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(Atenas)—Las autoridades griegas no están haciendo frente a una creciente ola de violencia xenófoba que ha hecho que los inmigrantes tengan miedo de salir a la calle.

El informe de 99 páginas, Hate on the Streets: Xenophobic Violence in Greece (“Odio en las calles: Violencia xenófoba en Grecia”), documenta cómo la policía y el sistema judicial no han logrado prevenir ni castigar el creciente número de ataques contra inmigrantes. Pese a los claros patrones de violencia y las evidencias de su incremento, la policía no ha respondido con eficacia para proteger a las víctimas ni hacer que los responsables rindan cuentas, concluyó Human Rights Watch. Las autoridades no han desarrollado una estrategia policial preventiva y, mientras tanto, las víctimas no se sienten alentadas a presentar denuncias oficiales. Nadie ha sido condenado bajo el estatuto de crímenes de odio de Grecia de 2008.

“La gente que proviene de las zonas de guerra tienen miedo de salir por la noche en Atenas por temor a ser atacados”, dijo Judith Sunderland, investigadora principal de Europa Occidental de Human Rights Watch. “La crisis económica y la migración no pueden ser excusas para que Grecia no aborde la violencia que está desgarrando su tejido social”.

En un país que sufre una profunda crisis económica y tras años de políticas migratorias y de asilo mal gestionadas, pandillas griegas atacan a los inmigrantes y solicitantes de asilo en la zona centro de Atenas y otras partes del país con alarmante frecuencia, señaló Human Rights Watch.

Human Rights Watch entrevistó a 59 personas que sufrieron o escaparon de un incidente xenófobo, incluyendo 51 ataques graves, entre agosto de 2009 y mayo de 2012. Las víctimas de los ataques más serios incluyen a inmigrantes y solicitantes de asilo de nueve nacionalidades y dos mujeres embarazadas.

La mayoría de ataques tiene lugar durante la noche, en plazas de la ciudad o sus inmediaciones. Los atacantes operan en grupos; a menudo van vestidos con ropa oscura y llevan la cara tapada con telas o cascos. Algunos llegan y huyen en motocicletas. Los ataques a puñetazos no son inusuales, pero los agresores también  utilizan a menudo bates o botellas de cerveza como armas. Muchos de los ataques conllevan también insultos y exhortaciones para que salgan de Grecia; en algunos casos, los atacantes también roban a las víctimas.

Sólo desde mayo, se han denunciado en los medios de comunicación al menos siete ataques graves en Atenas y la isla de Creta. Pero una gran cantidad de ataques no denunciados nunca acapararon los titulares, descubrió Human Rights Watch, tal fue el caso de Sahel Ibrahim, un somalí de 26 años que trabajó como traductor para Human Rights Watch.

Ibrahim fue atacado el 22 de junio en Aghios Panteleimonas, un vecindario en el centro de Atenas donde ocurren muchos de los asaltos. Fue perseguido por la calles por cinco hombres posiblemente veinteañeros, que lo golpearon con un pesado trozo de madera. Se rompió la mano tratando de proteger su cabeza durante el ataque.

Ibrahim dice que reconocería a sus agresores, pero tiene miedo de acudir a la policía porque es un inmigrante indocumentado y cree que no serviría de nada. “No creo que [la policía] pueda ayudarme”, dijo Ibrahim. “Conocen la situación, saben cuáles son todos los problemas. ¿Qué están esperando? Necesitamos algunas normas. Necesitamos grandes medidas. Este país las necesita, este país las merece”, añadió.

Human Rights Watch hizo un llamamiento al nuevo gobierno del primer ministro Antonis Samaras para que intervenga inmediatamente para combatir la violencia xenófoba. Entre las medidas cabe destacar las siguientes:

  • Demostrar liderazgo al condenar públicamente la violencia xenófoba e indicar que habrá cero tolerancia respecto a hechos de violencia justiciera contra los inmigrantes.
  • Desplegar suficientes agentes de policía a lugares problemáticos conocidos para evitar ataques y arrestar a los agresores en el acto.
  • Mejorar la investigación y enjuiciamiento de los delitos de odio por la policía y los fiscales mediante capacitación, mejores directrices y una base de datos policial centralizada.
  • Asegurarse de que los inmigrantes indocumentados nunca enfrenten la amenaza de detención o deportación por denunciar un crimen de odio.

 

La Unión Europea juega un papel importante, afirmó Human Rights Watch. Las instituciones del bloque deberían analizar en profundidad el fenómeno de la violencia xenófoba en Grecia y ofrecer asistencia concreta a las autoridades griegas, incluyendo asistencia financiera y técnica, para ayudarla a abordar el problema.

