Rights Watch. “La resistencia de la FIFA a ofrecer un remedio mientras acumula miles de millones de dólares en ingresos lo ha puesto todo en evidencia en Qatar –desde las carreteras hasta los estadios— como recordatorio de los trabajadores migrantes que construyeron e hicieron posible el campeonato pero que no recibieron sus salarios o murieron sin compensación alguna para sus familias”.
En los últimos seis meses, Human Rights Watch y una coalición de organizaciones de derechos humanos han liderado una campaña mundial que insta a la FIFA y a las autoridades qataríes a poner remedio a los abusos cometidos contra los trabajadores migrantes, como el robo de salarios, lesiones y muertes no indemnizadas en los últimos 12 años.
El gobierno qatarí adoptó en los últimos años importantes reformas laborales, pero llegaron demasiado tarde, tuvieron un alcance muy limitado o se aplicaron de forma débil para que muchos trabajadores se beneficiaran. “Lo más triste del Mundial de Qatar [es que] la mayoría de estas reformas tenían como único objetivo acallar las críticas de los países extranjeros”, afirmó Yasin Kakande, periodista ugandés que ha cubierto los abusos laborales en Qatar. “La mayoría de estas reformas no fueron lo suficientemente lejos [como] para ayudar a los inmigrantes de los abusos sistemáticos”.
En noviembre, las autoridades qataríes se opusieron a la petición de reparación, calificándola de “truco publicitario[cf1] ”. La FIFA dijo que estaba abierta a ofrecer una solución, pero no se comprometió públicamente a crear un fondo de indemnización antes de los partidos inaugurales. La FIFA tiene un historial de contribuciones a los “fondos de legado” de la Copa Mundial para apoyar proyectos después de los eventos, incluyendo un total de US$260 millones en Sudáfrica[cf2] , Brasil y Rusia.
“Nosotros construimos esas torres”, dijo un trabajador migrante nepalí a Human Rights Watch. Dijo que la zona de Lusail, en Doha, estaba vacía cuando llegó por primera vez a Qatar hace 14 años, pero que ahora está llena de torres, y añadió que mientras trabajaba en el calor extremo de Qatar, a menudo tenía que “sacar sudor de sus zapatos”.
En los últimos 12 años, periodistas, trabajadores sociales y organizaciones de la sociedad civil han dado la voz de alarma sobre los abusos en Qatar, documentando las historias de los trabajadores migrantes y ayudando a asistir y repatriar a las personas o sus cuerpos a sus familias. Muchos han exigido a Qatar y a la FIFA que pongan remedio a los abusos.
“La Copa del Mundo comenzó en 2010 y ahora es 2022”, dijo Rejimonn Kuttapan, periodista indio especializado en derechos de los migrantes. “Dentro de 20 días, todo [los partidos] habrá terminado. No debemos olvidar que se han sacrificado miles de vidas”.
Ram Pukar Sahani, un antiguo trabajador migrante que trabajó en los estadios de Qatar, y cuyo padre, Ganga Sahani, murió allí, dijo: “Mi padre murió mientras trabajaba en la [obra] con su uniforme. Tengo una foto. Pero el certificado de defunción dice muerte natural y fallo cardíaco”.
La familia de Ram Pukar Sahani no recibió ninguna indemnización del empleador de su padre ni de Qatar. El empleador de su padre ni siquiera se molestó en llamar para informar a la familia sobre el fallecimiento ni ofrecerle sus condolencias.
“Parece que la FIFA y Qatar esperaban dejar correr el reloj en cuanto a la indemnización debida a los trabajadores migrantes hasta que la atención del mundo se centrara en la emoción del campeonato”, dijo Page. “Pero mucha gente que ve estos partidos no se olvidará de los trabajadores que murieron, ni de las familias que luchan sin una persona asalariada para pagar las facturas, ni de las que ahora no pueden enviar a sus hijos a la escuela”.
Shariful Hasan, jefe de programa del Programa de Migración e Iniciativas Juveniles de BRAC, una organización de desarrollo de Bangladesh, dijo que más de 1.300 trabajadores bangladesíes han muerto en Qatar en la última década, y que muchas muertes se atribuyen a ataques cardíacos. “Debemos rendir cuentas por las personas que han muerto, no solo en Qatar, sino en cualquier país de Oriente Medio”, dijo. “No podemos olvidar este dolor.... No es solo el trabajo duro de los migrantes; es su sangre. Es su vida”.
“La pérdida de familiares y las experiencias deshumanizadoras que han surgido de la Copa Mundial 2022 no se olvidarán hasta mucho después de que el torneo haya terminado”, señaló Page. “Pero Qatar y la FIFA aún pueden tomar medidas para indemnizar a los trabajadores migrantes y a las familias perjudicadas en el proceso, y construir sobre las reformas para acabar con la epidemia de abusos contra los trabajadores migrantes”.