En el poco tiempo que lleva como sumo pontífice de la Iglesia Católica, el papa Francisco ha desarrollado una reputación de austeridad y humildad acorde con su compromiso de impulsar una Iglesia Católica para y por los pobres. Prefiere una silla de madera en lugar de un trono papal ostentoso, vestimentas modestas y un vehículo convencional. ¿Qué tiene en común esta frugalidad con sus puntos de vista sobre la moral sexual? Mucho, así parece.
En una extensa entrevista concedida a la revista jesuita América, el papa Francisco señala que simplemente la Iglesia ha puesto demasiado énfasis a los temas de ética sexual, incluyendo la homosexualidad, el aborto y la anticoncepción. Un enfoque más sereno, menos obsesivo sería lo adecuado, sugiere.
El papa Francisco no intenta desafiar la ortodoxia de la Iglesia sobre la moral y la ética sexual mientras argumenta una propuesta de cambio que transponga el énfasis que muestra la iglesia entorno a las relaciones sexuales hacia otros problemas más apremiantes como la pobreza.
Y esto es una buena noticia para la comunidad lésbico, gay, transexual y bisexual (LGTB). En muchas partes del mundo, los obispos católicos hacen declaraciones aparentemente contradictorias a la doctrina católica. La Santa Sede ha tomado una postura pública contra la violencia, la discriminación y las sanciones penales injustas que atentan contra las personas que integran las minorías sexuales y de género, sin embargo, algunos funcionarios de la Iglesia apoyan públicamente sanciones penales para las relaciones homosexuales consentidas o se oponen a legislaciones encaminadas a proteger a las personas LGBT de la discriminación. Otros hacen declaraciones que alimentan un clima de homofobia en el que se producen hechos de discriminación y violencia.
El papa Francisco está enviando un mensaje claro: las personas de la comunidad LGBT merecen ser tratados con dignidad y respeto, y la violencia y la discriminación no tienen cabida.
El papa Francisco está buscando un cambio que genere una preferencia hacia temas como la pobreza y la injusticia. Y podemos esperar más sorpresas. Según Francisco, en la misma entrevista en Estados Unidos: “El jesuita debe ser una persona de pensamiento incompleto, de pensamiento abierto”
Una mentalidad con una postura abierta es un cambio refrescante. Esperamos que el Papa Francisco se asegurare que los representantes de la Iglesia practiquen lo que la Iglesia predica.
