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Entrevista: Protección para todos los trabajadores, en todos los sitios

Nuevo tratado defiende a las personas frente a la violencia y el acoso en el lugar de trabajo

La Comisión de la OIT integrada por gobiernos, empleadores y trabajadores, tras la adopción del Convenio sobre la violencia y el acoso de la OIT y la Recomendación 2019, OIT, Ginebra.  © International Labour Organization

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) adoptó un nuevo tratado que protege a las personas de la violencia y el acoso en el lugar de trabajo, a través de una medida que representa un avance sustancial para los trabajadores de todo el mundo. Tras dos años de negociaciones, debates y discusiones, los representantes y observadores que asistieron a la Conferencia Internacional del Trabajo en Ginebra no pudieron contener el jolgorio cuando se adoptó el Convenio sobre la eliminación de la violencia y el acoso en junio de 2019. Philippa H. Stewart habló con Marie Clarke, vocera del sector de los trabajadores en las negociaciones del tratado, con respecto a los logros y las dificultades en este proceso.

¿Podría explicar que es la OIT?

La Organización Internacional del Trabajo es un organismo de la ONU que se ocupa de todas las cuestiones vinculadas con el empleo y el trabajo. Es el ámbito donde se establecen los estándares mínimos para todo lo relacionado con los derechos de los trabajadores. Una vez al año, se celebra una conferencia de dos semanas de duración en la cual se debaten estos temas.

¿Cuál fue su papel en este convenio y en su aprobación?

La Confederación Sindical Internacional me designó para integrar el órgano de gobierno de la OIT en noviembre de 2014. Es en ese ámbito donde se debaten todos los temas relacionados con los trabajadores con el fin de proteger sus derechos, desde el convenio sobre la violencia y el acoso que estamos tratando ahora hasta cuestiones como cadenas de suministro éticas. Se divide en tres grupos: hay 28 representantes de gobiernos, 14 representantes de trabajadores y 14 de empleadores. Estos grupos debaten y llegan a un consenso sobre temas que luego se tratan en la Conferencia Internacional del Trabajo.

Aproximadamente en marzo del año pasado, me pidieron que oficiara de portavoz del convenio y de la recomendación que iban a ser negociados. El convenio es lo esencial sobre lo que debe hacerse y la recomendación son las pautas que ayudan a los gobiernos a implementar el convenio. Iba a ser la primera vez que se negociaba un estándar de la OIT sobre estos temas.

¿Cuáles eran los objetivos de su participación en las negociaciones?

Queríamos asegurarnos de que el convenio contemplara a todos los trabajadores en todas las situaciones. También deseábamos que fuera un documento sólido, para que tuviera un impacto significativo para los trabajadores, sobre todo aquellos que están en contextos de violencia y acoso.

Además, queríamos que fuera un documento que pudiera ratificarse. O sea, que los gobiernos pudieran decir: “bueno, sí, esto es algo que podemos implementar, no hay problema”.

¿Qué dice exactamente el convenio?

En primer lugar, define qué significa violencia y acoso, luego establece a quiénes protegería el convenio y analiza qué es un lugar de trabajo, es decir, en qué sitios las personas están protegidas.

¿Qué significa haber definido violencia y acoso?

Los trabajadores insistieron desde un primer momento en que la violencia y el acoso comprenden un espectro amplio de comportamientos. Algo que empieza como hostigamiento o insultos puede transformarse rápidamente en una situación violenta y eso es lo que queríamos reflejar en la definición.

También comentó que el convenio define quiénes van a estar protegidos por estas leyes.

Si, así es. Logramos que se reflejaran todas las situaciones. Indica a qué sectores se aplica, y son todos los sectores: el privado, el público, el formal, el informal, el urbano y el rural. Protege a los empleados con independencia de cuál sea su situación contractual y también incluye a postulantes, personas que se están capacitando, pasantes, aprendices y trabajadores cuyo vínculo laboral se ha rescindido. Encontramos muchísima resistencia en este último aspecto, pero pudimos luchar para que se incluyera.

¿Encontraron resistencia en otras áreas?

El de las personas que buscan empleo, incluso antes de postularse formalmente a un puesto. En ese sentido, hubo mucha resistencia, porque las personas afirmaban que era imposible dar seguimiento a estos casos. Pero si consideramos el movimiento #MeToo, nos encontramos con que muchas de las mujeres que se atrevieron a hablar no eran postulantes formales. Estaban hablando con empleadores potenciales sobre posibles puestos de trabajo.

¿Qué más se incluyó?