En la tendencia general de inacción policial, una serie de arrestos relacionados con ataques recientes, incluso de presuntos miembros del partido de extrema derecha Amanecer Dorado, son una excepción positiva, afirmó Human Rights Watch. Si bien los agentes de la autoridad recibieron instrucciones en una circular ministerial en 2006 para prestar especial atención a los delitos racistas, las víctimas relataron consistentemente a Human Rights Watch cómo la policía les desalentó a presentar denuncias.

Human Rights Watch descubrió que a algunos inmigrantes indocumentados que intentaron denunciar agresiones, la policía les dijo que serían detenidos si insistían en que se abriera una investigación penal. A muchos les dijeron que una investigación no daría ningún fruto si no podían identificar a sus atacantes, a otros les alentaron a aceptar una simple disculpa y a otros les recomendaron que se limitaran a defenderse por su cuenta. Por eso, muchas víctimas de ataques xenófobos simplemente se rinden y dejan de buscar justicia, encontró Human Rights Watch.

A aquellos que insisten les dicen que deben pagar una cuota de 100 euros para presentar una denuncia oficial. El gobierno griego introdujo esta tarifa a fines de 2010 para desalentar las denuncias frívolas. Pero esa tasa nunca debería correr a cargo de aquellos que denuncian los crímenes de odio, advirtió Human Rights Watch.

Nadie ha sido condenado por un ataque racista bajo una disposición de 2008 que define una motivación racista como una circunstancia agravante al cometer un delito. Un histórico juicio de dos hombres y una mujer por el apuñalamiento de un solicitante de asilo afgano, Ali Rahimi, arrancó en septiembre de 2011. Desde entonces ha sido pospuesto seis veces y todavía no está claro si en la próxima vista, programada para septiembre de 2012, el fiscal luchará por la sentencia más alta posible debido a la naturaleza racista del delito. La acusada se postuló sin éxito para un cargo en las últimas elecciones nacionales bajo el partido Amanecer Dorado. 

Desde principios de los 2000, Grecia se ha convertido en la gran puerta de entrada a la Unión Europea para inmigrantes indocumentados y solicitantes de asilo provenientes de Asia y África. Años de políticas migratorias y de asilo mal gestionadas y, más recientemente, una profunda crisis económica, han cambiado la demografía de la capital. El centro de Atenas, en especial, cuenta con una gran población de extranjeros que viven en extrema pobreza, ocupando edificios abandonados, plazas y parques. Las preocupaciones sobre un alza en el crimen y la degradación urbana se han convertido en un tema dominante en las conversaciones diarias así como del discurso político.

En ciertas áreas se han organizado los denominados grupos ciudadanos para “proteger” y “limpiar” los vecindarios. Uno de esos barrios es Aghios Panteleimonas, en el corazón de Atenas, donde “ciudadanos” cerraron hace unos años un parque de juegos, en una plaza al lado de una imponente iglesia, para evitar que fuera visitada por extranjeros. El candado sigue en la verja.

Partidos nacionalistas de extrema derecha como Amanecer Dorado han ganado impulso y popularidad en los últimos años, en gran parte debido a su explotación de su sentimiento antiinmigrante. Al haberse ganado un escaño en el ayuntamiento de Atenas en 2010, Amanecer Dorado se aseguró suficientes votos en las elecciones nacionales de junio de 2012 para formar por primera vez parte del Parlamento. Contará con 18 asientos (de un total de 300).

Si bien ningún análisis policial o fallo judicial ha ligado los grupos ciudadanos o el partido Amanecer Dorado con los grupos responsables de ataques violentos contra migrantes y solicitantes de asilo, existen evidencias que sugieren que los atacantes son miembros de estos grupos o están asociados a ellos. Entre estas pruebas figura la afiliación del acusado en el caso Rahimi y el arresto de miembros de Amanecer Dorado bajo la sospecha de estar involucrados en varios ataques.

Las estadísticas oficiales sobre crímenes de odio no son para nada confiables, advirtió Human Rights Watch. En todo el país, el gobierno griego denunció apenas dos crímenes de odio en 2009, y sólo uno en 2008. Sin embargo, en mayo, un funcionario griego dijo a Human Rights Watch que nueve casos en Atenas de 2011 estaban bajo investigación como posibles crímenes de odio. Las organizaciones no gubernamentales y los medios de comunicación ayudan a proveer un panorama más completo sobre cuál es la situación. Una red con fines de monitoreo de ONG coordinadas por la Oficina de las Naciones Unidas del Alto Comisionado para los Refugiados y la independiente Comisión Nacional de Derechos Humanos registraron 63 incidentes entre octubre y diciembre de 2011 en Atenas y Patras.

“Los ataques contra inmigrantes y solicitantes de asilo tienen la intención de enviar un mensaje: usted no es querido aquí, váyase”, dijo Sunderland. “Para acabar con esta violencia, el Estado necesita enviar un mensaje igualmente poderoso: la violencia xenófoba no tiene lugar en una sociedad democrática y será castigada”. 

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