A menudo, los empleadores sostienen que solo son responsables por lo que ocurre en el lugar de trabajo, y con esto se refieren a un edificio u oficina. Pero respondimos que no es así. Estamos en 2019 y el mundo del trabajo está cambiando. Las personas trabajan desde su casa, desde bares o a través de Internet. Los trabajadores del hogar están en el ámbito doméstico. Los vendedores ambulantes son parte de la economía informal y trabajan en la calle.

Queríamos asegurarnos de que todos estuvieran contemplados. Incluso logramos que quedaran contemplados los espacios donde las personas toman sus recesos, comen o usan el baño. También nos cercioramos de que quedaran cubiertas las comunicaciones en Internet, incluida la comunicación a través de medios sociales.

Usted mencionó antes el movimiento #MeToo. ¿Este trabajo fue en respuesta a ese movimiento?

Esto ya estaba gestándose cuando empezó el movimiento #MeToo. Pero empezó en un momento muy oportuno para nosotros, ya que nos permitió pensar: “No pueden decir que esto no está ocurriendo. Los medios están hablando todo el tiempo de esto”.

¿Podría hablar sobre algunas de las historias que escucharon mientras reunían evidencias?

Al escuchar sus historias, uno queda atónito.

Creo que tenemos ejemplos de todos los sectores. En la economía informal, como por ejemplo la venta ambulante, las mujeres eran obligadas a hacer favores sexuales para poder conseguir licencias o que les permitieran instalar su puesto en la esquina que querían.

Las trabajadoras de hoteles entraban en las habitaciones y los hombres, que sabían que el personal de limpieza iba a pasar, estaban recostados en la cama sin pantalones, mostrando su cuerpo desnudo.

Sobre todo las mujeres han sufrido hostigamiento, acoso y, en algunos casos, amenazas de violencia o consecuencias violentas si denuncian hechos.

Tenemos historias de amas de llaves y trabajadoras del hogar obligadas a mantener relaciones sexuales si deseaban conservar el empleo o enviar dinero a su hogar para sus familias.

La magnitud de todo esto es abrumadora.

¿Las personas se sorprenden cuando les dicen que es la primera vez que se protege formalmente a los trabajadores de esta manera?

Están muy sorprendidas porque las personas creían que todas estas cosas ya estaba contempladas en las garantías sobre seguridad y salud laboral, y de hecho algunas lo están, pero no de manera explícita.

Uno de los componentes de este convenio es la dinámica de géneros. En la definición incluimos la violencia de género y el acoso, que es otra cuestión gravísima. Creo que es la primera vez que aparece en un convenio de la OIT que es vinculante para los gobiernos que lo ratifican.

¿Qué es lo que le da mayor satisfacción que haya quedado en el convenio?

Hay mucho por lo que hay que estar orgullosos. Creo que el hecho de que pudimos reivindicar que las personas tienen derecho a trabajar sin violencia ni acoso.

Me complace haber podido incluir a los trabajadores informales. Eso fue algo inmenso para nosotros. Los trabajadores contaron que eran perseguidos por autoridades públicas constantemente y ahora hay garantías más firmes para ellos.

Pudimos incluir garantías para las personas que trabajan con el público en general, o terceros, como los llamamos en el convenio y la recomendación. Es decir, trabajadores de la salud que reciben golpizas de pacientes, docentes que sufren abusos de alumnos o padres, o trabajadores del transporte que son blanco de abusos por parte del público.

Me complace contar con un convenio que no haya dejado a nadie afuera.

Luego de todo esto y de dos años de negociaciones, ¿puede describir cómo se siente estar en la sala cuando se hizo la votación?

En nuestro comité, cuando el presidente dijo finalmente “adoptado”, el festejo en la sala fue total. En mi caso, no fue ese momento el más conmovedor. El resto de la sala, sobre todo los trabajadores informales, empezó a cantar y bailar e incluso los representantes de los gobiernos y algunos empleadores se sumaron. Uno de los empleadores corrió hasta donde estábamos, me levantó de la silla y me abrazó. Fue entonces que entendí que habíamos hecho algo que ayudaría a todos, no solo a unas pocas personas.

Una vez que pasamos al plenario y el presidente de la conferencia dijo finalmente “adoptado”, no pude evitar sollozar.

¿Qué es lo que debería suceder ahora?

Tenemos que seguir insistiendo para lograr que el convenio se ratifique y se implemente. No preveo que haya problemas que impidan que los gobiernos lo ratifiquen. No creo que nadie quiera quedar como el gobierno que avala la violencia y el acoso en el lugar de trabajo.

Esta entrevista ha sido editada para mayor concisión y claridad.

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